¿Reencarne en una novela? I NOVELA RESUBIDA

Capitulo 44: El baile de primavera.

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El baile de primavera había llegado. El atardecer pintaba de rojo y naranja el cielo que poco a poco se consumía hasta perder su color. En todas las calles se desplegaba la luz de las velas sobre los edificios antiguos; el aire estaba impregnado de un aroma desconocido. Lilian se levantó y se acercó al balcón, poco a poco la oscuridad llegaba, con un halo de misterio y anticipación. Las personas del reino tenían capas blancas, algunas ocultaban sus rostros con máscaras decoradas, y otros de manera cruda, con máscaras lisas y completamente blancas. En algunas zonas, las personas se encontraban orando con velas en sus manos, con ferviente deseo de que sus sueños se cumplieran. Algunas personas utilizaban los dos días para pedir deseos, otros más devotos, seguían las reglas del festival. Las calles adoquinadas estaban repletas de murmullos. Lilian podía observar desde su ventana como la luz titilante y cálida de las velas era lo único que iluminaba el manto oscuro de la noche y del palacio. Era como si el tiempo se hubiera detenido en ese rincón del reino. Los rumores sobre Leandro, inundaron los pasillos.

Había regresado.

Jammes fue quien informó a Lilian sobre esto. Cosa que agradeció enormemente. Aún recordaba su expresión en el pasillo. Esa noche caótica todavía la perseguía y su mente divagaba sobre si se había equivocado con Leandro de alguna manera, pero nada le llegaba a la cabeza. ¿Le había molestado el que le diera el pañuelo a Dean? Lo había hecho para que no trascendiera la situación. Lilian tomó su pecho y apretó con fuerza. Su mente había evitado imaginarse de nuevo el rostro de Leandro. Su expresión había sido dolorosa. Lilian agitó su rostro, y se concentró en el momento. Lo importante era que había regresado y podría hablar con él. Lo más importante ahora, era el baile.

El interlunio decoraba de estrellas el cielo, apenas era el primer día del baile de primavera. Y aunque no estaba muy preocupada por ese día, excepto por el evento escrito de la novela original con el Duque Egerton, estaba realmente más preocupada por el día de mañana. Ese día usaría el vestido que tanta ansiedad le causaba y presentaría por primera vez al mundo y al mercado, los comunicadores.

—Princesa —Habló Marie—. Pronto será la hora y usted no está preparada...

—¡Marie! Es cierto... —Lilian miró a través de la ventana—. Por favor, preparen el vestido.

—Si señorita.

Luego de un par de horas, Lilian estaba lista para la Mascarada. El vestido era una obra maestra de elegancia y sofisticación, digno de los salones mas refinados de la alta sociedad. Había sido confeccionado en un suave y lujoso terciopelo violeta oscuro, el vestido emanaba una sutil opulencia en cada pliegue y detalle. Desde el momento en que se posaba la mirada sobre el, se desataba un juego de luces y sombras gracias a los pequeños brillos incrustados estratégicamente en el tejido, como estrellas fugaces capturadas en la noche. Lilian había querido que los destellos fueran imperceptibles a simple vista, ya que añadían un toque mágico al conjunto, haciendo que el vestido pareciera estar impregnado de un aura de misterio y encanto. La falda, amplia, vaporosa y majestuosa, caía en pliegues suaves hasta rozar el suelo con un susurro apenas perceptible, con gracia y fluidez. El escote era pronunciado, adornado con encajes finamente trabajados y delicadas cintas de satén, realzaba la belleza de su cuello y hombros. Era discreto, pero tenía un toque sensual que contrastaba con la elegancia atemporal del diseño. Las mangas, ligeramente abullonadas en los hombros, descendían en cascada hasta los puños, donde se encontraban adornadas con pequeños botones de nácar que relucían con un brillo perlado. En la cintura, un fino cinturón de terciopelo, adornado con una delicada hebilla de plata labrada con el escudo de la familia real, marcaba sutilmente las curvas. Todo en el, gritaba feminidad.