La terapia 2

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Después de terminada la terapia Karina se fue a bañar a las duchas para limpiarse, me sentí en la obligación de disculparme a pesar de que la Doctora autorizo que continuara.
—Te ofrezco mis sinceras disculpas, no es el momento para hablarte, pero me imagino debes sentirte mal Karina. —le dije.
—No te preocupes, ambos tenemos el mismo problema, por eso me sentí segura de que pasara eso contigo, porque se muy bien que no me juzgaras.
—Por eso Cesar, hagamos nuestro mejor esfuerzo para superar nuestros problemas, sé muy bien que juntos lo lograremos.
—Gracias Karina, tus palabras me quitan un gran peso de encima, bueno nos vemos luego. —me despedí.
Después de varios días regresé a la clínica de la Doctora Alba, cuando caminaba por los pasillos me encontré a las dos chicas que estaban con Karina el día que la conocí.
—Buen día señor Dos segundos—el saludo de esa chica me dejo completamente helado.
—¿Cómo sabes eso? —le pregunte extrañado.
—No te preocupes, se que te dicen así porque te vienes muy rápido, me lo dijo la Doctora Alba.
Esas palabras fueron como una estaca a mi corazón, otra vez una mujer se iba a burlar de mí.
—Como dije antes, no es algo que debas preocuparte, a mi no me importaría que te vengas rápido si lo podemos hacer muchas veces.
—Exactamente, no es algo que me importe, si eres capaz de volver a hacerlo de nuevo con el mismo ímpetu. —dijo la otra chica.
—Nos vemos Señor dos segundos, supongo estas buscando a Karina, ella llego hace rato.
Ambas se despidieron tan rápido como llegaron, en cierta forma me sentía halagado por sus palabras, era extraño después de que sentí que se iban a burlar de mí.
—Cesar me disculpo personalmente, mi intención no fue revelar más detalles de tu padecimiento, realmente mi intención era que se solidarizaran contigo y fueran comprensivas, ellas también sufren de lo mismo como recuerdas te lo mencione cuando te las presente por primera vez, mi indiscreción fue mencionar ese apodo que debe traerte muy malos recuerdos.
—Si prefieres te hare un reembolso del dinero que pagaste por tu tratamiento—me volvió a decir la Doctora Alba un poco avergonzada.
—Doctora Alba, si esas fueron sus intenciones, esto no me importa, deseo continuar con mi tratamiento, deseo trabajar con usted para superar mi padecimiento.
—Sera un placer Cesar, es hora de pasar al tratamiento del día de hoy.
La Doctora Alba me guio hacia una habitación, Karina no tardo mucho tiempo en llegar.
—Esta será la habitación que usaremos el día de hoy par su entrenamiento, por favor vayan hacia la parte de atrás, estén preparados, vamos a comenzar.
—En el día de hoy llevaremos su resistencia al límite. Cesar acuéstate en esa cama, Karina súbete encima del cuerpo de Cesar y quiero que roces tu cuerpo con el de tu compañero.
—Tomate tu tiempo para rozarse, quiero que empiecen de forma lenta y vayan subiendo la intensidad, procuren aguantar lo máximo que puedan, confió en ustedes que lo harán muy bien. —volvió a decir la Doctora Alba.
Karina comenzó sus movimientos sobre mi cuerpo, no paso mucho tiempo para que el movimiento de sus caderas me causara una erección con el roce de mi pene, podía ver los gestos en la cara de Karina, ella también estaba disfrutando saltar sobre mi cuerpo, a pesar de la ropa el roce de nuestros sexos por encima de la ropa era suficiente estimulación para ponernos en el borde del orgasmo a ambos.
—Doctora Alba siento que mi cuerpo está al límite. —dijo casi gimiendo Karina.
—Yo también estoy muy sensible y llegando a mi límite. —le termine confesando a Karina.
—Resistan chicos, sigan así por 5 minutos más. —dijo la Doctora Alba.
Los sentones de Karina estimulaban mi pene, podía ver su cara enrojecida por la excitación, sabía que lo estaba disfrutando tanto como yo, nuestras miradas se encontraban en ese momento delatando nuestros deseos, me costaba controlarme, pero estaba durando más de lo que hubiera esperado.
—Este entrenamiento les ayudara para su control porque están simulando el acto sexual, además aumenta su resistencia a los estímulos placenteros porque el roce de sus cuerpos es muy intenso para ustedes que son eyaculadores precoces, es muy adecuado para ustedes porque apenas tienen una estimulación directa, es mínimo su contacto piel con piel. —dijo la Doctora.
A pesar de sus palabras el estímulo que sentía era tan intenso que me costaba resistir sin eyacular ante tanta estimulación de mi pene, los sentones de Karina me tenían al borde de mi resistencia, la escuche gemir suavemente mientras sentía como nuestros sexos se rozaban y mi resistencia llego a su límite, grite levemente al sentir como mi semen escapaba de mi pene con una violencia inusitada, manchando mi boxer, Karina también cayó sobre mi pecho, su cuerpo temblaba.
—Lo siento no pude resistir. —me dijo.
—No te preocupes, también me vine. —le respondí.
—Ahora que ambos terminaron, pasemos al siguiente nivel, quítense la ropa antes de continuar.
—¿Por qué tenemos que desnudarnos? —pregunto Karina.
—Como dije con sus cuerpos desnudos su entrenamiento pasara al siguiente nivel, lograremos una situación mucho más cercana al acto sexual, vuelvan a la cama, Cesar para esta parte necesitaremos que uses un condón.
Le obedecí mientras Karina se colocaba boca arriba en la cama, me acerque a ella después de colocarme el condón, mire a la Doctora Alba para seguir sus indicaciones.
—En este nivel Cesar tendrás que utilizar los muslos de Karina para darte placer, simularas una penetración, este ejercicio te ayudara a mejorar tu control, además de acostumbrarse a la estimulación visual al ver sus cuerpos desnudos. —dijo la Doctora Alba.
—Cesar puedes hacerlo lo más realista posible si quieres, pero solo te pido el favor que no me penetres. ——dijo Karina.
—No te preocupes, no me aprovechare de la situación. —le respondí.
Mi mente había quedado pensando que significaban las palabras de Karina, entendí mal o me estaba dando permiso de no solo usar sus muslos y rozarme directamente con su vagina. Pude ver a la Doctora Alba salir de la habitación, estaba a solas con Karina en ese momento.
—Cesar comencemos, como te dije puedes hacerlo como gustes. —dijo Karina mientras me abría las piernas.
La vista de su vagina me causo escalofríos en mis cuerpo, su desnudes  estimulaba mis ganas, la tome de sus piernas juntarlas un poco y rozar mi pene contra sus muslos y lentamente empecé a rozar su piel, mis movimientos eran lentos al principio pero fueron haciéndose mas rápido, mi pene se calentaba con ese roce, podía sentir  el calor de la piel de Karina en mi pene,  Karina  comenzaba a respirar con dificultad, la escuche gemir mientras me apartaba su mirada, el contacto no era tan intenso pero se sentía muy placentero
—Cesar tengo que confesarte algo. —me dijo Karina.
—¿Qué sucede Karina? —le pregunte.
—No puedo controlar más mi cuerpo, tengo muchas ganas de que te roces con mi vagina.
Sus palabras hicieron erizar mi piel, en ese momento también deseaba sentir el calor de su vagina
—También lo deseo, quiero sentir tu caliente sexo. —le respondí.
—En ese caso si lo hacemos y probamos controlar la eyaculación es un acto más cercano al acto sexual como lo decía la Doctora. —me dijo Karina mirándome fijamente.
Era una invitación que no podía desaprovechar, ardía en deseos de sentir ese roce con su vagina.
—Estoy de acuerdo, probemos cuanto podemos resistir.
Me senté en la cama mientras Karina se coloco encima de mi cuerpo, la tomé de la cintura para empezar a movernos, el roce era suave, sus labios vaginales me empezaban a excitar, empecé a suspirar levemente, nuestros cuerpos se acercaron. Los pechos de Karina rozaban mi pecho, podía sentir la dureza de sus pezones en mi piel, perdíamos el control y la velocidad de sus movimientos aumentaba, mis manos bajaron de su cintura hacia sus nalgas, la tomaba firmemente para ayudar a rozarnos, en realidad nos movíamos como si realmente estuviéramos teniendo sexo.
Sus ojos ardían en deseo, ella estaba muy excitada, sentía como sus labios vaginales masajeaban la punta de mi pene, era una caricia deliciosa, sus movimientos se hicieron más intensos, mi placer aumentaba, la escuche gemir fuertemente.
—Cesar quédate quieto por favor. —me suplico.
La sentí temblar, su mirada era de satisfacción y descanso su cara contra mi pecho, estuve a punto de venirme, pero fue Karina que llego al orgasmo antes que yo, ella se había dejado caer en la cama, parecía agotada.
—Cesar aguantemos un poco más, penétrame, no te preocupes no le diremos a la Doctora Alba.
La obedecí, mi pene se abrió paso entre sus labios vaginales para sentir su caliente interior, nos empezamos a mover lentamente, mientras ella abrazaba mi cuerpo con sus piernas, esto no era parte de nuestro entrenamiento, habíamos creado un nivel propio llevados por el deseo, me moví disfrutando de su interior, era una delicia sentir mi pene rozar contra sus paredes vaginales, algo había cambiado, en otro momento me hubiera venido rápidamente, pero al parecer había aprendido a resistir un poco más, disfrutaba su cuerpo y nos besamos, nuestro deseo se desbardaba, nuestro beso era intenso y apasionada mientras la embestía con mas dureza, ese ritmo se volvió intenso y descontrolado, nuestros cuerpos se fundían ese ritmo tan animal, era la primera vez que podía penetrar a alguien tan duro sin venirme.
Pude sentir sus paredes vaginales contrayéndose contra mi pene, moverme así me proporciono un placer exquisito, cada movimiento sentía como sus paredes vaginales me apretaban mas fuerte mi sensible, tanto que temblé al derramarme dentro del condón, en un orgasmo fuerte intenso que me dejo agotado y completamente satisfecho.
—Guardemos este pequeño secreto entre nosotros, no quiero que la Doctora se moleste por tener sexo en su entrenamiento. —me dijo una Karina también cansada por su orgasmo.
—Si tienes razón, de todas formas, si la Doctora nos deje a solas podemos entrenar a nuestra manera. —le dije.
Nos besamos antes de separarnos, estaba satisfecho, después de todo este entrenamiento había dado sus frutos.


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