Te comprendo.

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Entre ambos reinó un silencio que resultaba incómodo. Quería matarlo haciendo preguntas, como por ejemplo: cómo era su padre, cómo había aprendido a ser un líder, por qué él representaba a su isla siendo tan joven, y el porqué su padre era un hombre tan alejado de su familiar. Pensé que todas esas preguntas serían preguntas terribles, así que cada que tenía intensión de empezar a cuestionarlo me frenaba y volteaba a ver la caldera en la que tenía que echar fuego de vez en cuando para mantener la propulsión y altura del globo. Miré de reojo y se notaba que él también quería decir cosas, pero se detenía en el instante.

— ¡Qué lindas nubes! — dijo al fin.
— Sí....esponjosas — repliqué. Sokka empezó a silbar de una forma un tanto sugestiva, lo cual me hizo titubear — ¿Qué?
— ¿Qué? Yo no he dicho nada — sonaba nervioso.

Ambos mantuvimos nuevamente el silencio y no pude evitar sonreír por lo bajo debido a esa situación tan embarazosa. Podría ser un chico con mucha rudeza en ocasiones, pero también muy nervioso para socializar. Era bueno para ordenar y mandar sobre los demás con agresividad y autoridad, pero cuando se trataba de relacionarme con otros era un autentico desastre.

— ¿Sabes? Tengo un amigo que diseñó todos estos globos de guerra de la nación del fuego — se peinó un poco antes de mirarme.
— ¿En verdad? — incrédulo.
— Bueno, él diseño un globo...pero era de guerra — afirmó orgulloso.
— Pues era alguien muy ingenioso, es un excelente globo. Seguro que te enorgulleces de tener a alguien así por amigo.
— Lo hago.
— En motivos de guerra sólo puedo hablar de mi padre. Era un experto en ella — desvié la mirada, decepcionado, mientras usaba más fuego para mantener a flote el globo.
— Supongo que es algo que se hereda — dijo en un tono sarcástico.
— Oye, no toda mi familia hace la guerra — dije con tono molesto.
— ¡Lo sé, lo sé! ¡Tu cambiaste!
— Me refería a mi tío, en realidad — suspiré entristecido —, él siempre fue como un padre para mí, uno que en verdad se preocupaba por mí. Creo que lo decepcioné — Sokka hizo un breve silencio antes de contestar.
— Si me lo preguntas, creo que tú tío se sentiría muy orgulloso de lo que eres y haces ahora. Dejar tu hogar y ayudarnos no es algo fácil de elegir, es decir, elegir ser de los buenos.
— En realidad no fue difícil — admití.
— ¿Ah, no? — preguntó incrédulo — ¿Seguro que no dejaste nada de vital importancia en casa?
— Bueno, tenía una novia: Mai.
— ¿La dulce chica sombría que siempre estaba ahí contigo suspirando? — bromeó y me dio un ligero empujón jugueton.
— Sí — dije entre risas —. Todos en la nación piensan que soy un traidor, y Mai también lo creyó en su momento.
— Hum. Mi primera novia se transformó en la luna — le escuché incrédulo y arqueé ambas cejas intrigado.
— Eso es duro, amigo.
— Ni que lo digas — bufó —, pero está bien, ahora somos un par de solterones que podrán conquistar muchas chicas en el camino.
— ¿Esa es tu meta? — dije en broma.
— ¡Claro que- no(?)! Mi intención es genuinamente hacerme de fama y gloria y ser el mejor guerrero de mi tribu.
— Creo que ya lo eres y no lo haz notado — ambos sonreímos y desviamos la mirada.
— Deja de decirme esas cosas, que soy muy idealista.
— Hablo en serio, he visto de lo que eres capaz, no me sorprendería que tu tribu alguna vez te vea como a un líder, el mejor en siglos.
— ¿Tu crees que hablarían de mi por siglos y siglos? — sonaba ilusionado.
— Seguramente. Y sería un honor ser amigo de alguien así.
— Seguramente cuando tú y Aang derroten a tu padre serás el nuevo señor del fuego, uno renovado y que cambie las cosas en esa nación. Si resulta ser así, será un honor ser amigo del maestro fuego que cambió la civilización para siempre.
— Eso pretendo, estoy cansado de pelear en realidad — admití y eché más fuego a la caldera del globo.
— ¿Y te casarías con Mai entonces? — su voz de repente sonaba insegura.
— No lo sé, es pronto para pensar en esas cosas.
— ¡Ay, por favor! En cuanto llegues al trono te pedirán una esposa, y tendrá que ser ella, amigo — caminó hasta mí —, ¿o me vas a decir que hay alguien más importante para ti ahora?
— No en realidad — me quedé pensando un momento —, pero quiero conocer el mundo antes de involucrarme con Mai de esa forma.
— Te entiendo, miedo al compromiso. Me pasa lo mismo — se soltó por un segundo el cabello que ya lucía bastante largo antes de volverlo a acomodar en la misma posición.
— No es miedo, supongo es libertad que quiero explorar. ¿Tu te casarías con alguien tan joven y tan pronto? — cerré la caldera y me crucé de brazos frente a él, curioso por su respuesta.
— No lo sé. Verás, hay alguien en mi vida a quien quiero bastante. Su nombre es Suki. Es una guerrera Kyoshi de la isla Kyoshi.
— ¿De dónde más podría ser? — bromeé.
— ¿Quieres callarte y dejarme hablar? — me empujó levemente y yo perdí el equilibrio, pero ambos estallamos en risas —. Como te decía, es alguien a quien quiero bastante, pero es una guerrera, y ella no podría dejar la isla sólo por mí.
— Entiendo el problema. Bueno, tal vez sea algo complicado, pero siempre hay más personas en el mundo con las cuales puedes estar, ¿no?
— Eso espero, sino me volveré loco — admitió.
— Mira — interrumpí —, es ahí, el volcán. Hemos llegado.

Como una chispa | Zukka Donde viven las historias. Descúbrelo ahora