Capítulo XXIX

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𝙼𝚘𝚖𝚎𝚗𝚝𝚘 𝙸𝚗𝚌𝚘𝚖𝚘𝚍𝚘.
𝚂𝚎𝚖𝚊𝚗𝚊: 𝚂𝚊́𝚋𝚊𝚍𝚘
𝙷𝚘𝚛𝚊: 10:30𝚊𝚖

Abren las cortinas de mi habitación y arrugo la cara.

-¡Agh! ¡Mierda!- me cubro con la sábana.

-Ese vocabulario señorita- me llaman la atención.

¿Qué?

-¿Mamá?- me quitó la sábanas lentamente.

-¿Se puede saber que te paso ayer?- se cruza de brazos.

Me siento en la cama y empiezo a estrujar mis ojos. ¿Que paso ayer? ¿Por qué siento una resaca? Acaricio mi garganta y mi madre niega con la cabeza.

-Ten- me extiende el vaso.

-¿Cuándo llegaste?- lo tomo y empiezo a tomar como si fuera el único vaso de agua en el desierto.

-Ayer...- se sienta en la cama -Unos minutos después que saliste- acaricia mi cabellera.

Necesito más agua, en serio. Me alejo de ella para ir a hacia la cocina. Cuando estoy de pie, mi cabeza empieza a dar vueltas ¡Mierda! Tengo ganas de vomitar. Corro al cuarto de baño y abro la tapa del inodoro. Me pongo de rodillas y empiezo a vomitar.

-Tranquila, estoy aquí- toma mi cabello en un puño y coloca una mano en mi frente.

Bajo el inodoro y me siento en el suelo.

-Nunca en la vida volveré a tomar- reposo mi espalda en la pared.

Mi madre niega con la cabeza divertida.

-Nunca digas nunca- se ríe.

La juzgo con la mirada.

-Vamos, debes comer algo- me da varias palmaditas en mi rodilla y se pone de pie.

Respiro profundo y me levantó con un poco de dificultad. Reposo mis manos en la repisa. Doy un respingo por el semblante que tengo. Mis ojos están rojos, como si hubiese consumido droga u otra cosa. Unas ojeras terribles. Díos mío, solo a esto le pasa a Dara Isabel. Me quejo bajo y entro la ducha. Duré unos minutos, ya que, mamá oso está preocupada, al ver que su bebé oso, no come. Me coloco una ropa de algodón y salgo de la habitación. ¡Mierda! Que dolor de cabeza tan horrible. Espero no dure mucho o me lanzare de un balcón.

-¿Pero miren quien se despertó?- aplaude con diversión.

-Deberías cerrar el pico. Tu voz chillona me da dolor de cabeza - digo irritada y llevo una mano a mi frente.

Me juzga con la mirada -¡Que yo no tengo una voz chillona!- chilla.

-Joel ¿puedes cerrar la boca?

Miro sobre mi hombro y Nahomi viene bajando las escaleras. Con su pijama rosa y un moño mal amarrado. Por lo que veo, no le afecto tanto. Se posiciona a mi lado, con una sonrisa divertida.

-Que locura la de a noche ¿eh?- me da un empujoncito con el hombro.

Niego con la cabeza divertida y caminamos juntas hacia la cocina. En la cocina se encontraba Irene, mi madre y Karina. Ella igualmente está mal. Ni siquiera se peino. Tiene un short y una camisa de tiritas. Nos sentamos en las dos sillas restantes que tenía Karina de lado a lado.

-Las tres mosqueteras- dice Irene en tono divertido mientras nos sirve café -Buenos días, chicas.

-Buenos días, Irene- le respondimos al unisono.

-Tengan chicas, deben comer algo antes de comenzar sus quehaceres o hacer sus diligencias- mi madre se acerca y extiende a cada una un plato con un rico desayuno.

𝚃𝚘𝚍𝚘 𝚝𝚒𝚎𝚗𝚎 𝚜𝚞 𝚃𝚒𝚎𝚖𝚙𝚘Onde histórias criam vida. Descubra agora