XIII

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~•Lizbeth•~

Seguí a Luke por el bosque cercano de la ciudad, esperaba que esa niña vampiro no sea peligrosa. Escuché un ligero sonido acercarse y en ese momento la ví.

Una niña de unos 6 años de cabello rubio, su piel era blanca pero no llegaba a la palidez usual de los vampiros. Usaba un pequeño vestido rosado.

– Luke, viniste a jugar –la niña ríe emocionada.

– Ella es mi hermana –Luke me da un leve empujón para que me acerque.

Asentí con la guardia alta, no quería volverme alimento de vampiro. Aún así había algo raro en ella, su piel no era demasiada palida y no tenía el cabello negro.

– Hola, soy Lizbeth –salude por mi apodo con un tono seco.

La niña mira unos arbustos y se acerca. Con trabajo parece sacar algo de allí, la lanza de Odin. Agarré la lanza con un poco de esfuerzo observando el diseño. Había sido demasiado fácil.

– Aquí está –observe la lanza, bueno, era falsa. Parece que ella no sabe identificar un arma real con una falsa.

– Es falsa –ella se sorprende y observa el arma– No entiendo, me dijeron que era la real

– Eres pequeña para notar... –observe la lanza, ¿una ilusión?

Parece que en realidad el arma si es la real, no sabía nada sobre ilusiones. Admito que aveces es problemático tratar con ellas.

Luke se acercó a la lanza como en trance y al tocarla un líquido negro se deslizó por el arma dejando ver a una hermosa lanza llena de símbolos asgardianos. Toque a Luke del hombro haciendo que saliera de su extraño trance.

Una sombra negra comenzó a formarse en un remolino frente a nosotros. Al disiparse la sombra pude ver la silueta de un hombre con traje bastante elegante y guapo... Hay que admitirlo.

Otro hombre camino a su lado... Vaya sorpresa, es Azazel. ¿Debería sorprenderme?

– Jefe, allí está –chilla el demonio y observo a su supuesto jefe... ¿Satanás?

¿Dónde están los cuernos y la cola? Televisión, me has estafado bastante y eso es imperdonable.

Puse la lanza en posición poniéndome frente a los dos niños. Observe un pequeño frasco con sangre en ella... No pregunten de quién es la sangre, no he matado a nadie. Agarre el frasco y lo abrí, ambos se alejaron.

– Tengan miedo –la Sangre de Cristo tiene poder y en el sentido literal.

Eche la sangre sobre la lanza, lo siento Odin y la puse frente a mi con una posición defensiva.

– Eres inteligente –Satanás dijo con despreocupación, siento que me está halagando pero como es el es un insulto.

– Retirate y no te clavare esta lanza, las ganas de hacerlo no me faltan –le advertí, Azazel retrocede con algo de temor.

Satanás mete las manos en el bolsillo y con despreocupación se marcha dando medía vuelta, una gota de sudor baja por mi frente. ¿Que tramaba?

~•Rafael•~

Buscaba información sobre la armadura de Brunhilde, ella estaba furiosa, después de todo su equipo había sido robado.

Subí las escaleras que conectaban al techo. Sentía mis alas adoloridas de tenerlas guardadas tanto tiempo, el dolor al sacarlas fue un poco intenso.

– Debería recordar sacar las alas más a seguido –pensé adolorido estirandolas un poco.

En cuanto pasó el dolor flexione mis rodillas para impulsarme a tomar vuelo. Volé en dirección a las nubes, sería problemático si alguien me ve.

– Según la información debo encontrar la armadura en un almacén pequeño –susurre para mí mismo.

El viento en mi rostro hacia que me relajara, la última vez que hice algo como esto solo por quererlo había sido antes de la rebelión de Lucifer. Nunca entenderé su mente, todos eramos felices y su deseo de poder llevo el caos al Paraíso.

Aterricé con cuidado en el techo del almacén, la conversación allá abajo parecía interesante.

– Venderemos esto a un museo, nos haremos ricos –era la voz de un hombre, creo que debe ser un traficante.

– Vamos, el comprador debe estar cerca –sonreí con diversión al escuchar al otro chico.

Resulta que tuve una “charla” con el comprador del arma, está en el hospital en este instante. Abrí una ventana con suavidad para entrar.

– Vamos a –con toda la velocidad que pude me acerque al primer hombre golpeándolo con un codazo en el estómago.

Esquivé una bala sin mucho esfuerzo, esto ya era decepcionante. Un golpe en su nuca hizo que cayera inconsciente. Agarre mi teléfono del bolsillo y comencé a teclear a la policía.

– ¿Policía? Encontré a dos traficantes de armas en un almacén –parece que iban a rastrear mi llamada así que en cuanto pude colgué.

La armadura de Brunhilde brillaba un poco, al tocarla se volvió solo una esfera brillante. Un rayo de luz comenzó a rodearme, era hora de regresar las armas.

Observe los pasillos dorados del palacio de Padre, camine en dirección a la sala del trono. Una pequeña reverencia de mi parte y dejar el arma al suelo fue lo que hice antes de marcharme.

– Buen trabajo Rafael, estoy orgulloso de tu esfuerzo –asentí emocionado al recibir las palabras de mi padre.

~•Narración normal•~

Lizbeth observaba el cielo nocturno mirando por el balcón de su apartamento. Siente que alguien le abraza por la espalda y le hace dar la vuelta para que lo vea.

– Liz, gracias a ti he encontrado un nuevo significado. Soy feliz gracias a ti –Lizbeth se sonroja al escuchar las palabras de Rafael.

– Gracias Rafa, también soy feliz gracias a ti –susurra sin entender que le pasa.

Rafael se agacha poniendo una rodilla en el suelo, de su bolsillo saca un anillo dorado. Lizbeth parpadeo tratando de procesar lo que pasaba frente a ella.

– Mi amada cazadora, ¿quieres casarte conmigo? –indaga con curiosidad.

Sin previo aviso Lizbeth abraza a Rafael haciendo que ambos terminarán en el suelo. Rafael besa a Lizbeth con emoción.

– Tendrás que aguantarme amargado y no te será fácil –dice Lizbeth con emoción.

– Bueno, eso nunca ha sido fácil pero se puede –opina el arcángel con una pequeña sonrisa.

•••

El capítulo final de esta historia. Gracias por apoyarme en seguir escribiendola. Solo queda el epílogo para terminar ya está historia. A mí me duele terminar ya con esta historia pero es el momento de avanzar.

Rafael: Gracias por ver como nos conocimos

Lizbeth: Gracias por escucharnos

Ambos hacen una reverencia y desaparecen en humo.

Rafael ~ Saga Arcángel Where stories live. Discover now