Capítulo 4

1K 125 108
                                    

Espacio para dejar tu respectivo “llegué” y comenzar a dejar muchos comentarios

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Espacio para dejar tu respectivo “llegué” y comenzar a dejar muchos comentarios. Recuerda, entre más comentarios, más actualizaciones.

Sin más, disfruten la lectura.

[...]



Damiano siente que flota mientras camina, sus pasos son ligeros y sutiles, como si pisara nubes.

Se siente de muy buen humor.

Se siente bien, feliz.

—Damiano —lo saluda Valentino mientras se incorpora junto a él, caminando a su lado.

—Valentino —responde Damiano con una inmensa y brillante sonrisa sobre sus labios.

Él nombrado lo observa extrañado, se adelanta algunos pasos y abre la puerta de la oficina para Damiano, entrando inmediatamente detrás de él.

—¿Una buena noche? —pregunta sin apartar su mirada del alegre semblante ajeno.

Damiano lo piensa un instante y después niega indeciso. Fue una noche común, con buen sexo y buena compañía.

Nada grandioso.

—Tu sonrisa dice lo contrario.

Damiano sé incómoda, aclara su garganta mientras arregla su corbata. Mantiene su expresión neutra, tratando de disimular la inmensa sonrisa sobre sus labios; esa que al parecer aparece por sí sola y sin razón aparente.

—¿Se arregló con Ícaro? —cuestiona Valentino, mirándolo fijamente a los ojos, presionándolo.

Damiano aparta su mirada de los ojos del castaño.

—Gracias —dice con sarcasmo, poniendo mala cara. Recordando su desgracia amorosa de hace tan sólo algunas horas.

—Entonces, no sé a quién más se debe tu buen amor... —Valentino lo apunta con su dedo índice, poniendo más presión sobre él—. Y esa sonrisa que sólo aparece cuando crees haber encontrado al indicado.

Damiano niega con su cabeza mientras rodea su escritorio. Toma los documentos que están sobre éste y comienza a ojearlos, tratando de no prestar atención a la presencia de Valentino.

—Entonces, si no es Ícaro... ¿Otro?

Damiano suspira.

No le gusta ser presionado, no le gusta mentir y sobre todo, no le gusta ocultar las cosas buenas que pasan en su vida a su mejor amigo.

—¿Vas a juzgarme? —cuestiona Damiano indeciso, recargándose con ambas manos sobre su escritorio e inclinando su cuerpo un poco hacia adelante.

—Voy a apoyarte.

El caos que implica amar ©Where stories live. Discover now