Capitulo 9 Cospiracion

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Aún era de noche faltando tiempo para que los primeros rayos de el sol comenzaran a salir e iluminará todo a su paso comenzando a si un nuevo día. El viento entraba por la ventana alzando la fina cortina mezclándose con el aire caliente de el cuarto.
Si tan solo ese aire y las feromonas mezcladas hablarán, dirían todos los secretos entre dos amantes entregándose a sus bajos instintos.

Consumiéndose en una ola de pasión en donde ambos se ahogaban en cada beso y se entregaban memorizando cada parte de el cuerpo de el contrario. El cual con el tacto de cada piel se prendía como brazas que consumía todo a su paso. Aunque ahora se encontraban en plena calma.

El emperador Katsuki reposaba dormido y completamente desnudó, después de varias rondas de sexo en la cama de Izuku. El cual se encontraba a su lado, hacia unos minutos que el menor había despertado, y ahora se encontraba delineando esos firmes y duros pectorales.

Su majestad era tan sexi,
no podía quitarle la vista o las manos de encima. Paso su pequeña mano por esos cuadros bien marcados.
El alfa mayor era un sueño. Hombros fuertes, espalda ancha y una cintura pequeña y todo perfectamente esculpido sin un solo gramo de grasa extra. Sin mencionar las cicatrices de batallas. Eso lo hacia más sexi.
Y su cara ¡Dios, su cara! Era la perfección misma.

Al estar dormido no tenía su siempre característico ceño fruncido, su cara reflejaba paz. Retiró de la frente el cabello rubio con sus manos, nunca pensó que una frente se pudiera ver a si de sexi.

- Si sigues curioseando tendré que atacarte otra vez Sirena - Los ojos rubís hicieron acto de presencia a terminar de hablar, el pecoso se asustó de ser descubierto haciendo latir con frenesí su corazón.
- Esas pequeñas manos no pueden estar en paz, no tuviste suficiente Sirena.

- L-lo siento - Esos ojos rojos lo penetraban, era como si pudiera ver a través de el. Eran como volcanes en erupción que consumían todo a su paso y el no era la excepción.

- No es algo que me moleste...- ¡Dios! Incluso su voz sonaba más ronca, se podía escuchar como un ronroneo.
- Tu piel es tan jodidamente pálida y tersa....- Delineo con las llamas de sus dedos el delgado hombro desnudó de el menor. - Una piel tan joven y llena de pequeñas constelaciones - Bajo la delgada tela de las sábanas que cubría un poco la piel lechosa.

Katsuki sonrió al ver como esa pálida piel estaba llena de chupetones, manchas rojas, tanto en su delgado cuello que bajaba por su puente entre dos pequeñas montañas las cuales también no solo tenía esas manchas rojas si no marcas de dientes. De echo tenía varias marcas de mordeduras de el alfa en su pecho, hombros y piernas. Incluso en sus muslos internos, el cenizo no tuvo piedad de ellos ya que eran tan carnosos que no lo pudo resistir.

La piel de el omega era un lienzo en blanco que el tubo el placer de pintar llenándolo de esos tonos morados y rojos que se hicieron en el frenesí de la pasión. Todavía recuerda el lloriqueo mezclados con los dulces gemidos de el pecoso. Quería oír esa voz, que se quebrara y se alzara en cada rincón resonando para que todos supieran que el más hermoso omega era suyo.

- Partiré temprano hacia la frontera para revisar algunas cosas - Dijo mientras acariciaba la espalda pecosa, viendo como el dueño de esta se ponía triste. - No pongas esa cara Sirena - Acarició su mejilla. - No tardare espero solo me tome tres días...- Sus dedos bajaron a esas peligrosas curvas hasta llegar a esas caderas e ir más abajo y colocar toda su palma en uno de esos pomposos traseros.

- Lo extrañare mi señor....- El toque de el alfa puro lo derretía, como amasaba su piel como masa entre sus grandes dedos lo ponía ansioso y el calor lo comenzaba a invadir.
Como extrañaría el toque de el mayor, como extrañaría la sensación de sus manos recorrer toda su piel y que lo hiciera suyo. Podía oír a el omega interno de Izuku chillar porque el rubio no se fuera.

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⏰ Última actualización: Jun 01 ⏰

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La concubina [ Katsudeku] Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora