Capitulo 05

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Violeta

Cuando un corazón está roto es fácil llenar aquel hueco con cualquier cosa con tal de sanarlo tu mismo. Y a veces el quererte a ti mismo es mil veces mejor que mendigar por amor.

Porque los únicos que mendigan por amor son aquellas personas que no sienten amor por si mismos y es por ello que necesitan de alguien más para estar bien.

Pero a la larga eso no sale nada bien porque aunque llegues a tener el amor que tanto ansiabas, nunca te sentirás completa.

Sentirás que algo te hace falta y todo te parecerá poco, es en ese momento que serás el blanco perfecto para cuándo una persona quiere hacerle daño a otra.

–¿Me puedes pasar la pintura de uñas rosa?– pidió Chiara terminando de limarse las uñas de las manos.

–Ten– se la paso Alessia tomando ella también la pintura azul celeste.

Las gotas de lluvia se quedaban pegadas al vidrio conforme iban cayendo, el olor a tierra mojada inundaba nuestras fosas nasales mientras en la sala sonaba la música que salía del celular de Chiara.

Esto me hacía recordar a cuando íbamos en la preparatoria, cuando teníamos sueños de formar una familia para tener el final feliz que tanto se dice en las películas, pero con el tiempo nos dimos cuenta que nada es como la ficción donde el príncipe llega al rescate de la princesa.

Porque a veces no siempre es un príncipe el que llega, sino un villano que en lugar de reconfortar tu vida la vuelve mucho peor. Llega a marchitarte y solo tomarte como un juego.

Porque lo único que quiere aquel villano es un momento de diversión, sin ganas de un compromiso y solo tener contentos a sus amigos que los han incitado a eso.

A veces en el cuento ni siquiera existe un príncipe y es la misma princesa quien se debe de salvar y convertirse ella misma en una reina.

–Alessia– la llamo Chiara mirándola como un cachorro– ya no puedo seguir ocultandoselo, es mejor que se lo digamos nosotras a qué ella se lo encuentre en alguna parte.

–¿Pero y si se enoja?– frunció el ceño con preocupación.

–Se enojara más si no le decimos ahora– asintió.

–Tienes razón– entonces sus miradas fueron hasta a mí.

Me sentí como una presa cuando está siendo cazada y está a punto de caer en la trampa, y eso no me gustaba porque la cazadora siempre debería de ser yo.

Nadie puede estar por encima de mi.

–¿Qué sucede?– endurecí la mirada y tense la mandíbula esperando por su respuesta.

–Lo encontramos a él en el aeropuerto el día en que llegamos, venía en el mismo vuelo que el nuestro– explico Chiara en tono bajo y al mismo tiempo bajaba la mirada.

Era lo último que quería escuchar, que aquel hijo de puta estaba pisando el mismo suelo que yo, estaba respirando el mismo aire que el mío y que posiblemente algún día me lo volviera a tener que encontrar de frente, y cuando eso pasara no estoy muy segura de que él seguirá con vida porque en el primer instante en que esté en mi campo de visión le incruste una bala, primero en su polla y después en el cerebro por todo el daño que me causo.

Dominio oscuro: La pasión encadenada (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora