Lo contrario a ella (36)

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Salía de la oficina donde me habían firmado los papeles que necesitaba, desgraciadamente miraba como aquel hombre que me había levantado la voz anteriormente, se acercaba a mí.
- Ximena, por favor, vamos a hablar - Dijo aquel sujeto y yo suspiré no podía creer que por culpa de mi hermana me iba a estar sometiendo a semejante humillación, ni siquiera conocía al tipo y se supone que soy la mano derecha del dueño, bueno que específicamente era mi padre qué ejemplo estaba dando.
Me tranquilicé y solo le hablaba amablemente de que no me dijera así y que no me estuviera reclamando en medio de las otras personas.

Me fui de la empresa lo más rápido que pude y sin que me viera aquel hombre, llegué a casa y subí rápido las escaleras, estaba enojada, entré al cuarto de mi hermana, ella se maquillaba.
- Yo no voy a estar soportando que tus noviecitos me hagan unas escenas por tu culpa Ximena - Ella me miraba desde el espejo y hacía una cara de desagrado.
- Solo no les hables hermana, no les hagas caso, todos son unos pobres diablos - Dijo ella pintándose los labios.
- ¿Qué te pasa Ximena? ¿Acaso no valoras el amor que te tienen? - Pregunté cruzando los brazos.
Ella se quedó callada, no me respondió al contrario se seguía maquillando en su espejo, ella se habia ido al poco tiempo, habían pasado algunas horas, tocaban la puerta, yo bajé y abri la puerta, era aquel hombre, este tenía un ramo de rosas enorme no podía ver su cara y algunos chocolates detrás de él habían unos mariachis, se me llenaban los ojos de ilusión pensando que eran para mí, sonreí y la verdad pensé que él no tenía la culpa de lo que estaba pasando, no lo había visto de esa manera, mi hermana era la que jugaba con él.
El hombre también tenía un gran oso de peluche, este estaba enorme.
Esperé que se terminara la primera canción, estaba un poco incomoda, en verdad pensaba que era mi otra hermana.

- Hola - Me dijo él mientras batallaba en mirarme, sus regalos le tapaban su vista y yo reí.
- No debiste de haber comprado todo eso - Cruzaba mis brazos mientras le pedía a un mariachi para que le ayudara.
- Eres muy tierno - Dije y él me miró, como si fuera lo mejor que le habían dicho.
- Compré todo esto para ti, para que me dieras una oportunidad - Dijo y yo me froté el brazo, estaba algo incómoda .
- Disculpame, lo siento por decepcionarte, pero yo no soy Ximena, me imagino que no te dijo que tenía otra gemela -Dije y él estaba muy confundido.
- ¿De qué hablas? - Preguntó y yo me sentí muy apenada con él.
- Yo soy hermana gemela de Ximena, a ella es a quien buscas - Dije y él se quedaba pensando, al principio no podía creerlo, pero después se disculpó, estaba cegado de amor por mi hermana, estaba muy enamorado que no se habia dado cuenta de esta terrible confusión.
- Perdoname, lo siento, disculpame, me muero de la vergüenza - Le pagó al mariachi que estaba atrás de él y les pidió de favor que se retiraran.

CHRIS

No sabía cómo explicar el hecho de enterarme de que Ximena tenía otra hermana, las dos eran hermosas, pero _______ me daba un aire de paz con tal solo verla, con solo verla estaba seguro que no se parecía ni un poco a Ximena aunque fueran gemelas.
- ¿Gustas pasar a esperarla? - Ella preguntó eran las seis de la tarde, tomé la decisión de quedarme aunque sea esperarla por una hora mientras se hacia de noche.
- Gracias - Me invitó a su gran mansion, miré por todos lados, era un lugar bonito y elegante, ella me pasó a la sala.
- Necesitas algo? Algo de tomar? Jugo o algo? - Preguntó y yo asentí sonrio y de inmediato fue a la cocina.
- Gracias - Habia regresado con el jugo, yo me paré del asiento para tomar el jugo pero ella venía hacia a mí y la verdad es que había sido mi culpa el que se cayera todo el jugo en mi camisa.
- Disculpame, fue mi culpa - Ella sonrio y yo negué, rápido yo le dije que era mi culpa, ella dejó el vaso vacío en la mesita de noche de la sala, trató de secarmelo con una pequeña toalla.
- No te preocupes, está bien - Dije y ella se sentía apenada, se veía tan bonita con sus mejillas rosadas.
Yo me quité la camisa, tenia toda una mancha de jugo, dejé ver mis brazos, el pecho trabajado como mi espalda ancha, ella miraba mi cuerpo mientras me quitaba la camisa.
Me voltee haciendo mi cabello hacia atrás sus ojos no dejaban de mirarme, navegaban por mi abdomen, ella rápido bajó la mirada y me tomó la camisa.
En ese momento había llegado Ximena por la puerta principal, nos había visto en cuanto llegó.
- Dios, como no te hice caso vienes a enamorar a mi hermana? - Preguntó enojada yo negué al igual que ______.
- Él vino a buscarte - _______ dijo mientras me miraban las dos sin camisa.
- Me viniste a buscar? - Preguntó Ximena mientras se acercaba a mí.
- En serio estas enamorado de mi? - Ella preguntó con una sonrisa, se me acercaba y tocaba mi abdomen, vi que _______ habia dejado mi camisa en el sillon y se había ido sin decir nada, la voltee a ver pero Ximena rápido hizo que la viera tomándome la mandíbula.

- No quieres ir a otra parte? - Yo la miraba, me provocaba con tanta rapidez, me dio un beso y al final me miró dándome una pequeña mordida en el labio, no podía resistirme a ella, era como una diabla cuando me provocaba, su lengua pasaba por mis labios mientras sonreía tocaba mi cuerpo con sus delicadas manos mientras escuchaba el sonido de sus pulseras de oro y sus uñas rasguñaban levemente mi cuerpo, la tomé de la cintura con un poco de fuerza para que se acercara a mí, ella rió y la besé, mi mano pasaba por su nunca y cabello, la acariciaba mientras nuestras lenguas jugaban al besarnos, quería volver a sentir, a oler su perfume, el olor de su piel, la textura de sus labios, ella me empujó, me miró con tanta lujuria y se pasó su mano para quitarse lo húmedo que le había dejado mis besos, me agarró de la mano y me llevó a su recámara, volvimos a tener una maravillosa noche juntos, en esa gran cama que tenía en su habitación sin que nadie nos molestara, nos la pasábamos entre esas suaves sabanas, haciendo el amor durante horas, no me cansaba de su cuerpo, eso hubiera querido que pasara, volver a tenerla en mis brazos, entre las sábanas pero no había sido así, derrepente me tronó los dedos estaba molesta y quería que me fuera de ahí, le suplicaba que nos diéramos una oportunidad pero ella no quería, estaba decidida en terminar con lo que habíamos tenido, me estaba mandando al diablo y se lo permitía de nuevo, me sacó de su casa, mi camisa se habia quedado en la sala de ella, me encontraba afuera de su puerta, rogándole que me abriera, pero nunca lo hizo.

Al siguiente día fui a trabajar a la empresa, me sentía decepcionado, enojado y tan rechazado, estaba en mi turno de almuerzo, y miré de lejos a una mujer igual a la que me había rechazado y que me había tratado con la punta del pie, no sé porqué me ponía tan nervioso, tal vez porque me recordaba a ella, no lo sé, pero miré que hablaba con la secretaria del primer piso y salió al jardín, pedía un café, y se sentó en una mesa libre para revisar sus documentos, tenía el impulso de querer ir, me paré y caminé hacia ella.

- Buenos días - Ella me miró mientras sus lentes resbalaban por su nariz.
- ¿Me puedo sentar? - Ella hizo un gesto en que lo hiciera sin decirme nada.
- Espero que te encuentres bien, espero que puedas organizar tus archivos, debes de tener mucho...
- ¿Qué necesitas realmente? Quieres volver a acercarte a mi hermana? No ves como te trató ayer? - Yo me quedé perplejo, no sabía que decirle tampoco sabía como reaccionar.
- Todavía tengo la esperanza de que se de algo entre nosotros - Ella me miró con un poco de tristeza.
- Yo... te recomiendo que ya no la busques, por tu bienestar - Ella inconscientemente tomó mi mano pero se dio cuenta de lo que hacia y rápido la quitó.
- No me daré por vencido tan fácil - Ella suspiró y volteó a su bolso, buscaba algo entre sus cosas, sacó mi camisa, estaba en buen estado y al parecer ya no se le veía la mancha de jugo.
- Ten, mi nana me hizo el favor de lavarlo y que le pudiera quitar esa mancha - Ella sonrió al igual que yo, ambos habíamos recordado el momento que habíamos tenido en su casa.
- No debiste - Dije eso y mirar su sonrisa era cualquier otra diferente, sus labios y sus pequeños hoyuelos que se le marcaban y sus ojos hermosos.
- Era lo menos que podía hacer después de como te trató mi hermana - Ambos nos quedamos viendo, yo perdido en su gran belleza y ella mirándome esperando a escuchar algo.
- Perdón, sí, gracias - Volví a la realidad, me relamí los labios y la escuché hablar.
- Ya me tengo que ir, en unos días viene mi padre yo solo estuve aquí en su ausencia, ayudándole con sus negocios - Ella tomaba los documentos que estaban en la mesa para después guardarlos en su maletín.

- ¿Y en dónde estarás? - Pregunté con algo de intriga.
- Amm no lo sé todavía, mmm bueno sí lo sé, pero espero que mi padre se los comunique regresando - Dijo y recibí un beso en la mejilla, su cercanía me ponía nervioso se despidió de mí y se fue, yo había suspirado como si estuviera enamorado.

Chris Evans - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora