11. Ataque bajo las sombras

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Un ataque al Reino Oscuro.

Algo impensable.

¿Quién se atrevería a tanto?

¿Quién es tan estúpido como para atacar el palacio en medio del baile real de los dioses?

Estaban interrumpiendo algo tan sagrado. Algo que seguramente tendrían que pagar después con la furia de algún dios.

Porque hoy es un día de celebración, no de guerra.

Todo ocurre tan lento.

Los estruendos se hacen mayores y el piso empieza a moverse bajo mis pies con cada golpe. Los invitados se empiezan a asustar y algunos gritos se escuchan con cada impacto.

El soberano de esta nación se ve tranquilo, pero su mirada refleja furia, se pregunta quién fue el idiota que está provocando su propia muerte.

De pronto un guardia llega corriendo en nuestra dirección y le susurra al rey algo en el oído, tan leve para que ningún de nosotros dos —el rey dunker y yo— podamos escuchar. Pero lamentablemente, ha hablado muy cerca de mí.

"Estamos bajo ataque. Ravenna nos está atacando".

¿Ravenna?

La existencia de Ravenna es algo que desconocía. Mis tutores decían que años antes de mi nacimiento, había sido destruido por otras naciones.

Al parecer no está tan fuera del mapa.

Solo veo al rey apretar su mandíbula.

—¡Guardias! ¡Escóltenlo hasta su carruaje ahora mismo! —Se refiere al Rey Callum y cuando este ve que el monarca de ojos azules ya está alterado por los sucesos, lo veo sonreír. Una sonrisa de maldad, de alguien que no te desea nada bueno. Y por un momento se me cruza por la mente que él tiene algo que ver con todo esto, pero luego, mi captor se gira hacia mí—. Y tú, karniana, no te separes de mí.

Es una amenaza, me quiere tener bien vigilada. Teme que vaya a escapar.

Y es inteligente, pues sin duda intentaré escaparme si veo la oportunidad.

Asiento en su dirección y eso lo hace caminar en dirección a la puerta por la que hemos entrado anteriormente. Mientras caminamos rápidamente, veo como todas las personas son guiadas al tectum, lo cual es un refugio dentro del palacio, según escucho al pasar por los guardias.

—¡¿Dónde está el Capitán Ulricsson?! —Vocifera el rey cuando empezamos a ver a muchos soldados movilizándose, pero ninguno de ellos es el susodicho.

—Aquí estoy —sale de un pasillo rápidamente y veo que trae puesto ya su traje de combate, el que usa conmigo para entrenar y el que a parecer usa también en ocasiones como esta.

Se une a nosotros y por un momento me mira confundido, hasta que lo deja pasar y se concentra en lo que verdaderamente importa. ¿Por qué nos atacan?

—¿Qué es lo que ocurre Ulricsson? —pregunta entre dientes el hombre de ojos azules.

—El ejército entero de Ravenna se ha infiltrado al reino. Han atacado a cualquier cosa que se mueva, pero su objetivo era el palacio.

—¿Civiles?

—Según el informe, hay demasiados muertos.

—¿Soldados?

—Se han tardado en reaccionar, pero ya están combatiendo a los revanos.

Veo como el rey hace una mueca de inconformidad y solo niega con la cabeza. Nunca lo había visto tan enojado, está listo para pelear por su nación y asesinar a cada enemigo que se crea capaz de invadir su nación.

Mi maldita perdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora