Muchas personas, tres bodas, dos destinos y mucho, pero mucho alcohol son la combinación perfecta para el desastre total.
Los comprometidos buscarán mantener la balanza entre un control sobre las azañas y dramas que sus amigos pueden crear de un seg...
— ¡Lo siento, lo siento, lo siento! — hablo rápido debido a los nervios mientras se tapaba los ojos — ¡Yo no quería interrumpir!
Gabriel se levantó del suelo con la cabeza punzante debido al golpe que se dio al caer. Modero su respiración para encontar paciencia y evitar regañar a Mick por el enojo de ser interrumpido.
— Mick — al nombrado le temblaron las piernas al escuchar la voz tan seria.
— Gabi, espera... el... — Esteban temió por el rubio.
La figura alta e imponente destacó en la habitación, pareció como si todo a su alrededor se volviera pequeño ante su presencia, los ojos afilados atravesaban el cuerpo del rubio quien pequeños pasos hacia atras.
Pero, su mirada era tan pesada que su cuerpo se congeló, deteniendo hasta su respiración. Simpatizo con las reacciones de Checo y Pato al estar cercas de él, pero no solo era eso, habia algo más que le daba mucho miedo.
Gabriel dio un respiro ondo.
— Mick — repitió.
Su voz profunda resonó en las paredes frías, acelerando los corazones de los presentes.
— ¿Que es lo que— no pudo terminar su frase pues un grito lo hizo callar.
— ¡MIIICK! — la figura de Kimi cargando un bate paso de largo por el espacio de la puerta perdiéndose en el oscuro pasillo.
— ¡KIMI! ¡CALLATE QUE HAY GENTE DORMIDA! — gritaba Sebastian corriendo detrás de él mientras se detenía en la pared para tomar aire.
— ¿Sebastian? — pregunto Gabriel.
Vettel giro su vista a la puerta para encontrarse a la pareja de comprometidos muy confundidos y a un asustado Mick con el corazón en la mano. Ignoró la pregunta de Gabriel y camino rápido hacia su niño para abrazarlo.
— ¡Mick! ¡¿Porque gritastes?! — suspiro aliviado de encontrarlo — ¡No salgas así de la habitación! Nos preocupantes mucho...
Mick se aferro al cálido abrazo de Sebastian para calmar el miedo que sentía, sabia que no debía molestar a Gabriel, pero al estar bajo su mirada pesada inconscientemente le había recordado a su padre, sus ojos llenos de ira.
— ¿Mick? — insistió.
No dijo nada, porque de su boca no podía salir nada, solo se aferro a lo que le daba seguridad.
— Lo siento — se disculpó Gabriel — Debi haberlo asustado... yo solo...
— ¡MIIICK! — la figura de Kimi volvió a pasar de largo.
— Ay no puede ser — Sebastian golpeo su frente — ¡Kimi deja de gritar ya lo encontré!
Los pasos rápidos se escucharon de vuelta, Kimi se aparecio en la entrada sudando con una cara agresiva dispuesto a golpear a quien fuera el peligro para su niño. Sin embargo esa mirada se suavizo al ver a Mick a salvo con su esposo.
En silencio se acercó a abrazarlos, dando un gran suspiro de alivio. Sebastian sonrió, Kimi no podía ser muy hablador, pero sus acciones decían más que sus palabras, mientras que Mick se dejó ser en los brazos de quienes velaban por su bien, ojalá siempre hubiese sido así.
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