Capítulo XVIII

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𝙲𝚊𝚗𝚊𝚍𝚊́ - 𝚃𝚘𝚛𝚘𝚗𝚝𝚘
𝙷𝚘𝚛𝚊: 1:22𝚊𝚖
𝚂𝚎𝚖𝚊𝚗𝚊: 𝙹𝚞𝚎𝚟𝚎𝚜

Llegamos. Eran la 1 de la madrugada y el frío a esa hora es horrible. Afuera del aeropuerto Angelo pidió un taxi, montamos los equipajes y arrancamos a nuestro destino. Angelo hablaba por teléfono mientras yo miraba la carretera y sus casitas hermosas. Sentía mil emociones, ganas de llorar, gritar, reír, sonreír...

–...ok cariño, nos vemos allá– cuelga y me mira –Puedes dormir en mi casa, en el cuarto de invitados. Cargas tu teléfono y en la mañana puedes llamar a tu madre– me sonríe.

–Gracias Angelo y disculpa la molestia– le sonrió con pena.

–No tienes nada que agradecer Querida y no te disculpes. Mi casa es tú casa– palmea mi muslo.

Respiro profundo. Sigo mirando las casitas, algunos bares abiertos, las luces. Reconocí algunos lugares y sonreí más para mí. Veo que el taxi cruza por una un calle ¿Angelo vivirá por mi aquí? La tercera cuadra es donde vivía pero, el taxi siguió y se estacionó en la quinta cuadra.

El chófer nos ver por el retrovisor y nos sonríe.

–Llegamos.

Le sonrió y salgo del auto primero. La cuadra donde vive Angelo es hermosa, a pesar que son la 1 de la madrugada las flores de cada casita resaltan con el color de la madera. Algunas eran de un piso o dos pisos.

Angelo se coloca a mi lado con las maletas y me sonríe.

–Vamos– empezamos a caminar.

–Ven, te ayudo– me acerco y me da una maleta.

–Es la de al frente, solo caminamos derecho– se coloca un bolso en cada hombro.

Miro hacia al frente. Era una casita de dos plantas, era de color rosado claro y tenia 4 escalones de color marrón, las ventanas de arriba eran redondas y las de abajo eran cuadradas, la puerta es blanca, había una mesedora de madera ¿Angelo es papá? Él se dió cuenta de la expresión en mi rostro.

–Soy padre de 3 preciosos hijos– dice con orgullo.

–¿3?– lo miro impactada.

–Si.

–No lo sabía, es que.. bueno.. solo se que tienes esposa pero nunca comentaste..

–Que tengo 3 hijos, lo sé. No te lo conté a tí pero, lo sabe Adriel, Nahomi y Joel.

–Amo a lo niños– susurro.

–Los amarás.

Ya cerca de la casa, subimos los escalones y Angelo da varios toques en la puerta. Yo estaba detrás de él. Pasaron 10 segundos y se abre la puerta. Se encuentra una señora de unos 40 o 50 años de edad con una bata de florecitas y una manta azul encima de sus hombros, cabello castaño claro con algunas canas, piel blanca, ojos grises y algunas pecas en su rostro. Sonríe de oreja a oreja al ver a su amado.

–Oh cariño– se acerca a Angelo, acuna su rostro y le da varios besos.

Ok me siento incómoda.

–Cariño– intenta separarse pero ella no se lo permite –Ella está aquí.

Ella se detiene de golpe y mira sobre su hombro.

–Oh, lo siento– se ríe bajo –Es hermosa cariño.

–Siempre lo ha sido– Angelo me mira sobre su hombro y me sonríe.

Ella se acerca a mí y me toma ambas manos –Eres bellísima ¿Cómo te llamas linda?

𝚃𝚘𝚍𝚘 𝚝𝚒𝚎𝚗𝚎 𝚜𝚞 𝚃𝚒𝚎𝚖𝚙𝚘Where stories live. Discover now