Capítulo 81

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Cancún, México
Diciembre, 2022

Ana:

Era un día más, y uno muy especial

Hoy finalmente salíamos del hotel una vez más para turistear en la ciudad. Ayer por la noche compramos unos boletos para trasladarnos a otra isla de Quintana Roo. La verdad estaba muy emocionada ya que tenía un par de ideas para los videos

— Agus fue a cargar gasolina a la camioneta, en unos diez minutos llega así que por favor, estén listos —pidió Ruggero mientras salíamos del lobby a la entrada del hotel— ¿traen todo? Volvemos hasta mañana por el medio día

Eran la cinco de la mañana y el desayuno del hotel lo servían a las siete, así que preferimos salir antes para llegar temprano a Playa del Carmen.

Si, íbamos para allá. ¡Yo feliz! Era de mis deseos conocer ese lugar hermoso

Llegamos hasta la entrada del estacionamiento y tomamos lugar en una de las bancas que había ahí afuera

— Me muero de hambre —habló Santi removiéndose su cabello—

Sí se sentía bastante calor, a pesar de estar un poco nublado y de que quizá llueva, el sol estaba muy presente

— Yo también —habló Leo tomando de una botella de agua— ¿cuánto tiempo de distancia es?

Ruggero hizo una mueca ladeando su cabeza tratando de calcular el tiempo a lo que todos me miraron después

— No sé —contesté— casi dos horas

— ¡No! —chilló Mancini— insisto que vayamos a comprar algo de paso

— Yo la verdad no tengo mucha hambre, puedo soportar hasta que lleguemos al restaurante de allá —habló Ele a lo que Leo la miró mal y ella se encogió de hombros—

Aún no se iba la manía de comer poco

— Bueno ya, tranquilos. Llegamos al Starbucks que estaba por la entrada, ¿lo recuerdan?

Asentimos y Ruggero imitó la acción. Lidiar con cuatro adolescentes no se lo deseaba a nadie

— Uh, creo que ahí llegó Agus —sonrió Ele observando la camioneta llegar, y en efecto—

— Por fin —murmuré— ¿ya nos podemos subir?

— Andando —Ruggero—

[...]

Bebí de mi malteada fría mientras me incorporaba en mi asiento. Ya íbamos a una media hora de camino y obviamente como prometió Ruggero, llegamos al Starbucks

Habría preferido un Tim Hortons ya que son mi perdición, pero esto lo aceptaba. Tenía hambre y eso era más fuerte que todo

Les cuento un poco la situación

Agus y Ruggero se situaban en la parte de adelante donde el italiano conducía. Por la segunda fila estábamos Santi y yo, él...

— ¿Me das? —dijo tomándole a mi malteada de la pajilla... si bueno, robándose mi comida—

Y por la otra fila iban Elettra y Leonardo, ella recargada un poco en él, mi amiga metida en su iPad y audífonos, al igual que Leo, pero iba con sus ojos cerrados

— No comprendo porque no dan un paso más, a leguas se nota que se quieren

Santi me miró ante el comentario

— Es lo mismo que me pregunto —se inclinó a mí haciéndolo mirar— ¿porque no somos novios? Ambos nos queremos

Solté una carcajada dejándome caer al asiento cómodo y subiendo mis pies descalzos con mis calcetines. Siempre se insinuaba con esos comentarios

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