Warhammer40K: Mundo Devorador

Capítulo 7 - Vacío sembrado de cadáveres

Capítulo 7 - Vacío sembrado de cadáveres

Hora/Lugar 454 010.M42 / El Sistema de Agujeros de Generación.

La realidad se estremeció cuando aparecieron Warp Rifts gemelos en lados opuestos del Sistema. De uno, se derramaron miles de Chaos Craft. Desde acorazados clase Saqueador y Profanador hasta enjambres de iconoclastas de escolta. Era una Gran Flota reunida por los sirvientes de los Maestros de la Guerra para destruir a su enemigo. La Otra grieta era una herida enorme que lentamente se ensanchó a medida que expulsaba a su creador. El Mundo Devorador se había vuelto verdaderamente espantoso, su superficie estaba repleta de legiones de Seres Cadáveres que custodiaban fortalezas de Hueso. Zarcillos del tamaño de un continente ondulaban alrededor de su fétida masa mientras sus colosales fauces atravesaban su manto. Ya no era un niño hambriento perdido, sino un ser grande y terrible que había sobrevivido a innumerables intentos contra su no-vida y se esforzaba por devorar y destruir la carne menor que se había atrevido a atacarlo.

Esta fue realmente una situación sombría. Tres Fuerzas se enfrentaron al Task Force y entre sí, cada una de ellas lo suficientemente poderosa como para acabar con sectores enteros. Esto fue un Choque de Titanes y los Imperiales quedaron atrapados en medio de él. El Maestro del Capítulo Gustavus Carl había vivido media docena de siglos y había luchado en muchas batallas verdaderamente horribles, y era uno de los mejores Maestros del Vacío de los Astartes. Sin embargo, sabía que la victoria era imposible, que su Capítulo sobreviviría en su mundo natal y que la Flota sería honrada como Héroes. Su deber ahora, en estas situaciones sin salida, es hacer que sus enemigos sufran mil veces por cada vida Imperial que les quiten. Gustavus tomó el timón y preparó su flota para batirse en duelo con los gigantes que lo rodeaban. Los acólitos del Inquisidor arrastraron al sufrido Kryptman a las entrañas del barco, para que sus amos ejercieran su oficio con él y obtuvieran toda la verdad de la situación.

La Flota Imperial se movía junta como un banco de peces huyendo de un tiburón. El Anillo de las Naves Colmena se movió como uno solo, desenroscándose de su posición alrededor de la estrella. El grotesco cinturón de carne se prepara para atacar como uno contra la presa que aparece ante él. La Flota del Caos de Limax estaba compuesta por dos fuerzas tremendamente diferentes. El núcleo de la flota estaba compuesto por orgullosos servidores del Caos y barcos de la Legión Negra, una verdadera flota digna del sello de los Saqueadores y un símbolo de su poder. Rodeando a las Elites de la Legión estaba la segunda mitad de la flota. Compuesto por un número incalculable de vasijas destrozadas y rotas habitadas por legiones de los Perdidos y los Condenados. Limax fue pionero en esta estrategia de utilizar grupos de batalla menores compuestos por piratas y cultistas como escudos de carne para su flota principal.

Al igual que los imperiales, los traidores y los tiránidos, el mundo devorador se preparó para la guerra. Su fétida masa arrojaba enormes trozos de carne podrida que mudaban grotescas membranas revelando su verdadera forma. Space-Hulks infestados por formas de carne de Cannibal Worlds con el propósito de ser gigantescas naves de escolta retorcidas. El Mundo y sus escoltas Spawn-Hulk estaban erizados de armas de naturaleza orgánica y profana. Fusiones de biomorfos de tiránidos y armas demoníacas que rezumaban ácido y material warp. El Mundo Devorador se había forjado para la guerra y estaba listo para aplastar a todos los que se atrevieran a enfrentarlo.

La Batalla de Spawnhole realmente comenzó cuando el Mundo Devorador soltó su Rugido Psíquico. Sus enemigos habían aprendido a contraatacar con esa habilidad particular, pero a él no le importaba, porque esto no era sólo un ataque sino un desafío. Un desafío a la supremacía del Aniquilador Primordial y el Gran Devorador. Esta Galaxia eran los Mundos Caníbales para consumir y sus antepasados ​​no eran más que bocados que consumiría. La Mente Colmena y los Dioses Oscuros respondieron de la misma manera. Los Dioses Hambrientos iban a la guerra.