Capitulo 9: ¿Desaparecida?

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La mañana siguiente comenzó temprano en la casa. El sol apenas asomaba por el horizonte cuando el equipo 7 ya estaba en el campo de entrenamiento. Después de la formalización de su adopción, Kakashi había decidido intensificar su régimen de entrenamiento para asegurarse de que sus nuevos hijos estuvieran preparados para cualquier desafío.

—Hoy vamos a trabajar en mejorar sus habilidades individuales y en equipo —anunció Kakashi mientras los observaba desde una posición elevada—. Naruto, quiero que te concentres en tu control del chakra. Sakura, trabajaremos en tu fuerza y resistencia. Sasuke, tú seguirás perfeccionando tu Sharingan y tus técnicas de fuego.

Los tres asintieron, listos para comenzar. A pesar de las intensas sesiones de entrenamiento anteriores, siempre había espacio para mejorar. Naruto, con su energía inagotable, comenzó a canalizar su chakra, intentando mantener varios clones de sombra al mismo tiempo mientras realizaba movimientos coordinados.

—¡Lo lograré! —gritó Naruto con determinación, su rostro empapado en sudor pero con una sonrisa desafiante.

Sakura, por su parte, estaba golpeando un gran tronco con su fuerza creciente, dividida entre las técnicas y los golpes precisos que le enseñaron a canalizar su chakra en los puños. Aunque sus brazos temblaban por el esfuerzo, su determinación no flaqueaba.

—¡Más fuerte, Sakura! —se animaba a sí misma, tratando de superar sus propios límites.

Sasuke, en silencio, activaba su Sharingan, analizando los movimientos de sus compañeros mientras lanzaba shurikens y realizaba sellos de mano para sus técnicas de fuego. Su concentración era absoluta, sus ojos rojos destellando con cada movimiento.

—¡Katon: Gōkakyū no Jutsu! —exclamó, lanzando una gran bola de fuego hacia un objetivo en movimiento, incinerándolo al instante.

A medida que el entrenamiento progresaba, una sensación extraña comenzó a invadir a los tres. Naruto fue el primero en notarlo.

—Oigan, ¿no sienten como si alguien nos estuviera observando? —preguntó, deteniendo su entrenamiento y mirando a su alrededor.

Sakura y Sasuke también dejaron de entrenar, intercambiando miradas antes de escanear los alrededores con sus ojos agudos.

—Sí, es una sensación extraña —admitió Sakura, entrecerrando los ojos.

—No veo a nadie, pero eso no significa que no haya alguien —dijo Sasuke, su Sharingan aún activado, tratando de detectar cualquier movimiento anormal.

Kakashi, que había estado observando todo desde arriba, descendió al lado de sus estudiantes. Su mirada también se había vuelto seria.

—Buen instinto, chicos. Efectivamente, alguien nos está vigilando —dijo en voz baja, su único ojo visible observando los alrededores con intensidad.

—¿Quién podría ser? —preguntó Naruto, su voz reflejando tanto curiosidad como preocupación.

—Podría ser cualquiera. En nuestra línea de trabajo, siempre hay ojos sobre nosotros —respondió Kakashi—. Pero no se preocupen, sólo mantengan la guardia alta y continúen con su entrenamiento. Les avisaré si detecto algo más.

Los tres asintieron, aunque no pudieron evitar sentirse un poco intranquilos. Sin embargo, confiaban en el juicio de su sensei y padre adoptivo.

El entrenamiento continuó con una vigilancia más estrecha. Naruto siguió trabajando en su control del chakra, intentando mantener la concentración a pesar de la sensación de ser observado. Sakura redobló sus esfuerzos en sus ejercicios de fuerza, decidida a no dejarse intimidar. Sasuke, con su Sharingan activado, continuó perfeccionando sus técnicas, manteniendo un ojo en el entorno.

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