𝐈𝐈

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El pequeño pelirosado se quedó ahí de pie, observando fijamente a la criatura, sin embargo, al darse cuenta de esto, rápidamente apartó la mirada, completamente sonrojado por haber estado observando el cuerpo ajeno sin pudor.

El menor se aclaró la garganta, para posteriormente sentarse sobre el colchón de la enorme cama.

"¿Tú vives aquí?" Cuestionó, volviendo de nuevo sus ojos dorados hacia la criatura, la cual aún se mantenía de pie en el mismo lugar de antes.

La criatura no respondió de inmediato a la pregunta del niño. Permaneció de pie donde estaba, mirando al niño sentado en la cama. Hubo un momento de silencio antes de que se moviera nuevamente, lentamente arrodillándose al lado del niño.

Sus movimientos eran sorprendentemente elegantes, considerando su tamaño. Una vez que estuvo arrodillado, extendió una de sus grandes manos hacia el niño. La mano se cernió sobre el cuerpo del chico por un momento antes de darle una suave palmadita en el hombro.

Un suave gruñido escapó del interior de su garganta, casi como un suspiro de satisfacción.

Los ojos dorados del niño inspeccionaron el bello rostro de la criatura, y Yuuji no pudo evitar alzar su pequeña mano, y posarla sobre la mejilla del "hombre", acariciando su piel suavemente, mientras que sus ojos se mantenían fijos en aquella mirada celeste.

"¿Estás aquí sólo?" El menor habló dulcemente, sintiéndose repentinamente triste con la idea de que aquella criatura pudiera haber estado viviendo toda su vida en soledad, dentro de este sombrío edificio.

La criatura pareció entender la preocupación del niño. Sacudió la cabeza lentamente, emitiendo un sonido sordo que resonó por toda la habitación. Luego, se inclinó más cerca del niño, colocando su enorme brazo alrededor de él en un gesto protector.

Dejó escapar otro suave gruñido, que esta vez sonó casi como una risa. Era difícil saber si le divertía la preocupación del chico o si le conmovía. De cualquier manera, pareció apreciar el sentimiento. Con su mano libre, palmeó la espalda del niño para tranquilizarlo. Puede que no haya podido expresarse verbalmente, pero sus acciones decían mucho sobre lo que sentía por el niño.

El corazón de Yuuji bombeó con fuerza al escuchar aquella ronca risa, sin poder evitar el quedarse fascinado con aquel sonido. La pequeña mano del menor, la cual se había mantenido sobre la mejilla de la criatura todo este tiempo, bajó lentamente, acariciando con suavidad la piel ajena, pasando por su mandíbula, hasta llegar a su cuello. Una mueca se formó en el bonito rostro del menor cuando sus dedos trazaron sobre una enorme cicatriz en el cuello de la criatura.

"¿Es por esto qué no puedes hablar?" El menor volvió a cuestionar nuevamente, su mirada reflejando tristeza.

La criatura no respondió directamente a la pregunta del niño, sino que extendió su mano libre para tocar el lugar de su cuello donde los dedos del niño habían trazado la cicatriz. Un gemido bajo salió del interior del "hombre", haciendo eco del dolor que el niño podía ver grabado en el rostro de la criatura.

A pesar de la clara incomodidad, la criatura no se apartó. En cambio, parecía invitar al niño a explorar más. Y así lo hizo el menor. Sus pequeños dedos trazaron la cicatriz con cuidado, sintiendo la textura áspera de la herida curada bajo sus yemas.

Mientras lo hacía, la criatura se inclinó hacia el tacto, casi buscando consuelo en la delicada caricia del niño. A pesar de ser una criatura de miedo y castigo, ahora había una innegable vulnerabilidad en el.

El menor sonrió con melancolía, observando como la imponente criatura se inclinaba, buscando más de aquel contacto, así que, sin poder contenerse más, el menor se agachó, dejando un pequeño beso en la frente del "hombre."

𝐸𝑙 𝑎𝑚𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑜𝑠𝑐𝑢𝑟𝑜 | 𝐆𝐨𝐘𝐮𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora