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El solecito les daba a Jennie y Lisa en sus suaves pieles mientras Jennie estaba entre las piernitas de la mayor, con su mejilla recostada en su pecho. Ambas recostadas en una manta de cuadros rojos y blancos.
Lisa le había dicho a Jennie, que sus mamis iban mucho a picnics. Así que, decidieron que ese día iban a tener un picnic como jueguito.
—¡Nini, mira! —dijo Lisa, señalando el cielo azul mientras acariciaba suavemente el cabello de Jennie—. Las nubes parecen algodones de azúcar.
Jennie levantó la vista, sonriendo al ver las esponjosas nubes que se deslizaban lentamente por el cielo.
—¡Sí, Lili unnie! —exclamó Jennie con entusiasmo—. Y algunas parecen animalitos, ¡mira esa, parece un conejito!
Lisa rió suavemente, asintiendo mientras abrazaba más fuerte a Jennie.
—Tienes razón, Nini —respondió Lisa—. Y aquella parece un osito, ¿verdad?
Jennie asintió, sintiéndose feliz y segura en los brazos de Lisa. Después de un rato de observar las nubes, Jennie se sentó y miró la cesta de picnic que habían traído.
—¿Y si vemos qué hay en la cesta, Lili unnie? —preguntó Jennie con curiosidad.
—¡Claro que sí, Nini! —respondió Lisa, levantándose y abriendo la cesta con cuidado—. Preparamos muchas cosas ricas para nuestro picnic.
Jennie observó con ojos brillantes mientras Lisa sacaba los bocadillos uno por uno: sándwiches de mantequilla de maní y mermelada, frutas frescas, galletas de chocolate y un par de jugos de frutas.
—¡Todo se ve delicioso! —exclamó Jennie, tomando una galleta y dándole un pequeño mordisco—. Tu mami Yongsun cocina muy bien, ¡me gusta mucho su comida!
Lisa sonrió orgullosa, sintiéndose feliz de que Jennie disfrutara de los bocadillos.
—Sí, mi mami es la mejor cocinera —respondió Lisa con una sonrisa—. Me enseñó cómo hacer estos sándwiches especiales para el picnic.
Jennie asintió, masticando contenta su galleta.
—¡Gracias por invitarme a este picnic, Lili unnie! —dijo Jennie con una gran sonrisa—. Eres la mejor esposita—se acercó a los labios rosaditos de Lisa,Lisa sonrió con cariño ante las palabras de Jennie, sintiéndose muy feliz de poder compartir este momento especial con ella. Correspondió al dulce gesto de Jennie y juntó sus labios en un suave besito.
—Y tú eres mi mejor esposita, Nini —susurró Lisa, sintiendo el corazón lleno de amor por su pequeña compañera. Sus brazos envueltos suavemente en la cintura de su esposita, sintiendo su calidez y cercanía. La suave brisa del picnic acariciaba sus rostros mientras se perdían en ese dulce momento juntas.
Jennie se acurrucó un poco más contra Lisa, sintiéndose completamente feliz y segura en sus brazos. Sus corazones latían al unísono mientras disfrutaban de la serenidad del día y de la compañía mutua.
Lisa se recostó en la manta. Jennie se incorporó, se acercó suavemente a la boquita de Lisa, entrelazó sus deditos con los de Lisa y plantó un dulce besito en sus labios rosados. Lisa respondió con ternura, sintiendo cómo el amor fluía entre ellas en ese tierno gesto.
Ambas soltaban pequeñas y bonitas risitas entre besito y besito, disfrutando de la calidez y la felicidad compartida en su íntimo picnic. El sol brillaba sobre ellas, bañando su pequeño rincón de felicidad en una luz dorada y reconfortante.
Sus labios se quedaron pegados en un contacto simple, pero lleno de significado, expresando todo el amor y la ternura que sentían la una por la otra. El mundo parecía detenerse en ese momento, dejándolas envueltas en su propio universo de cariño y complicidad.
Con cada beso, sentían cómo se fortalecía el vínculo que las unía, cómo se profundizaba la conexión que compartían. No necesitaban palabras para expresar lo que sentían, pues sus acciones hablaban por sí solas, revelando la profundidad de su amor y la belleza de su relación.
Jennie suspiró suavemente, sintiéndose abrumada por la felicidad que llenaba su corazón en ese momento. Lisa le sonrió tiernamente, acariciando con delicadeza su mejilla.
—Te amo, Nini —susurró Lisa, mirándola con ojos llenos de amor.
Jennie respondió con una sonrisa radiante, sintiendo cómo su corazón se desbordaba de amor por la mujer que tenía frente a ella.
—Y yo te amo a ti, Lili unnie —dijo Jennie con voz suave, dejando que sus palabras se perdieran en el aire como una suave melodía de amor.
Se abrazaron con ternura, compartiendo un momento de paz y felicidad que guardarían en sus corazones para siempre. En ese pequeño rincón de felicidad, bajo el cálido sol y el suave murmullo del viento, encontraron la plenitud en su amor mutuo, prometiéndose estar juntas por siempre en cada momento de sus vidas.
Y mientras tanto, Yongsun y Moonbyul veían la escena escondidas, Yongsun se derretía entre los brazos de Moonbyul mientras les tomaba fotitos.
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