[CAPITULO 17]

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Esconder secretos es una carga muy pesada, te llenas de la necesidad de contárselo a alguien y eso puede desesperarte, los secretos pueden tener información oscura y muy valiosa, pero toda información sale a la luz, aunque lo sepultes o destruyas cargas con tener en tu conciencia el peso de no contar la verdad, engañar a tus seres queridos y hacer a tu corazón sufrir.

Colocó sus secretos en un papel antiguo, escribió todo para desahogarse y decidió tirarlo al mar, pero nunca pudo,  no tuvo el coraje de decirlo ni tirar las notas, al final todo llegó a las manos de su hija.

No era el único mentiroso, parecía ser que su adorada hija también cargo con sus propios secretos a lo largo de su vida, padre e hija ocultaban la verdad y se sentaba en la misma mesa sonriendo aunque en el fondo solo había dolor que en tenue instantes desaparecía.

Al igual que su padre Emilie busco una persona para aferrarse, el el momento en que desapareciera su mundo desaparecerían, eso sucedió el día en que su madre se marchó, dejando a un hombre solo con una pequeña niña en brazos llorando por la ausencia de su progenitora.

Un suceso trágico que dividió a la familia, pero lleno de fuerzas el señor Rochefort decidió dedicar su vida a la crianza de su hija, trabajo y los saco de su anterior estatus económico y llegó a subir a la alta clase llenando de lujos a su hija, lo merecía era su princesa, la última persona que le quedaba. A excepción del doloroso recordatorio de su esposa, Eliza, la mujer atrapada en el sótano con un hechizo que no podría ser abierto hasta que alguien la liberará, impidió a toda costa que descubrieran el ataúd, lo oculto y aseguro, por qué su hija no podía descubrirlo.

Decepción. Es lo que sentiría cuando se entere, pánico, por qué sabría qué es una peligrosa criatura, así pensaba y no se equivocó, esas fueron las emociones que experimento cuando leyó el diario de su padre, sin embargo no guardo rencor, perdono a su padre para que pudiera marcharse en paz.

Confusión, ya no sabía que pensar, no era lo suficiente vampira, tampoco humana, ¿Dónde estaba su madre? La razón de su marcha, lo que estuviese buscando, cientos de incógnitas de las que esperaba pronto obtendría una respuesta.

Un gran impulso la hacía avanzar de emoción, tenía la certeza de que hablar con Claudio Serafino la ayudaría, el único problema es que nl sabía cómo encontrarlo.

Metió la mano en el bolsillo de su falda blanca en busca de sus notas en las que escribió la posible localización del exorcista, sin éxito alguno nota que sus bolsillos están en blanco.

— Demonios...

Gruño frustrada, había dejado algo tan importante, ahora tenía que continuar bajo la guia de su propio instinto, con mayor riesgo de perderse.

No tenía auto y tampoco sabía tomar el metro, así que lo evitaría toda costa y caminaría soportando el dolor que le producían sus tacones. Por segunda vez maldijo, tomo la pésima decisión de no usar la ropa adecuada para la situación.

Sunflower (Jin x Lili)Where stories live. Discover now