𝐈

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All I want is nothing more
To hear you knocking at my door
'Cause if I could see your face once more
I could die as a happy man I'm sure
When you said your last goodbye
I died a little bit inside
I lay in tears in bed all night
Alone without you by my side
- All I Want, Kodaline

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Otro año más y Alana Stewart se preguntaba que aventuras viviría esta vez.

Volver a Narnia.

Y eso esperaba desde su última visita.

Aún recordaba como estuvo a punto de morir en batalla, las miles de emociones que había vivido y sus divertidos momentos junto a los Pevensie.

Sin mencionar la relación que había desarrollado con su mejor amigo. El pecoso empezaba a retumbarle en la mente mientras miraba por la ventana de su habitación.

Si solo hubiera sabido que sus padres tenían planeado mudarse a América después de su último año en la escuela, estaría segura de que todo sería diferente.

Deseaba verle todos los días detrás de su casa. Tomar largas caminatas por su vecindario y ser molestados por Lucy cada que salían juntos.

Su pequeña amiga-ya no tan pequeña-los había descubierto un día mientras caminaban.

Y aunque no esperaban decirlo todavía. La menor de los Pevensie no pudo estar más que feliz por ellos.

Un suspiró salió de ella mientras volvía su atención a lo que hacía.
Sonrió y continuó escribiendo en el papel con cierta emoción.

Algo le decía que tal vez lo que tanto ansiaba se harían realidad.

❦︎

— ¿Seguro que tienes 18? — preguntó, el general al pecoso con cierta duda.

— ¿Por qué? ¿Me veo mayor? — inquirió, el azabache con seguridad.

El general le miró mal y en un suspiró le tendió la mano.

El azabache le entregó su falsa identificación esperanzado porque nada saliera mal.

— ¿Alberta Scrubb? — preguntó, el general indignado.

El azabache titubeo antes de responderle con seguridad continuando con su mentira.

— Es un error topográfico. — justificó.— Debieron escribir Albert A. Scrubb. — explicó.

Cuando le interrumpieron.

— Edmund...— la voz de Lucy hizo que todos lo miraran.— ¿No ibas ayudarme con las cosas? — inquirió, un tanto molesta.

Una risa salió del chico detrás suyo mientras el general le entregaba la identificación con una mala cara.

— Más suerte a la próxima, niño. — le dijo aquel chico mientras le sacudía la cabeza con diversión.

El pecoso se acomodó su gorra de mala gana y salió detrás de Lucy con pesar.

— ¿Niño? Apenas es dos años mayor que yo. — se quejo en cuanto salio, tomando las cosas de entre las manos de su hermana.— Soy un rey, he peleado en guerras y dirigido tropas. — siguió, acomodandolas en la bicicleta que traían.

Lucy le miraba con pesar.— No en este mundo.

— Si, aquí en cambió tengo que combatir a Eustace Clarence Scrubb y soportar la idea de que mi novia este lejos.— soltó, con mala gana asegurando las cosas.— Si es que alguien se merece eso.

𝐅 𝐎 𝐑 𝐄 𝐕 𝐄 𝐑  𝐘 𝐎 𝐔 | EDMUND PEVENSIEWhere stories live. Discover now