Capitulo 1: Una nueva Jugadora

52.4K 2.6K 3.2K
                                    

Riley Andersen, con sus 15 años y su naturaleza tímida, se encontraba en un entorno completamente nuevo, lejos de su hogar en Minnesota. Su cabello rubio caía en una coleta desordenada, y sus ojos azules, siempre llenos de una cautela innata, exploraban el vestuario del equipo de hockey de las Fire-Hawks. Cada rincón del lugar le parecía extraño y hostil, un reflejo de su nueva vida en esta ciudad.

Las otras jugadoras hablaban y reían juntas, como si hubieran sido amigas de toda la vida. Riley, con su equipo de hockey a medio ajustar, se mantenía apartada, sintiéndose una intrusa en este círculo cerrado. La puerta del vestuario se abrió de repente, y una figura imponente entró con una confianza que capturó la atención de todas.

Valentina Ortiz, o Val, la capitana del equipo, se movía con una gracia. Su cabello negro y el distintivo mechón rojo la hacían destacar, y sus ojos marrones destellaban con una intensidad que era difícil de ignorar. Riley levantó la vista y sus ojos se encontraron con los de Val. En ese momento, sintió que el aire se espesaba y su corazón latía más rápido, atrapado en una mezcla de fascinación y temor.

Val se acercó a Riley, sus pasos resonando con una autoridad natural.—Hola, tú debes ser la nueva jugadora—dijo con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. —Soy Valentina, pero todos me llaman Val.

Riley, sintiéndose intimidada y un poco nerviosa por la cercanía de Val, solo pudo asentir tímidamente. —Sí... soy Riley.

Val inclinó ligeramente la cabeza, evaluando a la joven con una mirada penetrante. —Riley, bienvenida al equipo. Espero que disfrutes tu tiempo aquí. Si necesitas algo, no dudes en decírmelo.

Riley asintió, sintiéndose abrumada por la atención inesperada. Mientras Val se alejaba, Riley no pudo evitar una mezcla de alivio y un extraño anhelo por más de esa atención.

...

El entrenamiento fue agotador, y Riley luchó por mantenerse al día con las demás jugadoras. Cada vez que miraba alrededor, sentía los ojos de Val sobre ella, observándola con una intensidad que la hacía sentirse vulnerable y expuesta. Val se movía por la cancha con una habilidad y una confianza que dejaban claro por qué era la capitana, y cada vez que Riley cometía un error, sentía que no solo decepcionaba al equipo, sino también a Val.

Después de lo que pareció una eternidad, el entrenamiento terminó. Las jugadoras se dirigieron al vestuario, riendo y bromeando sobre las jugadas del día. Riley, sintiéndose agotada y un poco desanimada, se quedó rezagada, esperando a que el vestuario se despejara antes de entrar.

Mientras se cambiaba lentamente, sumida en sus pensamientos, la puerta del vestuario se abrió una vez más y Val entró. Su mirada intensa se fijó en Riley, y una sonrisa predadora se dibujó en sus labios. Sin decir una palabra, Val se acercó a Riley y se sentó a su lado en el banco, tan cerca que sus rodillas se rozaron.

—Lo hiciste bien hoy— dijo Val suavemente, su voz baja resonando en el espacio cerrado. Su mano se posó en el hombro de Riley, apretando ligeramente, y luego bajó lentamente por su brazo, dejando un rastro de fuego en su piel.—Para ser tu primer día, demostraste mucha dedicación.

Riley sintió cómo su corazón se aceleraba, atrapada entre la incomodidad y una extraña necesidad de estar cerca de Val. —Gracias, estoy tratando de hacerlo lo mejor que puedo.

Val la miró con una expresión que mezclaba curiosidad y posesividad. —Me gusta tu actitud, Riley. Eres diferente a las demás. Eso es algo bueno.

Riley no supo cómo responder. La proximidad de Val la hacía sentirse atrapada, pero también había algo en su toque, en su presencia, que la hacía desear más de esta extraña conexión. Sin embargo, había un brillo en los ojos de Val que la inquietaba, un destello de satisfacción al ver la vulnerabilidad de Riley.

Val deslizó su mano por la espalda de Riley, hasta detenerse en la base de su cuello. La tensión en el aire era palpable, y Riley se sentía como una mariposa atrapada en una telaraña, deseando escapar pero incapaz de moverse.

—Quiero que sepas...— susurró Val, acercándose lo suficiente para que Riley pudiera sentir su aliento en la piel,—que puedes contar conmigo para lo que necesites. Estoy aquí para ti.

Riley asintió, sus pensamientos enredados en una maraña de confusión y deseo. Val sonrió, su mano abandonando la piel de Riley con un último toque suave que la dejó anhelando más.

...

Esa noche, mientras Riley se dirigía a casa, su mente no dejaba de pensar en Val. ¿Por qué una persona tan impresionante y segura de sí misma se interesaría en alguien como ella? Mientras caminaba, su teléfono vibró en el bolsillo. Era un mensaje de sus amigas Bree y Grace, quienes siempre estaban ahí para apoyarla desde la distancia.

—¿Cómo te fue hoy en el nuevo equipo?— preguntaba Bree, seguida de un mensaje de Grace: —¡Queremos detalles!

Riley sonrió, sintiendo un poco de calidez en su corazón al leer los mensajes de sus amigas. Les respondió rápidamente, contándoles sobre su primer día y la fascinante pero inquietante capitana que había conocido. Obviamente no les menciono lo ultimo que sucedió en el vestuario.

Al llegar a casa, Riley se tiró en su cama, exhausta pero con la mente aún agitada. No podía dejar de pensar en Val y en la extraña conexión que sentía con ella. Algo en su interior le decía que su vida estaba a punto de cambiar, y no estaba segura de si eso la emocionaba o la asustaba.

...

Valentina Ortiz, conocida por su imponente presencia y su habilidad innata en el hockey, se encontraba sentada en un café cercano al estadio, su lugar habitual para relajarse después de los entrenamientos. Enfrente de ella, su mejor amiga Dani removía distraídamente su café, observando a Val con una mezcla de curiosidad y preocupación.

—Así que, ¿qué te parece la nueva chica?— preguntó Dani, su tono casual pero sus ojos atentos a cualquier señal en el rostro de Val. —¿Riley, creo que se llama?

Val, con una sonrisa enigmática, tomó un sorbo de su café antes de responder. —Riley... me agrada— dijo lentamente, como saboreando cada palabra. —Es diferente, ¿sabes? Tiene algo que me atrae.

Dani alzó una ceja, claramente intrigada. —¿Algo que te atrae? ¿A qué te refieres?

Val, perdida en sus pensamientos, recordó el momento en el vestuario. La forma en que Riley se había tensado bajo su toque, la vulnerabilidad que había percibido en sus ojos azules. Se mordió el labio, una chispa de deseo encendiendo sus ojos marrones. —Es... su vulnerabilidad. Cuando la toqué, podía sentir cómo se derretía bajo mis manos. Es una sensación...—no encontraba la palabra correcta para expresarlo pero eso fue suficiente para que Dani entendiera.

Dani se quedó mirándola, claramente sorprendida. No era la primera vez que veía a Val interesarse por alguien, pero había algo diferente en la forma en que hablaba de Riley. —¿Y qué piensas hacer con ella?

Val se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con una intensidad inquietante. —Quiero que sea solo mía. Quiero que dependa de mí, que sienta que no puede estar sin mí.

Dani parpadeó, procesando las palabras de su amiga. —Val, ¿no crees que eso es un poco... intenso? ¿Qué pasa si ella no siente lo mismo?

Val se encogió de hombros, una sonrisa calculadora curvando sus labios. —Ya lo hará. Solo necesita un poco de tiempo y, bueno, un poco de... orientación.

Fin del Cap 1

Las actualizaciones de esta historia pueden ser algo lentas (Procede a actualizar una vez al día) 

Solo Mía: Riley x ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora