En El Interior De La Celda

24 10 0
                                    

Silencio. Quietud. Inmovilidad. Así estaba en aquella cápsula tamaño natural, su protección y su prisión. El líquido que la colmaba le permitía respirar como si fuese aire puro.

Con los ojos cerrados y abrazado a sí mismo permanecía allí encerrado, mientras su cuerpo se recuperaba muy lentamente.

Casi desaparece de todas las realidades por culpa de un maldito malentendido; pero si él desaparecía su raza al completo quedaría condenada y esclavizada por la oscuridad ya que él era la luz misma.

Tenía que recuperar sus fuerzas pronto, pero aquella no era una tarea sencilla en sus circunstancias actuales. Su mente estaba invadida por Uriel, el Espíritu del destino y del control. Su amigo y su amado. El más importante para él ya que solo Uriel lo entendía y sabía cuándo estaba mal, cuándo estaba cansado y cuándo necesitaba de su persona y fuerzas para seguir.

Uriel fue quien lo había encerrado en esa celda, en la prisión de los inmortales donde casi toda su raza yace en espera de su recuperación y en continua lucha contra el nefasto control de la oscuridad.

Tras saber que aún seguía vivo lo colocó allí para protegerlo y ayudarlo a revivir por completo. La cápsula construida por Uriel lo mantenía aislado de todos y de todo, esto le impedía sentir el dolor de su raza para su beneficio ya que aquello solo dificultaría su recuperación.

Pero el anhelo de abrazar a Uriel nuevamente lo consumía por dentro, sentía el desesperante anhelo de besarlo con intensidad y sentir sus robustos brazos rodear su cuerpo y su constante presencia que lo alejaba de ese vacío que invadía su interior.

El poder de Uriel lo envolvía pero no era lo mismo, no estaba él a su lado. Lágrimas de cristal humedecieron su rostro al recordar aquel malentendido, aquella trampa en la que había caído como un idiota y significó el fin de toda su raza.

El dolor al creer que Uriel lo hubo traicionado fue...fue insoportable. Su cuerpo empezó a temblar nuevamente con esos recuerdos. Una vez más sentía los desgarradores efectos de aquella mentira en su propio ser y las pocas fuerzas que poseía empezaban a desaparecer de su interior.

De repente la maravillosa voz de Uriel retumbó en la celda, le habló con dulzura y firmeza a la vez. Su sola voz bastó para eliminar aquella desolación de su ser y recuperar sus fuerzas en breves instantes.

"Uriel, te necesito". Decía con su mente una y otra vez "No me abandones por favor".

Nunca lo haré, no lo hice antes ni lo haré ahora. Tranquilízate. Aquello fue una trampa, una mentira de quien solo desea nuestra destrucción. No sigas dándole el triunfo por favor.

-Uriel - coloqué mi cabeza hacia atrás, mi blanca cabellera se deslizaba en el líquido dándome una singular belleza. Permanecí con los ojos cerrados e inmovilizado. - Ven por favor.

Pronto estaremos frente a frente otra vez, descansa ahora.

- No puedo recuperar mi poder ni mi fuerza lejos de ti

No estoy lejos, sientes mi poder y mi voz. Estoy a tu lado

- No es así

Cálmate

- Uriel...te necesito...

Lo se amigo, lo se. Yo también te necesito. Por eso te pido que te recuperes rápido...por favor, inténtalo.

- Está bien. Lo haré

 Lo haré

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



Diario De Un InmortalWhere stories live. Discover now