Herencia

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Había pasado una semana desde la muerte de Jaechan, odiaba ver en los noticieros las condolencias absurdas por el hombre que lo engendró. Pero por otra parte, le divertía mucho que la policía se estuviese matando tratando de encontrar al responsable de su muerte tan sádica.

Observó hacia al frente, Jungkook se encontraba cortando al otro lado de la mesa algunos trozos de verduras para preparar el almuerzo. Sonrió, era tan surreal, Jungkook tenía un rostro inocente e incapaz de romper un plato, si supieran...

Tae se volteó, buscando en la alacena los ingredientes para seguir preparando el pollo cortado en filetes, bufó.

-¿Qué ocurre, precioso?- las manos de Jungkook sobre su caderas lo sorprendieron, más no se apartó. Cerró la puerta del gabinete y se volteó.

-No hemos ido al supermercado.

-Cierto... ¿Te parece si voy rápido?- preguntó Jeon -. Alguien tiene que quedarse cuidando las papas al horno.

-Está bien. Ve.

En cuestión de cinco minutos se quedó sólo en aquella casa. Siguió, con las intenciones de adelantar el proceso de cocina. Pero el timbre de la puerta se escuchó, haciéndolo sentir bastante confundido.

-¿Habrá olvidado la billetera?- se preguntó a sí mismo.

Caminó un poco apresurado, tomó el pomo de la puerta y la abrió. Grande fué su sorpresa al ver a la persona frente a él

-Hola- saludó, sus ojos levemente llorosos -. Enserio discúlpame si mi presencia te incomoda, solamente quería... quería verte y sentir que Jaechan no se fué del todo, eres tan parecido a él.

Tae retrocedió mareado, aquella pelirroja parecía estar afectada en serio, pero a él no le importaba.

-No diga eso, yo jamás llegaré a parecerme a ese ser.

-Oh, Tae. A pesar de todo él era tu padre.

-Si. Uno que me vendió a unos mafiosos para pagar una puta deuda ¿Sabe algo? Es un favor al mundo que él esté muerto.

La mujer tapó su boca y sollozó con mucho pesar, con su cabeza gacha, sus hombros contraídos y las lágrimas saliendo. Estaba siendo demasiado cruel con una persona que probablemente amó mucho a ese infeliz, pero eso no lo comprometía a guardar un luto que no sentía en lo más mínimo.

-Yo quiero hablar contigo ¿Podemos?

-¿De qué querría hablar conmigo, señora? -preguntó, con total indiferencia.

-Por favor, Taehyung- la mujer llevó su mano a su vientre -. Llevo aquí dentro a tu hermano ¿No quisieras conocerlo? Él no tiene la culpa de nada, yo tampoco, solamente quiero que tú seas parte de nuestra vida.

Tae lo pensó, quizás esa mujer tenía razón. No le era indiferente el pensamiento de compartir con esa criatura, y si bien no tenía la culpa, si podría tener contacto con ellos.

Se apartó de la puerta, y con su mano hizo un gesto en clara invitación al interior de la vivienda. La mujer observó todo, y suspiró antes de sentarse con mucha dificultad en el sillón, todo gracias al tamaño de su panza. Tae se sentó justamente enfrente de ella.

-La escucho ¿De qué quiere hablar?

-Bien sabes que tu padre dejó al aire todos sus bienes...

-No los dejó al aire, yo soy el heredero universal- la mujer apretó la mandíbula al escuchar aquello.

-Así es, eres tú, pero cómo sabrás, no serás el único hijo de él, así que quiero que hagamos un acuerdo para dividir ochenta y veinte la herencia de él.

Catarsis    (kooktae)Where stories live. Discover now