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⚠: Contenido explicito y erotico detallado entre mayores de edad, palabras mal sonantes constantes. Leer bajo propio riesgo.
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Los nervios consumían los pensamientos de Seong-Su, después de ese día en su apartamento, junto a Mao, se maldecía siempre a sí mismo.
Podría estar dormido y despertarse en medio de la noche, preguntándose "¿Qué mierda me pasa?"
Se sentía terriblemente culpable y asqueroso, cómo un pervertido... pero le había encantado, ¿cómo podría culparse cuando Mao era tan lindo y cálido?
Y una vez más, un bulto apareció en sus pantalones. Había pasado constantemente desde ese día, sentía que se volvería loco si seguía teniendo que aliviar su palpitante erección.
Ya ni siquiera podía pasar tranquilamente a lado de Mao sin querer besarlo. Maldijo ese día... pero ¿realmente lo maldecía? O solo era una bola de nervios, con nervios de volver a perderlo frente a Mao.
Era tan difícil mantenerse cuerdo, en especial cerca de Mao.
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–Solo uno... ¿por favor? Por favor?, rogaré si es necesario, dime que debo hacer– Murmuró Seong-Su fuera de si. Apretando la cintura de Mao con fuerza, provocando un gemido por parte de él.
Una capa de sudor se había empezado a formar en la piel de ambos.
El cabello negro de Mao se pegaba contra su frente gracias al sudor, todo al rededor de ambos se sentía húmedo, asfixiante incluso.
La mano de Seong-Su subió lentamente hasta el rostro de Mao, acunandolo antes de apartar un mechón de su sedoso cabello.
–Tan bonito, eres tan bonito. ¿Por qué mierda me haces esto?– susurró Seong-Su, embriagado, cómo si sus pensaientos cuerdos se estuvieran volviendo papilla.
