cap 8

190 23 4
                                    

Después de unos segundos, Carlos aparcó su carro a un lado, fuera de una tienda. No pude ver cuál, porque él ya había movido su asiento para hacer más espacio y me subió a su regazo, dejando mis piernas encogidas a un lado de su cuerpo. Rodeando mi cintura, me atrajo hacia él. Eso sin contar la forma en que mi corazón latió con tal fuerza que consideré que se saldría de mi pecho. Su acto solo ayudó a aumentar las lágrimas que no dejaban de escapar de mis ojos.

"Oscar,Oscar, bebé, escúchame."

Su voz sonaba tan bien, era música para mis oídos a pesar de aquel tono lleno de tristeza. Mis manos estaban apoyadas en su firme pecho y mi cabeza escondida en su cuello, del lado contrario a donde estaba la mancha de lápiz labial. Él olía bien de ese lado, no quería ni tocar el otro, sentía que me quemaría encontrarme con el aroma de Carlos combinado con el de alguna omega bonita, destrozándome el corazón.

"Oscar, ya, deja de llorar."

Pero no me detuve, no paré incluso aunque mi omega deseaba callarse para obedecer a Carlos y hacerlo feliz. Yo solo me quedé llorando sobre sus piernas, escondiendo cada vez más mi rostro en su cuello, llenándome de él, deseando que el dueño de aquel tan delicioso aroma sea mío para siempre.

****

Cuando abrí mis ojos, lo primero que observé fue el cristal que me permitía admirar las calles oscuras tan conocidas para mí; estábamos en mi vecindario. Quise apartarme para observar mejor todo, pero unos fuertes brazos me continuaron manteniendo cerca, sin permitirme moverme de donde estaba. Mi cabeza giró lo suficiente para observar a quién le pertenecían aquellos fuertes brazos y entonces me sentí morir cuando me encontré con la mirada marrón de Carlos, observándome atentamente con una pequeña sonrisa. Mi rostro se encendió seguramente por el calor que sentí sobre mis mejillas y el leve mareo también, cuando mi olfato despertó lo suficiente. Me sentí aún más mareado.

Las feromonas de Carlos llenaban todo el auto, y no es que me molestara, de hecho sentí mi cuerpo excitarse solo de saber lo mucho que debía estar oliendo a él en ese momento.

"Carlos, ¿qué...?"

"¿Estás bien?"

Al fin sus brazos me liberaron lo suficiente para apoyar con firmeza mis manos en su pecho y alejarme un poco. Admiré todo el panorama: se había hecho de noche y nosotros continuábamos en su auto. Él me observaba tan atentamente que incluso pensé que quizás no me había bajado de su regazo en todo el camino hacia mi casa, aunque eso era imposible. ¿Cómo manejó conmigo inconsciente sobre sus piernas? Una de sus manos pasó a acariciar mi mejilla y me encogí ante la dulce caricia. Mi omega ronroneó e instintivamente luego mi rostro se acercó más a su mano, permitiendo que continuara acariciándome, moviendo su pulgar sobre mi piel mientras yo cerraba lentamente los ojos.

Cuando mi mente hizo clic, me aparté tan rápido que de nuevo sentí aquel ligero mareo, y Carlos tuvo que sostenerme para que no girara la manija del auto y me lanzara contra el suelo.

"Carlos, espera, es que Ollie, él no sabe nada de mí y Kelly se iba a ir temprano y..." Las palabras salían tan atropelladas de mi boca que ni siquiera consideré que yo mismo me entendería. Pero antes de decir algo más, Carlos atrajo de nuevo mi cabeza hacia su hombro y mi cuerpo entero se estremeció. Gustoso, me volví a frotar contra él, cerrando mis ojos suavemente, olvidándome de absolutamente todo.

"Kelly está adentro con Ollie, ya les avisé que estás aquí. Tranquilo." Su voz relajada me transmitió aquella seguridad y afirmé con la cabeza, rozando mi nariz con la piel de su cuello. "¿Estás bien ya? No me respondiste."

"Si... Estoy bien."

Recordé mi conversación con Liam y la mancha en su cuello. Definitivamente, yo no estaba nada, nada bien.

The Perfec Omega (Carloscar/carcar) Oscar Piastri X Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora