PECADO. [Libro 2]

CAPÍTULO 23.

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Lo que soy.

India.

Abro los ojos sintiendo que la cama se hunde cerca de mis piernas, diviso a Enzo que sostiene mi tobillo cuando intento patearlo, se inclina tocando su boca con la mía «no me ha dado ni veinte minutos para descansar», mis piernas terminan abiertas con él en la mitad. Me quedo quieta sintiéndolo mover la erección en mi centro que aclama tacto.

—¿A qué se debe esto? —cuestiono girando el rostro cuando intenta besarme.

Me muerde la barbilla y lame mi cuello.

—Alza— indica desabrochándome los pantalones y luego mete los dedos en mi ropa interior, deslizando los jugos que mi cuerpo libera por toda mi intimidad, palmea dejándome la saliva como agua dentro de la boca.

—¿No me vas a responder? —sigo intentando evitar el temblor en mi tono.

—No.

Hunde los dedos frotándome el clítoris con el pulgar y debo morderme la lengua. «¡Control!». Siento que las mejillas se me acaloran y sus ojos recorren mi rostro, detallando las expresiones.

No. Me niego a darle cualquier indicio de reacción. Solo quiere ponerme al límite usando mi libido sexual de castigo y por más cachonda que me deje, no lo va a lograr. Solo quiere demostrarme su poder sobre mi cuerpo en dicho ámbito.

Me concentro y vuelve a palmearme el coño mientras inhalo conteniéndome. Se desabrocha el pantalón liberando el pene erecto que me hace destilar veneno, solo hunde el glande haciendo que suene el chapoteo ya que parezco un jodido humedal.

Mi sexo arde y duele debido a que es un juego donde medio penetra y sale dejándome con ganas del orgasmo, se masturba delante de mí con los ojos oscurecidos y me deja pegajosa recostada sobre la cama.

—Te espero abajo en diez minutos— me muerde el labio inferior haciéndolo sangrar.

Lo aparto encerrándome en el baño, me quito la ropa mirando mi reflejo en el espejo del lavamanos, siento que mi coño palpita, pero abro la ducha con agua helada y me bajo la calentura con los dientes castañeándome. «No me voy a masturbar pensando en él» Me niego a ser controlada de esa manera.

Vuelvo a vestir con la misma ropa y salgo con el cabello húmedo, lo envuelvo en la toalla antes de meter mis pies en el jean de pitillo, me dejo la blusa doblada dejando mi abdomen descubierto, acomodo las medias y los botines antes de salir.