Capítulo//18

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Ambos matrimonios iban a pasar una mañana en caballo, Derek estaba emocionado, hacia tiempo que no montaba a caballo y ese macho color negro, llamó su atención. Aunque ya le habían dicho que era muy manso y una bestia, de ahí su nombre. Pero Derek estaba empeñado en subir en él, intentar montarlo.
Los padres de Sophie, habían aceptado a Derek, veían a su hija feliz y eso era lo más importante.

—Me quedo con la Bestia. — todos miraron a Derek.

—Pero hijo, ese caballo no se deja montar, ya te lo dije. — dijo Chris. —Acabarás en el suelo.

—Puedo intentarlo. — insistió.

—Amor, ese caballo es muy rebelde. — intervino su mujer. —No quiero que te ocurra nada.

—No te preocupes, no me pasará nada. — la sonrió y la dio un beso.

—Como quieras, cabezón. — la guiñó un ojo.

Le dieron el caballo, pero no se dejaba acariciar. Derek lo intentaba, pero el caballo, se alejó. Con la ayuda de un vaquero y subió, el caballo estaba bien, no se ponía furioso.

—Tampoco es para tanto. — siseó.


Pero de repente, el caballo se puso a dos patas, Derek tuvo que sujetarse bien. Todos se asustaron y Sophie intentó ayudar a su marido, pero imposible hacerlo. El caballo se volvió loco, Derek intentó calmarlo.

—¡Derek! — Sophie estaba asustada.

Derek cayó al suelo de espalda, el caballo iba a pisarlo. Pero él rodó por eso suelo, para que no lo lograra. Los empleados, apartaron al caballo y Derek se levantó del suelo.
Sophie corrió hacia él, su marido se quejaba tocando su espalda.

—Cariño, ¿Estás bien? ¿Te duele algo? — preguntó su esposa preocupada.

—Estoy bien, solo fue el susto.— respondió.

—Vamos a llevarlo a la casa. — dijo Abigail. —Alli lo revisáremos mejor.

Sophie ayudó a su marido a caminar, ya que este estaba adolorido. Mira que le habían avisado, pero él cabezón, insistió en montarlo. A Derek le dolía tanto la espalda, que no podía ponerse recto, le dolía demasiado.
Cuando llegaron al salón, le tumbó en el sofá boca abajo. Sophie le levantó la camisa y abrió sus ojos como platos, su marido tenía la espalda llena de raspones y de sangre.

—Mamá, hay que curarlo. — dijo preocupada. —Susuna, por favor, tráeme el botiquín.

—Te lo dije, hijo. — exclamó su suegra. —Ahora entiendo porque mi hija y tú, sois compatibles... Sois igual de cabezones. — Derek sonrió.

La joven llegó con el botiquín y Sophie lo cogió, empezó a curar a su marido, este solo hacía muecas de dolor.


—Gracias a Dios, que no se rompió nada. — dijo Chris. —Que solo se hizo unos rasguños.



—Si, es un cabezón. — exclamó Sophie. —Nunca hace caso.



—Eso no es cierto. — susurró. —Solo creí que podía dominarlo.


La puerta principal se escuchó y todos se giraron. Sophie se había quedado sorprendida, jamás imaginó verle. Hacia tanto tiempo que no veía ni supo de él, que tenerle justo en frente, las palabras se le habían atascado.




—Hijo, no esperaba tu llegada. — fue su madre hacia él. —¿Cómo te fue el viaje?


—Bien, madre. — respondió. —Hola, padre. — le abrazó.



James miró a su hermana, pero arrugó su ceño cuando la vio curando a un hombre. Caminó hacia ella, pero ella solo le observaba, no movía ni un solo músculo.



—Hola, enana. — la dejó un beso en la mejilla. —¿Cómo estás?



—Bien, gracias. — respondió.

Cuando Sophie le curó, Derek se incorporó. Ambos hombre se miraron finamente.


—Cariño, él es mi hermano mayor James. James él es mi esposo Derek. — el americano abrió sus ojos como platos, no esperó que su hermana estuviese casada.


—¡Encantado! — habló James, rompiendo el silencio.

—Igualmente. — sonrió. —No sabía que estabas casada.


—Tampoco diste señales de vida. — contraatacó. James, sonrió bajando la cabeza, asentía por ella tenía razón.

—Cierto, me alejé de vosotros y me arrepiento. — Sophie sonrió sin gracia. —Sé que tendré que esperar a que me perdones.



—Yo no vivo aquí, James. Vivo en Alemania junto a mi esposo, soy reina y tengo mis compromisos. — siseó con seriedad. —Seguramente conocer a Derek.



—Si, sé quien es. Sé que tú ya eres reina, que tienes tus compromisos. Pero quiero tu perdón, que me perdones y seamos como antes. — Sophie miró a Derek, pero lo que hizo ella, fue levantarse y mirarle fijamente.



—Preferiste irte con ella, dejaste que te manipulará, que fueses tú títere ¿Y ahora vienes pidiendo perdón? No, así no son las cosas. No sabes la falta que me hiciste, las veces que te llamé. — exclamó, le grito. —Pero jamás lo cogiste, me colgabas. Ahora soy yo, la que te dice que no quiero tenerte cerca, no ahora. — se fue del salón.

Derek se disculpó y fue tras ella. Sophie no podía perdonar lo que su hermano hizo, le había dolido mucho que su hermano dejara de lado a su familia por petición de ella.  No saber de su hermano tanto tiempo, sin saber si estaba bien o mal. Sin saber si estaba vivo o muerto, porque cuando le llamaba, jamás lo cogía y eso ella le había destrozado. Siempre fueron muy unidos, siempre estaban juntos. Pero llegó ella para estropearlo todo, aunque si su hermano se hubiese negado, jamás hubiera pasado.

Derek entró a la habitación y la encontró tumbada en la cama llorando, caminó hasta ella y se tumbó a su lado. Sophie se giró y escondió su rostro en el pecho de su marido.


—Mi amor, no llores. — le acarició la espalda.


—Me duele, estoy feliz de verle, pero triste por como nos abandonó. — respondió y le observó. —Nunca supe de él, se alejó, Derek.



—Él hizo mal, si. Pero debes hablar con él y arreglarlo, intenta unirte otra vez a tu hermano. — le aconsejó. —Le he visto muy mal, el quiere arreglarlo, cariño.



—¿Y que hago con este dolor? ¿Con esta decepción? — preguntó limpiando sus lágrimas.



—Mira, se que estás dolida y decepcionada. Pero no dejes que esos sentimientos, te alejen más de tu hermano. Cuando tú estés preparada, habla con él y arréglalo. No tengo hermanos, ojalá lo tuviera. Pero tú que lo tienes y lo tienes de vuelta, no dejes que se vuelva a ir ni alejar. — ella asintió.


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Hola, bellas..

Perdonad por el retraso, estado liada.

Espero que os guste el capítulo, aún hay muchos por delante.

Decidme que pensáis de este capítulo, os leeré. Besos desde España, nos leemos pronto.

De empleada a reina. +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora