11.5 - Rosalina.

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En la penumbra matutina, los primeros rayos del sol acarician las paredes de la habitación, anunciando el comienzo de otro día más.
Con un largo suspiro y movimientos largos y precisos, la mujer de cabello castaño, en un intento por hacer que su cuerpo despertara, comenzaría a estirarse en cama, solo para toparse con un bulto que le acompañaba al lado envuelto totalmente entre sábanas, al cual dio unos golpecitos con su palma. -"¿Acabas de meterte a la cama?" -No hubo más respuesta del bulto que un gruñido ahogado por las mismas sábanas, resultando en otro largo suspiro y una pequeña carcajada desesperanzada de la mujer castaña. -"Sé que te pedí que al menos llegases a dormir pero eso...bueno, supongo que es un buen comienzo."

Aún un poco somnolienta, la mujer de pelo castaño se levantó de la cama y estiró su cuerpo. Tras un breve aseo mañanero había logrado refrescarse lo suficiente como para comenzar su día. Comenzando por darle un buen vistazo a las plantas que ha cuidado con tanto esmero, tomándose un momento para regar las que más lo necesitaban y podarles las ramas y hojas rebeldes que desde hace un par de días que le causaban algo repelús por el estado en el que estaban, también tomando algunas verduras frescas y legumbres que sacaba directamente de la tierra para usarlas como ingredientes después.
La mujer de cabello castaño miraría a su alrededor, orgullosa de la vista que el esfuerzo de años de trabajo le estaba dando, sería algo así como un santuario lleno de paz y tranquilidad para ella...de no ser de sus escandalosos "vecinos".
Con solo asomarse un poco al fondo del risco que separaba su jardín de estos "vecinos" que desde su posición parecían pequeñas bolas de algodón endemoniadas que corrían y pululaban por cualquier lugar que sus pequeñas patas les permitían. Chillando a todo pulmón y pastando a sus anchas, pero incapaces de subir el risco que les dividía para suerte de ella.

"Este hombre y sus ideas tan tontas..." -Murmuró para sí misma mientras miraba a las pequeñas criaturas desde su posición. -"¿Pero quién soy yo para decir algo si continúan financiando sus investigaciones?"

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Tras preparar todo lo necesario para comenzar con su día, la mujer castaña deja el desayuno sobre el fuego indirecto del fogón acabase con una cocción indirecta. Saldría de la cocina por instante solo para regresar rápidamente con un niño que parecía haber sido arrastrado de cama hasta ahí, a medio vestir, medio dormido y una melena completamente despeinada, encargándose de eso ella misma con un cepillo que ya cargaba, arreglando su cabello en una elegante cola de caballo que le hacía toda la justicia del mundo y dándole de desayunar inmediatamente después.
Dirigiéndose a la salida de su hogar en menos de una hora pasada después de haber comido algo ella misma y retocarse un poco para salir, yendo justo al pueblo al pie de la colina, cargando por lo menos dos cestas por brazo repleta de barras de color blanco que desprendían un aroma agradable, fresco y floral, su niño también llevaría una su propia carga, esta viéndose reducida a una sola canasta y una mochila colgando en su espalda con los mismos contenidos que las canastas de su madre.

Tomándose uno que otro descanso en el trayecto para que su pequeño recuperase la fuerza, arribarían y se toparían con la sorpresa de que el pueblo no estaba tan activo como de costumbre, no era la usual vista de sus habitantes yendo de aquí para allá llevando a cabo sus tareas diarias o dirigiéndose a tomar sus puestos de trabajo, el lugar a simple vista se había quedado desierto. No sería sino hasta de un rato de deambulando que lograron encontrar a los habitantes reunidos y discutiendo alrededor de los establos del pueblo.
La intensidad de la discusión comenzó a disminuir a medida que se acercaron al tumulto de gente hasta caer en total una vez que notaron todos la presencia de la mujer y su hijo, haciendo que las expresiones de unos cuantos cambiaran de alterados a incómodos, hasta que al fin salió un hombre entre la multitud y se dirigió a ella.

"Rosa...esto... Te tenemos malas noticias..."

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Una vez explicado lo que pasó, Rosa quedó con la vista hacia la nada por un instante, solo para volver a la realidad y sentir como una ola de estrés y disconformidad golpeara su cuerpo, llevándola a arrugar la cara en una mueca y llevando a presionar el puente de su nariz con dos de sus dedos, dejando salir un par de resoplidos mientras miraba al hombre directamente a los ojos.

"¿Estás...seguro que se la llevaron? ¿Revisaste sus marcas? ¿Qué pasó exactamente?" -Dijo ella poco después, tratando de mantener su compostura.

"Revisamos a los demás ejemplares de tu esposo solo para asegurarnos... y solo hace falta ése ejemplar hembra de tus Tangrisnir." -El hombre se pasó el paño que colgaba sobre su cuello para secar su sudor, resultado de haber estado acarreando escombros y limpiando los lechos del establo hasta hace unos instantes temprano. -"Rogelio y Ernesto estuvieron de guardia anoche. Una horda de lobos armados los tomó por sorpresa-"

La mirada de Rosa se apartó de aquel hombre que continuaba hablando y por un momento sus ojos se dirigieron a las personas que habían estado montando la guardia, inmediatamente desviando sus miradas al primer contacto visual. Sin duda parecía que habían pasado por unos momentos duros, con sus ropas estando sucias y rasgadas tras lo ocurrido, incluso armas no estaban en su mejor estado.

"-a fin de cuentas, de no ser por ellos, esas bestias no se habrían detenido con solo uno..."

Tras escuchar esto, la mujer no pudo evitar sentir su cuerpo tensarse una vez más, para dejar salir un largo suspiro y esforzándose por relajar su cuerpo una vez más.

"Ya me encargaré de eso más tarde. Necesito que me paguen sus encargos de jabón." -Dijo mientras señalaba esas abarrotadas canastas que dejó a lado suyo.

...

Tras un rato más de discusiones y de terminar la limpieza, el pueblo decidió dejar a cargo de las reparaciones del establo a su maderero local y aprendiz. Continuando con las transacciones por los productos que ofrecía Rosa, tanto sus encargos como los que tenía libres para la venta terminaron por desaparecer casi de inmediato una vez los mostró, recibiendo sus pagos en moneda local, aunque tampoco se negó a recibir licor, telas, pieles, carnes o incluso verduras como sus formas de pago para algunos de sus productos. Y como siempre, el cotilleo nunca se hace esperar una vez que estás en el pueblo, Rosa pasó de no saber nada desde la última vez que bajó desde su hogar a saber absolutamente todo lo que había pasado en esos últimos días:

"¡Te dije que estaba embarazada, ése vientre no era por solo comer mucho!" -"¿Otra vez plagas en tu jardín?...Te juro que esta temporada es la peor del año... ¡¿Que le hicieron qué a tus arbustrum?! ¿Arañados y chamuscados?..." -"Si. Lo encontró hace no mucho, es un alivio verlo con una carga menos sobre sus hombros."

...

Un par de horas después. Una vez que sus productos se agotaran y tomara unos cuantos encargos más para su siguiente tanda, madre e hijo retomarían el camino de regreso a su hogar una vez que el sol hubiera pasado de su punto más alto, cargando consigo sus ganancias y demás. Cada uno mascando un trozo de carne seca mientras que Rosa pateaba de vuelta una pequeña piedra que su hijo pateó en su dirección repetidas veces como una forma de distraerse, haciendo esto durante todo su camino a casa.

No sería cuando sino hasta casi llegar a su destino, en su último turno para interceptar la piedra que esta mujer castaña estuvo a nada de patear por error una piedra aún más grande que pudiendo haber lastimado a su hijo, agachándose para sacarla del camino y así evitar que alguien se tropezara con ella en algún momento, pero inmediatamente tirándola al piso una vez más tras notar cómo se trataba de una piedra flácida y peluda, con cuatro patas y una oreja más larga que la otra, incluso la protuberancia entre sus ojos, como su respiración irregular era extrañas. El pequeño que la acompañaba de inmediato reconoció a la piedra como a una de las que tienen en casa y que definitivamente ése no era un estado saludable para una piedra, por lo Rosa de inmediato lo mete dentro de sus canastas y los dos corrieron dentro de su hogar.

¿Qué onda con Wattpad? Ya van varias veces que tengo que actualizar capítulos anterior cuenta porque cuando entro a verlos para referencias, me doy cuenta que me comieron espacios y me cambian símbolos por otros. Me voy a poder a ver eso y corregirlos una vez más.

En fin, es una historia adicional que simplemente quería agregar en el capítulo pero no encontraba la forma de hacerlo. Es corto pero siento que así es mucho más cómodo de leer, además de que no se llegan a perder detalles como yo temía. Además de que así de cortos eran los primeros capítulos xD

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⏰ Última actualización: May 13 ⏰

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