Afortunado Desastre (LR #2)

Cap. 10

10. WILLIAM VILLEE.

Después de que Liam pago su propia fianza me apresure a la puerta de la estación de policías con el único pensamiento que abordaba mi mente desde la pelea en el restaurante: "el regreso de William Villee" sin duda seria el titulo perfecto para mi propia película de terror.

—Espera, Luce —llamo Will detrás de nosotros.

La mano de Liam se posiciono en mi cintura acercándome mas a el. Instintivamente me abrace buscando establecer algún tipo de barrera entre mi cuerpo y el de Will cuando se acercara, sin duda no íbamos a poder evitarlo.

—¡Luce! —llamo dejando caer una mano sobre mi hombro.

No pude evitar sobresaltarme al detectar el contacto de su mano con mi chaqueta a lo que Liam respondió apartándolo de inmediato dándome un empujón con la mano libre con lo que quede justo detrás de el.

—No vuelvas a tocarla —le advirtió.

Will rió con dureza. —¿Y tu me lo vas a impedir?

—William, ¿Que quieres? —pregunte con exasperación. Ya había tenido bastante de el por un día.

—Necesito hablar contigo, necesito que sepas que...

—¡Pero yo no quiero hablar contigo! —explote— ¡No quiero verte jamas, no te quiero cerca de mi, no soporto tener que verte, vete! —las lagrimas comenzaron a rodar con la misma fluidez de las palabras expresadas— Por favor, por favor, vete.

Will pareció herido durante un par de segundos antes de recobrar la compostura y mirarme con la mayor seriedad que le había visto.

—No puedo, no ahora que te encontré. Se que te hice daño pero...

—No me hiciste daño Will, me destruiste y no voy a volver a cederte ese poder. Si es verdad que has cambiado vete y has una vida diferente, yo lo hice y no es la mejor pero estoy satisfecha.

Will me miro  fijamente un par de segundos, segundos en los que no creí poder sostenerle la mirada pero lo logre, logre hacerle frente... un poco cabizbaja pero para mi representaba un avance enorme después de la pelea en el restaurante. 

—No puedo —se le quebró la voz—. Vales demasiado para dejarte ir de nuevo. Pero puedo darte tiempo.

—No quiero tu tiempo, ¡¿No lo entiendes?! —grite— ¡No quiero tener que volver a verte!

—Siento escuchar eso porque no me voy a ir —dijo antes de dar media vuelta—. Nos vemos pronto Lucy.

Ambos nos quedamos de pie viendo a Will caminar en dirección opuesta hasta que se perdió de nuestro angulo de visión.

—Estas bien?

Me encogí de hombros. —Eso depende —me quite las lagrimas con el dorso de la mano— Iremos a tu casa?

Liam asintió.

—Y tienes mantequilla de maní?

—Creo.

—Entonces estaré bien, en tanto no frunzas en ceño cada vez que sumerja la cuchara al fondo.

Liam sonrió y señalo el camino que debíamos seguir para llegar a auto de Tom el chófer personal.

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Liam abrió la puerta de la casa y fui recibida por la sonrisa sarcástica de un duende infernal: Geneden, claro.

—No se si comenzar a gritar o a llamar a los bomberos cada vez que...  —se detuvo y me miro de frente— Luce... estas... bien?

—Lo estoy... donde esta la mantequilla de maní?