79. Aire

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Una semana después, Mc estaba totalmente en su casa recuperándose lentamente del accidente. Sus clases tuvieron que parar por su situación actual y sus maestros al entender su situación la estaban apoyando con tener sus clases en modalidad virtual.

Aunque aún tenía dolores y se movía con dificultad, estaba agradecida por estar en casa. Dark había venido a verla casi todos los días, y sus amigos la apoyaban constantemente. Sin embargo, su preocupación principal era su amigo Dan, quien también había estado en el accidente. Dan había sufrido heridas más graves y su recuperación llevaría mucho más tiempo.

Una tarde, después de una sesión de fisioterapia, sesiones que inició por insistencia de sus abuelos y tio, Mc decidió que necesitaba aire fresco. Quería hacer una breve visita a la cafetería de su amiga, Cleo, un lugar que siempre había sido su refugio. Mc había insistido en que la cafetería estaría lista para recibirla cuando se sintiera lista para salir.

—No se preocupen, solo iré un momento y luego regresaré a casa —le dijo Mc a sus abuelos, quien la habían estado cuidando con esmero.

—Está bien, pero llámame si necesitas algo, ¿de acuerdo? —respondió su abuelo, dándole un beso en la frente.

Mc salió de su casa, caminando despacio por las calles familiares de su vecindario. El aire fresco le resultaba revitalizante.

Necesitaba esto, caminar sola y pensar con tranquilidad, ama a sus abuelos y tío pero en este momento se siente como si estuviera siendo asfixiada por demasiada atención, incluso Jake con el que no ha estado hablando tan seguido pero cada que puede le marca para saber el cómo se siente, en su situación actual se sentía como una carga para todos aunque los demás le dijeran lo contrario, por eso necesitaba distraerse un poco de todo.

Al llegar a la cafetería, fue recibida por una radiante Cleo.

—¡Mc! Qué alegría verte aquí —exclamó Cleo, abrazándola con cuidado.

—Necesitaba salir un poco. Este lugar siempre me hace sentir mejor —respondió Mc con una sonrisa.

Pasaron un rato agradable, charlando y poniéndose al día. Pero cuando Mc decidió que era hora de regresar a casa, notó algo extraño. Al salir de la cafetería, sintió una presencia detrás de ella, como si alguien la estuviera siguiendo. Se volvió discretamente, pero no vio a nadie conocido.

Intentando no parecer nerviosa, aceleró el paso. Giró en varias esquinas, tomando un camino más largo hacia su casa. Pero la sensación de ser observada no desaparecía. Finalmente, decidió tomar un atajo por un callejón que solía usar para llegar más rápido a su casa.

Mientras avanzaba, escuchó pasos que se acercaban rápidamente. Su corazón comenzó a latir con fuerza y decidió enfrentarse a quienquiera que la estuviera siguiendo. Se giró de golpe y vio a un hombre con una gorra baja y una chaqueta oscura.

—¿Quién eres? ¿Por qué me sigues? —preguntó Mc, tratando de sonar valiente.

El hombre se detuvo, levantando las manos en un gesto de paz.

—Tranquila, Mc. No quiero hacerte daño. Solo quiero hablar.

—¿Hablar? ¿Sobre qué? —preguntó ella, sin bajar la guardia.

El hombre se acercó un poco más, pero manteniendo la distancia suficiente para no asustarla.

—Soy amigo de Alan, el capitán de policía de Duskwood. Me pidió que te cuidara, por si alguien intentaba hacerte daño.

Mc lo miró con escepticismo.

—¿Y por qué no me lo dijo Alan directamente?

El hombre suspiró.

Tú eres mi melodía (duskwood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora