02.

350 32 11
                                    

A Enzo no le gustaba para nada como se estaba desarrollando la pequeña reunión con Clara. Al estar sus compañeros no podían hablar de nada y Cuti estaba especialmente pesado.

Se pusieron a jugar al truco. El primer equipo formado por Licha, Paredes y Cuti. Del otro lado, Clara, Enzo y Julián. Dibu observaba todo tomando mates.

Los cantos de truco iban y venían, el equipo de Paredes ganando por dos puntos, que fácilmente podían conseguir del otro lado con 33 puntos que Julián tenía escondidos.

— ¡Envido! —cantó el Cuti con mucha confianza, tenía 31 puntos.

Enzo y Clara miraron a Julián, quien era el que debía decir quiero, con nerviosismo. Si perdían el envido, perdían la partida.

Julián fingió no tener nada, sacudiendo la cabeza, al punto de que Enzo y Clara se lo creyeron.

— Envido —contestó Julián, ansioso.

— Boludo, yo no tengo nada, vamos a perder, sos pajero —dijo Enzo, mirando sus puntos inexistentes.

— A ver qué sale —agregó Clara, mirando sus tristes 25 puntos.

— Quiero, quiero, dale, a ver que tiene esta —murmuró Cuti, sonriente.

Entonces todo empezaron a cantar sus puntos, siendo el primero Romero.

— 31 —dijo con mucha confianza.

— Ganamos —dijo Julián, mirando la tabla de puntos— 33 en mesa.

Tiro las cartas a la mesa festejando. Enzo y Clara chocaron las manos, en modo de festejo también.

— Que culiadazo —dijo Cuti, agarrando las cartas y devolviéndolas al mazo.

Eran aproximadamente las nueve de la noche, por lo que Clara debía irse si quería acostarse temprano. Estaba un poco decepcionada de no haber pasado ni un minuto a solas con Enzo.

— Tengo que irme —dijo ella, guardando su celular en la cartera— Felicitaciones, perdedores.

— Esto no va a quedar así, me las voy a vengar —contestó Cuti, señalándola.

— Mira que es vengativo el loco —agregó Dibu, quien había estado mirando toda la partida en silencio.

Ella les mostró la lengua y luego se dirigió hasta donde Enzo estaba esperándola, dispuesto a acompañarlo hasta la salida.

Habían hablado un poco a lo largo de la noche, con el resto de sus compañeros como oyentes, pero ella no quiso entrar en detalles privados, dado que no sentía la confianza suficiente.

— Así que... —dijo Enzo, entrando al ascensor— ¿No hay nadie en tu vida en estos momentos?

— ¿A qué te referís? —preguntó ella.

— Algún amorcito, algún chico... no sé.

— No, no tengo tiempo la verdad, ya sabes, siempre estuve muy enfocada en mi carrera —contestó Clara con seguridad.

— ¿Seguís teniendo miedo de querer? —indagó Enzo, mirándola a los ojos.

Clara le sonrió, un poco nerviosa, le revoloteaban mariposas en el estómago.

— Eso siempre, pero ya no tanto.

Él asintió, como entendiéndola. Le gustaba eso, haberla cambiado.

— ¿Y vos? —preguntó Clara, ya se encontraban bajando.

Enzo se rascó la nuca, no quería mentirle.

𝓛𝓪 𝓬𝓸𝓬𝓲𝓷𝓮𝓻𝓪 ɪɪ | ᴇɴᴢᴏ ꜰᴇʀɴᴀɴᴅᴇᴢ | ᴀᴍɪꜱᴛᴏꜱᴏꜱ | +18Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt