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La nieve caía, la luna salía y en la chimenea de los Haroug aparecían los invitados.

-Bienvenida, señora y señor Lestrange - saludó el señor Haroug mientras los invitaba a pasar a la gran mansión.

- Ella debe ser la señorita Amelie - dijo la señora Haroug después de saludar a los demás invitados -. ¡Cómo has crecido! La última vez que te vi fue cuando fui a la fiesta de tus tíos.

- Un gusto, señora Haroug. Soy Amelie Lestrange y gracias por invitarme a la cena.
 
Al entrar Amelie visualizó el gran candelabro de colgaba del techo recordando el de la mansión Malfoy, las ventanas eran grandes donde se divisaba la fuente del jardín, había de igual manera sillones con diferente patrones y colores, en una de las esquinas habían un pequeño bar donde se alcanzaba a ver diferentes bebidas, habían estantes donde mostravan fotos de antiguas personas o habían libros que aunque fueran de hace muchos años seguían intactos.

Estuvieron un rato en la sala, donde había otras familias como los Greengrass, Carrow y Bulstrode, entre otros.

Aunque había muchas personas de la edad de Amelie, ella nunca entabló una conversación. Al rato, la cena fue servida y el comedor quedó por un buen rato en silencio.

Ya eran las doce de la noche. Los adultos conversaban con whisky de fuego en mano mientras los niños y adolescentes hablaban de sus días en la escuela de magia.

- ¿Por qué tan sola? - preguntó Alexander mientras se sentaba en el sillón donde permanecía Amelie.

- ¡¡Alexander!! No sabía que venías a esta cena - dijo la pelicafe sorprendida.

- Oh, ¿no sabías? - dijo Alexander, un poco divertido por la situación -. Creo que no me presenté correctamente. Soy Alexander Haroug de Devonshire, sobrino del ministro de magia francesa, duque de Devonshire y tercero en la línea de sucesión al trono. - dijo egocentricamente.

- Ok, creo que fuiste muy egocéntrico - dijo Amelie mientras se reía -. Así que si los dos primeros en la línea de sucesión se mueren, ¿tú te conviertes en rey de Francia?

- Sí, pero no de Francia, sino de Inglaterra.

- Bueno, pero, ¿por qué no estudias en Hogwarts y estudias en Beauxbatons?

- Porque mi padre es francés y mi madre, por alguna razón, estudió aquí en Francia. Así que decidieron que yo estudiaría acá.
 
Amelie no tuvo tiempo de contestar ya que:

-¿Qué te parece si damos un paseo por los jardines? - sugirió Alexander de manera imprevista -. Es un lugar muy bonito por la noche y podríamos hablar más tranquilamente.

-Claro, me encantaría - respondió Amelie con una sonrisa.

Ambos se levantaron y salieron al jardín. La noche estaba clara y las estrellas brillaban en el cielo. Mientras caminaban, Alexander le contaba a Amelie sobre sus experiencias en Beauxbatons, y ella le compartía anécdotas de Hogwarts cuando aún estudiaba.

-¿Sabes? A veces pienso que nuestras vidas están tan llenas de responsabilidades y expectativas que es fácil olvidar disfrutar el momento - dijo Alexander, mirando las estrellas.

-Tienes razón - asintió Amelie -. Pero creo que esta noche estamos haciendo justo eso: disfrutando el momento.

-Sí, tienes razón. Es agradable pasar tiempo contigo, Amelie - dijo Alexander, mirándola con una sonrisa.

-Lo mismo digo, Alexander. Esta noche ha sido realmente especial - respondió Amelie, devolviéndole la sonrisa.

Ambos continuaron caminando y conversando bajo la luz de las estrellas, disfrutando de la compañía del otro y la tranquilidad del jardín.

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- Iremos esta noche, verdad? - pregunto alguien.

- Por supuesto, he conseguido el traslador, y si todo sale bien le daremos un buen susto.

- Y luego podemos visitar a ya sabes quien? Al menos le podré entregar una carta?

Luces y Sombras en Hogwarts: El Camino de AmelieWhere stories live. Discover now