Soy un Omega Sustituto. Es mi trabajo llevar un cachorro de Alfa a término completo... por un precio.
No me juzgues. Hago esto para sobrevivir.
Las reglas son simples: nunca te involucres demasiado ni te enamores.
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-Eres un tonto imposible Alfa, bájame. Esto es francamente embarazoso -murmuró Book.
En un momento, su fuente se rompió mientras se besaban en la puerta principal. Demonios, por el aspecto de las cosas, podrían haberlo llevado un poco más allá... hasta que el bebé decidió que era tiempo de interrumpir. Lo siguiente que Book supo, fue que Force le pidió que se quedara ahí. Un segundo después, Force tenía la mochila llena de lo que necesitaban y tomó a Book en sus brazos como si Book no pesara nada.
-Salgan del camino -gritó Force a sus vecinos de al lado, una joven pareja que se retiró apresuradamente cuando Force mostró sus colmillos. Entraron al ascensor. Con voz más suave, Force dijo: -¿Puedes presionar los números? No eres exactamente un peso ligero.
-Entonces bájame, idiota. -Book siseó.
¿Qué demonios? Debería haber esperado que algo así sucediera. Cuando Force sugirió por primera vez que practicaran los posibles escenarios cuando el bebé llegara, Book se rio. Le dijo a Force que esto no era un simulacro de incendio. Pero cuando el Alfa le dio uno de esos 'no preguntes, solo obedece' Book sabiamente se calló.
Además, Force se veía demasiado lindo cuando estaba nervioso.
Ahora el Alfa le estaba diciendo a Book lo que quería, o temía oír. Esa noche anterior no había sido un error o una cosa de una sola vez. Cuando Book mencionó a Inn, Force tenía una respuesta preparada, como si esperara que Book sacara el armamento grande.
Maldito Inn, te apareaste con un hombre condenadamente obstinado.
La imaginación de Book trabajó horas extras. Juró que vislumbra el fantasma del otro Omega de pie delante de ellos, no era un fantasma vengativo, pero sí uno sonriente.
-Ya que tu fuente se rompió es mejor que te lleve cargado.
Las puertas se abrieron. Una pareja de ancianos se apartó por el gruñido de Force.
-Buena suerte -les gritó la Sra. Kang. -¡Estoy emocionada de ver a su nuevo bebé!
Book le devolvió el saludo. -Gracias, Sra. Kang.
-¿Qué jodidos fue eso? -Force preguntó.
Estaban fuera del departamento ahora y frente al auto de Force. El Alfa lo deslizó fácilmente al asiento trasero.
Book puso los ojos en blanco. -Los Kang. Viven abajo, ¿no lo sabías?
Cuando Force frunció el ceño, Book continuó: -A veces voy a su casa a almorzar. El Sr. Kang me está enseñando a jugar al ajedrez y me encantan las galletas de su mujer.
Force negó con la cabeza. -Realmente eres increíble, Book. Yo, por otro lado, no soy bueno con la gente.
Force abrió el asiento del conductor y subió. El loco Alfa ya había trazado el camino más rápido al hospital. Book se agarró a los asientos cuando Force prendió el auto.
