—¡A mí oficina!— ordena Villarreal y Tamara esboza una sonrisa ladina, mientras que Leticia no comprende lo que está pasando —¡Leticia!
—Sí señor...
—un café sin azúcar— continúa caminando hacia el ascensor
—yo también quiero, pero con azúcar— exige Tamara y Arthur la voltea a mirar, una mirada que Leticia conoce perfectamente
—lo siento... Pero no podré darle señora, es solo para él jefe y empleados— se atrevió a decir Leticia y Arthur se ahorró de humillar a Tamara. Se vuelve a girar e ingresa al ascensor
—también voy por el ascensor— Tamara se apresura a llegar al ascensor, pero Arthur ni loco va con esa señora. Así que oprime el botón y las puertas se cierran —¡Mocoso de mierda!— espetó entre dientes
—no puede usar el ascensor— dice Leticia tratando de ocultar su sorpresa por la actitud de su jefe hacia la señora —debemos ir por las escaleras— es algo que a ella tampoco le agrada, ya que tanto como los clientes, el jefe y ella, puede usar el ascensor
—¿Qué? ¿Qué clase de empresa es esta?— hace un gesto de pregunta con sus manos, está furiosa
—señora lo mejor es que nos apresuremos a llegar, el señor Villarreal puede cambiar de parecer y no es fácil tener una cita con él, créeme
—¡Tú no sabes con quién estás hablando! Soy la madre de Valentina Ashley, la futura esposa de un Villarreal— Leticia frunce el ceño, eso no se lo esperaba. Es algo que le parece ilógico porque Arthur no es de amar, no es de un compromiso y menos matrimonialTuvieron que subir 6 pisos y Tamara se quejaba a todo momento, eso hizo que Leticia se enojara, le provocaba lanzarla por las escaleras. Cuando por fin llegan al piso donde está la oficina de Arthur, las puertas del ascensor se abren. Es Lionel.
—Leticia, ¿Dónde está tú jefe?— pregunta él
—señor...— Leticia retoma aire, sus pobres pies duelen y más por esos tacones que tiene puesto —¿Por qué has subido escaleras?— pregunta y luego fija su mirada en Tamara
—¿Y no era que nadie más puede usar el ascensor?— pregunta cruzándose de brazosLionel no entiende nada de lo que Leticia dice. —el jefe no está de buen humor señor Lionel
—¡Por supuesto que no!— mira a Tamara con desagrado, ya que él sabe que es la madre de Valentina. Lionel se apresura a llegar a la oficina de Arthur, así que al ingresar lo encuentra de pie junto a la gran ventana de cristal —¡Arthur!— lo menciona teniendo su atención
—ya estoy aquí— interrumpe Tamara —vamos a iniciar nuestra reunión, así que debemos estar solos
—Eso no será posible, Lionel es mi abogado— miente Arthur —por lo tanto, hablaré con usted estando mi abogado ¿Eso le incomoda? Porque si no, puede irse por dónde ha venido— señala hacia la salida
—señor...— Leticia necesita saber si se queda o se va
—puedes retirarse— Arthur toma asiento en su silla, y apoya sus codos en el escritorio, uniendo las yemas de sus dedos y lanzando una mirada letal a TamaraLionel toma asiento, no se quiere perder la interesante conversación. —así como usted es un joven importante, yo soy una señora que tiene mucho por hacer— toma asiento y se cruza de piernas de manera sensual, pero eso solo causo asco en los dos chicos que no se atreven a mirar las piernas desnudas de Tamara
—que descaro, eso lo hubiera hecho antes de haber demandado a mi amigo, digo cliente— interviene Lionel
—denuncia que no sirvió para nada. Por lo tanto, eso me hizo dar cuenta de lo poderoso que es. Ya sé que eres un Villarreal, así que si tienes a mi hija en vez de cualquier mujer es porque algo te interesa de ella
—¿Qué clase de madre eres?— pregunta Lionel atacando a Tamara y Arthur le hace una seña de calma
—nadie sabe lo que he tenido que pasar. Valentina me debe mucho, no es suficiente con que trabajará y viera por mí. Esa malagradecida me debe la vida, yo la crié cuando él desgraciado de su padre, enfermo. Fui yo la que llevó con toda esa carga
—¿Valentina es una carga para usted?— pregunta Arthur, su furia empieza a aumentar
—piense lo que quiera jovencito. Usted puede tener todo el dinero del mundo, pero tengo mi haz bajo la manga. De aquí no me pienso ir con las manos vacías, a menos que me entregues a mi hija
—¡Cómo mujer, das asco!— Arthur se coloca de pie
—¡¡Me respetas!!— Tamara también se coloca de pie —no he venido a que me faltes el respeto. No sé en qué momento apareciste en la vida de mi hija, o desde cuándo tienen una relación, pero sé que era virgen, así que usted vera jovencito, porque de tonta no tengo ni un pelo
—¿Cuánto quiere?— pregunta Arthur al golpear el escritorio con la palma de sus manos
—Israel— Lionel se coloca de pie
—¡Cuánto quieres para que dejes a Valentina en paz!
—Esto no es cuestión de dinero. La familia Gonzalo quiere a Valentina a toda costa y yo te puedo asegurar que puedo hacer que Valentina vuelva a mi lado
—te soy 3 veces más de lo que te ofreció Gonzalo— mira desafiante a Tamara
—¡Arthur!— Lionel no lo puede creer
—5 veces más si te acepto. Gonzalo me dió una gran cifra de dinero, así que si me das una gran suma, me largo
—¡Si te largas es para que no regreses!— Arthur camina hacia Tamara, la cual está firme, ni siquiera demuestra miedo, pues su vanidad la hace ser altivez
—no regresaré, me das el dinero y me largo ¿Cómo la vez?
—¡Lionel! Encárgate junto a Leticia de darle el cheque a esta señora
—¡Señora! Casada no soy y aún soy joven. Además, no quiero ningún cheque, quiero todo en efectivo
—¡Redacta un documento Lionel! No creas que eres más lista que yo, tú me firmas, te doy el dinero y te puedes ir al infierno. Valentina se quedará a mi lado porque es a mi lado, que debe estar. Es mía, es mi mujer y eso ni usted ni una familia de mierda como Gonzalo lo va a impedir— da un paso más hasta quedar bien cerca, lo suficiente para intimidar —sí usted regresa, yo le juro que seré su peor pesadilla. Pero si esto es un juego de mierda, te aseguro que te ira peor

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LINEA DELGADA HACIA EL AMOR
Romance©Todos los derechos reservados. Arthur Israel Villarreal, es un joven con una inteligencia sin igual. Su guapura impacta a cualquier mujer, y aunque muchas quieren pasar la noche con él, no todas tienen ese privilegio ya que él elige con que mujer p...