07.

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Cristian se sacó la remera de un tirón y se acostó al lado de Clara, lo único que vestía era un short deportivo. La cocinera, por otro lado, llevaba puesto un pijama corto, ya que odiaba dormir con algo que la cubriera del todo.

Se acomodaron de manera que ella quedará encima de su pecho, él rodeándola con un brazo. Clara podía sentir el corazón de Cristian latiendo a gran velocidad, como si estuviera nervioso. Pero ella estaba igual.

La última vez que había dormido con alguien era con el gato de la familia y había sido solo una vez. Le pareció muy triste.

Cristian empezó a acariciarle el pelo, luego de unos minutos quedándose dormido. Clara lo miraba de reojo, admirando su belleza.

¿Qué hacía con un hombre en su cama? Y qué hombre... era nada más ni nada menos que uno de los mejores defensores de la selección argentina. Lo había visto en algunos partidos de la premier, pero nunca le había prestado demasiada atención. Sabía que era muy bueno, pero su equipo... no tanto.

— ¿Qué me miras? —susurró él— No me mires mucho que te vas a dar cuenta de que soy medio orejón.

A Clara se le escapó una risa, mirándolo aún más.

— Deja de mirarme culiada, me pones nervioso —dijo Cristian, abriendo un solo ojo.

— Bueno, perdón...

Ella volvió a acomodarse, estaba dándole la espalda, y Cristian se acomodó para poder abrazarla desde detrás. Con una mano, le bajó un poco la remera del pijama a Clara, besando un hombro expuesto. Luego subió, dejándole varios besos en el cuello.

Eso la encendió rápidamente, el cuello era su debilidad. Sin embargo, no quería forzar la situación. Simplemente quería dormir abrazando a alguien.

Cristian dejó de besarla, le subió lo que le había bajado de la remera, y volvió a abrazarla.

Luego de unos minutos los dos se durmieron.

Tanto Cristian como Clara debían levantarse temprano, ella a las cinco de la mañana. Estaban con las piernas entrelazadas, él apretujando a Clara contra su cuerpo y ella tenía una de sus manos en el pecho de él.

Cristian se empezó a mover inquieto, ya estaba despierto, pero no quería levantarse. Clara dormía placidamente, su pecho subía y bajaba producto de su respiración lenta y pausada. Él la miró de reojo y sonrió, dejándole un beso en la frente.

— Eu, despertate —hablo bajo para no asustarla.

La sacudió un poco y ella abrió un ojo, mirándolo.

— ¿Qué hora es? No sonó la alarma —murmuró Clara, estirándose a mirar su celular, faltaba poco para las cinco— Nah, déjame dormir unos minutos más.

— Bueno, pero en un ratito te despierto de nuevo —contestó Cristian, acomodándose nuevamente.

Se puso a acariciarle el pelo con la mano libre, su otro brazo estaba alrededor de ella. Clara dejó escapar una sonrisa, le gustaba eso. Él estaba calentito, el frío de Estados Unidos no ayudaba para nada la idea de salir de la cama.

Cristian estuvo un rato acariciándola, ella completamente relajada, cuando la alarma empezó a sonar. Clara se desperezó en la cama, intentando despertarse por completo.

— Al final dormiste acá —dijo ella, tenía la voz todavía dormida.

— No me despertaste para echarme —contestó él, se lo veía animado.

— Me re dormí, pero la próxima te echo.

— ¿Ronco muy fuerte? —bromeó Cristian.

Clara se rio, se levantó de la cama y comenzó a prepararse para ir a trabajar. Cristian se puso la remera, zapatillas y se acercó a ella para despedirse.

𝓛𝓪 𝓬𝓸𝓬𝓲𝓷𝓮𝓻𝓪 ɪɪ | ᴇɴᴢᴏ ꜰᴇʀɴᴀɴᴅᴇᴢ | ᴀᴍɪꜱᴛᴏꜱᴏꜱ | +18Where stories live. Discover now