El caso de Tamara Wilson

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Tamara Wilson había sido la hija perfecta por mucho tiempo, sus padres la había criado de la manera correcta según su ideología religiosa. Los Wilson eran buenas personas, por lo que nunca entendieron del todo que pasó tras el misterioso caso de su hija.


Corría el mes de agosto del 2012 y eran a penas las ocho con quince de la mañana, Tamara se hallaba en su casa de playa terminando su desayuno, sus planes para ese día eran simples: ir a surfear con su hermana toda la mañana y la tarde iría a cenar con su cita de Tinder. Estaba muy emocionada por todo aquello, sobre todo por la última parte, la chica llevaba más de dos años soltera y se encontraba en sus veintes, así que pensó que solo tal vez no estaría mal darse una nueva oportunidad con alguien.

En el celular de Tammy suena una notificación y, de alguna forma, esta se las arregla para voltear los huevos y al mismo tiempo alcanzar el móvil. Estaba emocionada, pues Erik, su cita, había quedado en mandarle la ubicación donde se encontrarían más tarde. Para sorpresa de la chica, la notificación no era un WhatsApp de Erik, sino de un número desconocido. Decía:

Hola linda, el destino me ha traído, y ahora nuestros caminos han coincidido.

Tamara se quedó mirando el mensaje por unos segundos intentando pensar quien podría ser. Se percató de que no tenía foto de perfil y que el número no parecía ser del país. Así que supuso que era un equivocado. Un olor a quemado inundó su cocina y notó el humo cuando sus lentes quedaron opacados.  Con rapidez los limpió y apagó la estufa, dejando así su celular tirado en alguna parte de la encimera y olvidándose por completo del mensaje.  Se reprendió a sí misma un par de veces, qué tonta, ahora debía limpiar todo y volver a cocinar.

Justo cuando estaba por cascar otros dos huevos, otra notificación la interrumpe:

Si no respondes algo va a pasar, por tu vida vas a suplicar.

Eso seguido de varios emojis con una sonrisa siniestra que no recordaba haber visto jamás en su teclado. Otra vez no sabía qué responder, pero con una sensación agridulce en el estómago, y no muy convencida decide responder:

Lo siento, creo que se equivocó de número.

A continuación, el extraño perfil vio el mensaje al instante. Tamara decidió sentarse en su cama antes de seguir cocinando, para terminar con eso. Esta vez el número le envío tres emojis de un cuchillo.

De número no me he equivocado, mas no creo que lo hallas notado.

Un ruido en su ventana la asustó aún más de lo que ya estaba y dio un salto hacia la esquina de su cama. Pensó con detenimiento que responder:

¿Quién eres?

Un agonizante ESCRIBIENDO apareció en la pantalla. Y otra vez el ruido la hizo brincar. Se levantó de su cama y se dirigió a la blanca ventana de madera. La corrió hacia una esquina y vio un gato negro, sí, seguramente él había provocado los ruidos. El gato tenía una extraña cicatriz que le atravesaba el rostro, desde su ojo izquierdo hasta su cuello en diagonal. Además, le faltaban algunos bigotes.  Otro mensaje hizo que la joven volviera a su sitio dejando atrás al extraño animal.

Mi identidad no es de tu incumbencia, más temerás mi sola presencia.

En ese momento varios ruidos emergieron de su sótano, unos golpes desde abajo, como si algo se ocultara debajo, o alguien.

N/A
Hello hello, otra vez estamos aquí jaja. Supuestamente había culminado el libro pero una idea cruzó mi cabeza y no dudé en volverla un cuento, que por cierto tiene segunda parte.
Leo sus teorías en comentarios.

Antología de Cuentos Oscuros (TERMINADO)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant