Capítulo 9

1.3K 197 82
                                    

Las cosas eran extrañas en Hogwarts últimamente. Ahora las posiciones se habían invertido, siendo Severus el que buscaba a Remus, y para colmo, estaban siendo la comidilla de Hogwarts. 

Los profesores redoblaron sus apuestas, y los estudiantes se preguntaban qué le pasaba al temido profesor de pociones que no había quitado puntos a Gryffindor en tres días seguidos. 

Era preocupante.

Para los alumnos, esto era señal de que se venía un apocalipsis. Por no hablar de Malfoy y Potter. Los Gryffindors ya estaban hartos de escuchar a Harry hablar de lo hermoso que era Malfoy, de que su cabello era tan suave que parecía seda, que su piel nunca tenía imperfecciones y que sus ojos brillaban intensamente a la luz de la luna... Si Seamus tenía que aguantar otra noche más de esto, se lanzaría de la torre.

Y era el secreto peor guardado que era Harry quien le daba costosos obsequios al Slytherin, y, por si fuera poco, tenían que ver cómo Malfoy se pavoneaba por todo Hogwarts presumiendo que su admirador secreto tenía muy buen gusto.

En las mazmorras, Blaise veía divertido cómo Draco colocaba otra flor en un elegante florero. Todas eran flores que Neville había cultivado en tiempo récord por ser las favoritas de Draco y que, casualmente, se las había ofrecido a Harry mientras lo escuchaba hablar de esto en la sala común. Ahora, todas las mañanas, apareció una bella flor en el escritorio del rubio. Blaise se preguntaba cómo lo hacía, pero Hermione no soltaba nada cuando le preguntaba. Lealtad Gryffindor o algo así.

Draco, al abrir los ojos, lo primero que buscaba era su flor en el escritorio. Era gracioso ver cómo su amigo se emocionaba con esos gestos, aunque se esforzaba en ocultarlo. A Blaise le encantaba molestarlo por eso.

Otra cosa que Blaise hacía últimamente era pasar tiempo con Luna Lovegood y su pequeña mascota. Pansy y Theo vieron esto extraño, pero entendieron que su amigo estaba obsesionado con la pequeña criatura y lo dejaban estar.

"¿Ya le has puesto nombre?" cuestionó mientras le daba semillas al pequeño pajarito.

"No, aún lo estoy pensando. ¿Mira, crees que ya estás listo?" levantó un bulto de lana colorida. Y aunque lo intentó, el muchacho no pudo encontrarle forma.

"¿Podrías decirme qué es?" preguntó amablemente. La niña sonrio feliz antes de levantarse para hacer su demostración.

"Es un bolso para llevarme al pajarito a todas partes", explicó mientras tomaba al animal y lo colocaba dentro de la bolsa de aspecto cálido que simulaba un nido, solo que le salían dos tiras a cada lado, las que cobraban sentido cuando Luna las pasaron por sus hombros como si fuera una mochila, solo que para adelante. "Ves, así puedo alimentarlo cuando lo necesito y asistir a mis clases", dio una vuelta feliz.

"Ahora eres una mamá canguro", se burló el moreno.

"Mamá pájaro, mejor dicho", dijo de forma ausente con la mirada en el cielo naranja por el atardecer.

"Sí, lo digo por... olvídalo". Se levantó del césped, sacudiendo los restos de semillas. "¿Aún me lo dejarás para que lo cuide cuando vayas a tus charlas con la profesora Trelawney?" Recogió su bolso, cerró la bolsita de alimento del pájaro y también levantó el bolso de Luna.

"Por supuesto, a la profesora no le gustan las aves por alguna razón, y no podría dejarlo en mi habitación." Ambos caminaron de vuelta al castillo.

"¿Tus compañeras siguen molestándote?" Frunció el ceño irritado.

"Ya no, gracias por ir a hablar con ellas amablemente", le dedicó una sonrisa.

El Slytherin desvió la vista al cielo, "Sí, fue una charla muy amigable". Había ido con Pansy y eso lo decía todo.

Por chismoso, me eché al lobo.Where stories live. Discover now