Par de Inadaptados

-Capítulo 7-

-Nijika: "¡Bocchi, reacciona!"

-Bocchi: "(E-esto no puede estar pasando... No de nuevo)"

-Nijika: "¿Hermana? ¡¿Hermana, me oyes?! ¡U-un gran demonio cayó del cielo...! ¡Hay... hay mucha sangre! ¡Hermana, ¿qué debo hacer...?!" —Sollozaba la rubia, temblando fuera de sí. La voz al otro lado del teléfono había perdido la matiz desinteresado que la caracterizaba, intentando tranquilizarla.

Seika rápidamente había entendido que se trataba de una emergencia, de las graves.

-Bocchi: "(¿Por qué...?)"

Los gritos retumbaban en su cabeza como lamentos de penitencia. Un apocalipsis. Escenas que veía en televisión, pero juraba que jamás podrían volverse realidad porque en su mente era imposible que la realidad superara la ficción.

Incluso cuando en su mundo sí existían los demonios.

-Nijika: "¡Bocchi, por favor! ¡Mi hermana me dice que tenemos que correr! ¡Debemos escondernos!"

-Bocchi: "(¡¿No se supone que los Devil Hunters se hacen cargo de esto?! ¡¿Donde están?!)"

Nada tenía sentido en su mente . Nada encajaba en su mente horrorizada por la imagen del demonio apuntando con su mirada hacia ellas, mientras dejaba ser sacudida por Nijika, el único impulso que le demostraba que lo que estaba sucediendo sí era real.

-Nijika: "¡Ryo! ¡¿Pero qué...?! ¡¿Qué estás haciendo...?!"

-Ryo: "...Si no lo hago, moriremos"

Aunque presenció cómo su líder palidecía ante su temeraria decisión de enfrentarse al demonio por si sola, demostrando así que su deseo de convertirse en Devil Hunter no era ni descabellado ni producto de arrogancia, Hitori se encontró paralizada, incapaz de reaccionar por sí misma ante las ordenes de Seika de buscar refugio. La voz de la gerente a través del teléfono quedó rápidamente sepultada por el estruendo de cientos de pasos retumbando en el asfalto, los gritos desesperados de Nijika a medida que la bajista extraía una extraña espada de su estuche y la blandía frente a la risa siniestra y burlona del murciélago humanoide, sumergiéndose en el caos y el pánico colectivo a su alrededor.

-Bocchi: "(¡Denji...! ¡Denji...! ¡Por favor, ¿dónde estás?! ¡No puedo...! ¡No podemos hacer esto solas...!)"

Sus piernas temblaron con intensidad, amenazando con hacerla derrumbarse sobre sí misma mientras la gente huía con éxito, abandonándolas a su suerte y prefiriendo salvarse a sí mismos en lugar de arriesgarse a ser héroes en una batalla que parecía imposible de ganar.

Su respiración agitada le impedía escuchar claramente lo que ocurría a su alrededor: los gritos de Nijika con lágrimas en los ojos, siempre adelante de ella pero detrás de Ryo.

Lo único que la chica de rosa podía distinguir eran imágenes consecutivas y borrosas, como si estuvieran siendo capturadas en cámara lenta. Observaba a la bajista esquivando hábilmente al debilitado demonio, infligiendo golpes precisos que rasgaban la piel con cortes profundos y otros más finos, ambos capaces de salpicar la grotesca sangre del ser infernal.

Entonces, algo logró sacarla del horror que la tenía paralizada, que entumecía sus sentidos y nublaba su juicio: los empujones temerosos y desesperados de Nijika. Entre los rugidos y alaridos de ira y dolor que brotaban de la garganta del murciélago demoníaco, mientras Ryo seguía sirviendo como distracción para proteger a sus amigas, los empujones lograron esconderla de la mira del demonio.

Acto seguido, rugiendo maldiciones y jurando que la osada audacia de las humanas se pagaría con sangre y con sus propias vidas, el Murciélago arremetió contra Nijika una vez más (esta vez solo ella, sin Bocchi como el aperitivo principal por ser el blanco más débil que había captado de reojo). Ryo, guiada por el impulso de adrenalina, pánico y el desesperado deseo de ganar tiempo hasta que un verdadero Devil Hunter llegara a la zona para salvarlas, volvió a asestar certeros golpes con la espada que Nijika ya había reconocido como la antigua posesión de su hermana, de tiempos anteriores a su actual "yo" como gerente del STARRY.