Jardín de amapolas rojas

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Familia.

desde el futuro mira al pasado para arreglar las cosas que el pasado cambia del futuro.

¿Qué es la familia para ti? ¿A caso son un grupo de individuos con el mismo grupo sanguíneo? O quizás ¿Son personas que se apoyan incondicionalmente en las buenas y en las malas? también pueden que sean personas que son forzadas a vivir juntas en la misma casa... No lo sé, y no me interesa saber. Antes pensaba que sabía qué era una familia pues yo tenía una, era pequeña, solo compuesta por mi madre, mi hermana y un padre que nos visitaba de vez en cuando, pero luego fui a parar en ese lugar. El orfanato no era el mejor lugar del mundo, en realidad no sé por qué mamá me trajo aquí en primer lugar... Quizás la hice enojar ese día.

— ¡Izana! —La señorita del hogar parecía enojada, como siempre, parece que no le gustó mi pequeña broma.—¿¡Por qué le cortaste el cabello a Elizabeth!? ¡Una travesura más y te aseguro que no la vas a contar!

— Y yo llamaré a servicios sociales si lo hace—sonreí inocentemente.

Últimamente me he estado escapando del hogar para niños; es un lindo apodo para el orfanato, lo hace sonar más inocente, ¿no es así? No es que vaya a un sitio en especifico, en realidad vago sin rumbo, esperando llegar a algún lugar, esperando encontrarme con lo que sea y que luego eso llene mi corazón. ¿Melancólico cierto? Mientras vago por las calles pienso, ¿Qué estará haciendo mamá? ¿Cómo estará Emma? ¿Papá sabe que estoy aquí? Solo llevo un par de meses pero ya he sido catalogado como un niño problemático. En medio de mi paseo me paro a observar el cielo, ya casi son las 6 y el atardecer se hace presente, allá arriba parece que hay un vals de colores, naranja, amarillo, rosa y rojo, ¡incluso el azul está en la fiesta! Hay una mezcla de olores familiares, cálidos, el aroma a pan de la tanda nocturna, el de los puestos callejeros y el olor a cigarrillo. ¿Cigarrillo? Ese olor no me gusta. Miro a mi derecha, hay un chico ahí fumando un cigarro, no debe tener más de 15, 16 quizás.

— Oi, deberías fumar en un lugar mas apartado, es molesto.

— ¿Lo es? 

— Te vas a enfermar si sigues haciendo eso, mi mamá siempre lo está por fumar tanto...

— No suelo fumar muy seguido, es algo nuevo. Es un poco relajante, aunque supongo que puedo apagarlo ahora.—dicho esto tiró el rollito y lo pisó un par de veces, luego lo recogió y lo echó en la basura más cercana.

— Que grosero de mi parte, no me he presentado. Mi nombre es Shinichiro, ¿Cuál es el tuyo?

 —  Mi nombre es Izana. 

— ¿Qué haces a esta hora solo en la calle Izana?

— Doy un paseo, ¿No puedo?

 — Mmm, no creo que sea seguro que andes solo por ahí sin un adulto.

— Y yo no creo que sea seguro que fumes a escondidas de un adulto.

 — ¡Ja! Touché.

Shinichiro y yo comenzamos a vernos más seguido, conversábamos de cualquier cosa, él me contó que era el líder de una pandilla, no le creí al principio, digo, ¡el tipo era más débil que Kakucho cuando estaba enfermo! ¿Quién le creería? Aunque no sé cómo me convenció y ahora ya no lo veo como un niño escuálido y patético, sino como un chico bastante genial. Días después le conté sobre mi familia, el como mi madre me dejó en ese orfanato, me sinceré y le conté mis mayores temores, le conté que pensaba que mi madre me había abandonado porque era molesto o no me quería, aunque yo siempre traté de ser un buen niño y es verdad que quizás no sacaba las mejores calificaciones pero hacia mi esfuerzo.