Especial: Michi y Mike

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Era una tarde tranquila en casa de Riley y Val. El sol se filtraba suavemente a través de las cortinas de la sala, iluminando los muebles con un cálido resplandor dorado. La casa estaba decorada con un estilo acogedor, con fotos de ambas colgadas en las paredes, capturando momentos felices de su relación. El aire estaba impregnado con el aroma de galletas recién horneadas, una receta que Riley había aprendido y perfeccionado con el tiempo. Val estaba en la cocina, terminando de preparar un té mientras Riley acomodaba los cojines en el sofá, ansiosa por la visita de Lynn y Emily.

Había pasado algún tiempo desde la última vez que se vieron, y ambas parejas estaban emocionadas por reunirse. A pesar de que siempre mantenían el contacto, no había nada como pasar tiempo juntas en persona, riendo, charlando, y compartiendo anécdotas de sus vidas.

Un suave golpe en la puerta interrumpió el ajetreo de la casa. Riley sonrió, sabiendo exactamente quién era. Se apresuró a abrir la puerta y, en cuanto lo hizo, fue recibida por el efusivo saludo de Lynn y Emily, quienes entraron con sonrisas radiantes.

-¡Hola! -exclamó Riley, abrazando a Emily primero y luego a Lynn. Val se acercó desde la cocina, llevando la bandeja de té, y también se unió a los abrazos de bienvenida.

-¡Qué alegría verlas! -dijo Val, sonriendo ampliamente mientras las abrazaba. Era evidente cuánto habían extrañado estar juntas.

Pero la visita no vino sola. Lynn y Emily llevaban consigo a su pequeño compañero, un perrito de pelaje amarillo llamado Mike. Era una bola de energía, con un andar torpe pero lleno de entusiasmo. Al verlo, Riley se agachó para acariciarlo, y el perrito inmediatamente comenzó a mover la cola, disfrutando de la atención.

-¡Mike está tan grande! -comentó Val, observando al cachorro con cariño- ¡Y es tan adorable como siempre!

Emily sonrió, orgullosa de su pequeño amigo-Sí, ha crecido bastante, pero sigue siendo nuestro pequeño bebé.

Mientras las chicas se instalaban en la sala, Mike comenzó a explorar el nuevo entorno, oliendo cada rincón con curiosidad. No pasó mucho tiempo antes de que encontrara a Michi, el gato negro de Riley y Val, quien descansaba perezosamente en su rincón favorito del sofá. Michi, con su pelaje oscuro y las patas blancas como la nieve, levantó la cabeza al ver al perrito acercarse, sus ojos verdes brillando con interés.

Riley observó la interacción con una mezcla de emoción y nerviosismo. Aunque Michi era generalmente un gato tranquilo y amigable, nunca se sabía cómo podría reaccionar ante un perrito tan lleno de energía como Mike.

Para sorpresa de todos, Michi no mostró señales de incomodidad. En lugar de eso, se levantó lentamente, estirando su cuerpo esbelto y se acercó a Mike con una elegancia propia de los felinos. Los dos se olieron mutuamente, como si se estuvieran presentando. Mike, en su típica manera juguetona, comenzó a mover la cola y a dar pequeños saltitos alrededor de Michi, invitándolo a jugar.

Las chicas no pudieron evitar reír ante la escena tan adorable que se desarrollaba ante sus ojos. Era evidente que, a pesar de ser especies diferentes, Mike y Michi estaban destinados a llevarse bien.

-Parece que se han hecho amigos -comentó Lynn, sonriendo mientras se sentaba junto a Emily en el sofá.

-Sí, creo que Michi tiene un nuevo compañero de juegos -respondió Riley, sentándose al lado de Val y tomando su mano.

Mientras Mike y Michi jugaban, corriendo de un lado a otro de la sala, saltando sobre los muebles y rodando en el suelo, las chicas aprovecharon para ponerse al día. Las risas llenaron el espacio, y las conversaciones fluyeron con naturalidad, como si el tiempo no hubiera pasado desde la última vez que estuvieron juntas.

Solo Mía: Riley x ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora