No Somos Diferentes

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Cuando los primeros impactos agitaron la nave, el temblor consecuente se sintió vívidamente en la enfermería donde los pilotos de mobile suit estaban siendo tratados. De los tres, el primero en despertar fue Jhon, quien resultó menos herido durante el último combate contra Dominicus.

No obstante, a pesar de haber recuperado la conciencia, estaba lejos de estar en un estado óptimo para abandonar la cama. Debía descansar, y todo el dolor alrededor de su cuerpo le gritaba qué por favor lo hiciese, más su tenacidad, alimentada por su fuerte sentido del deber, lo motivó a vestir su uniforme antes de tiempo. No pensaba quedarse de brazos cruzados mientras un enemigo les atacaba.

Camisa, pantalones, botas, en ese orden el moreno vistió su uniforme, finalizando al ajustar su arma, hasta ahora reposando en una mesa junto a su cama, al costado izquierdo de sus prendas, al nivel de la cintura.

Apenas podía caminar apoyándose de la pared en cada paso, un avance torpe qué se interrumpía cada vez que la nave era agitada por un impacto.

En su camino, el teniente se cruzó con varios oficiales y otros tripulantes de la nave que, estando en estado de alerta, no tenían tiempo para preocuparse por su condición, aunque esto tampoco le importaba. Lo que sí llamó su atención fue la escena que se grabó en sus ojos al girar en una esquina por los pasillos de la nave.

Aquella prisionera a la que se le había dado demasiadas libertades, Miorine Rembran. Todo aquello acerca esa mujer le resultaba desagradable, una repulsión que se originaba en el odio del teniente a toda la calaña de la Unión, no obstante, debía dejar sus emociones personales para después y centrarse en el combate que se estaba librando, estaba seguro de hacer eso, lo estaba hasta que notó como la albina sostenía en su mano, con aparente indecisión, un dispositivo móvil de comunicación. Desconocía si se traba de algún dispositivo civil o de uso militar, pero incluso en el primer caso sería más que suficiente como herramienta de rastreo, fue entonces que el moreno unió cables.

Por fin tomaba sentido que las fuerzas de Jeturk siempre los alcanzasen sin importar sus rutas o métodos de escape, también explicaría como parecían siempre tener un plan de combate en cada encuentro, todo cobraba sentido dentro de la cabeza del teniente, quien, sin necesitar más pruebas, desenfundó su arma y, sin titubear, apuntó a la prisionera.

—Lentamente, levanta las manos y date la vuelta, Miorine Rembran.

Ordenó directamente el piloto. Miorine por su parte, al escuchar el sonido distintivo de un arma cargada al ser desenfundada, sintió como su mundo se congelaba. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué fue lo que hizo? Fueron preguntas que rondaron su mente mientras lentamente seguía la orden, revelando al moreno que, lejos de la confusión y nervios que sentía por dentro, su rostro parecía más el de alguien que estaba siendo molestado, alguien irritado al tener su tiempo robado.

—¿Qué significa esto?

Cuestionó Miorine tras mirar el cañón del arma antes de volver a fijar su mirada sobre el moreno.

La tensión no se hizo esperar, para Miorine no era desconocido el hecho de que más de una persona en la nave no estaba feliz con su presencia, y justo ahora una de esas personas tenía el poder para acabar con su vida solo por un desprecio y odio ciego.

Al mismo tiempo, afuera de la nave se estaba llevando a cabo el combate entre las más máquinas que representaban el pico de la tecnología en mobile suits hasta el momento.

Dos estelas de luz celeste atrayéndose y alejándose las unas de las otras constantemente decoraban el infinito, oscuro y vacío espacio. El Aerial y el Schwarzette, ambos Gundam bailaban en un salón que parecía pertenecerles solo a ellos.

El Aerial, piloteado por la comandante Suletta, demostraría una vez más un estilo de combate dominante, cargando con toda la potencia de sus propulsores hacia su enemigo, buscando embestirle con su escudo para desequilibrar la postura de su rival, una estrategia simple que le había servido en múltiples ocasiones en el pasado, pero no sería erróneo el mencionar que la comandante estaba siendo ingenua o hasta descuidada, a fin de cuentas, se las veía con un enemigo sin igual, un Gundam.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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