¿Quién es Dick Grayson?

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Gotham

19 de febrero del 2012

16:45 horas

Bruce terminaba agotado cada vez que tenía que ingresar al hospital. La horda de periodistas al parecer dormía día y noche allí, realmente compadecía el trabajo de esas personas al tener que sacrificarse así por una nota o una fotografía. Alfred venia balbuceando molesto detrás de él, realmente no le estaba prestando atención porque solo terminaría más estresado de lo que estaba.

Afortunadamente Leslie los estaba esperando ya en el pasillo donde estaba la habitación de Dick. Le hizo la pregunta de rutina después de saludarla brevemente.

—¿Cómo sigue?

—Ha mejorado mucho, pero aún tiene que descansar. El medicamento que le estamos brindando le provoca sueño, así que los lapsos en los que permanece despierto son cortos. Sé que no han podido coincidir en ninguno de ellos —Leslie explicó, recordando que, como dijo, siempre que lo llegaron a visitar solo lo podían ver dormido.

—Entendemos —Bruce compartió una mirada corta con Alfred ante su mala coordinación para ese asunto —. ¿Podemos pasar a verlo ahora?

Leslie asintió y los guio a la habitación que ellos conocían de sobra a esas alturas. —Sigue dormido —les dijo con pena una vez que se asomó por la puerta. Se apartó y dejó que los dos hombres ingresaran —. Vengo dentro de veinte minutos —advirtió antes de cerrar la puerta detrás de ella.

Bruce apretó los labios ante la visión del muchacho que consideraba su hijo en un estado tan tranquilo, acostado en una camilla donde estaba conectado a una máquina que monitoreaba su pulso, y canalizado con una bolsa de medicamente en el brazo. Le causaba incomodidad principalmente porque sabía que él era muy activo, no soportaba estar en un solo lugar por mucho tiempo.

Se acercó a una de las sillas al lado de la camilla y se preparó para retomar la rutina que eran sus vistas: sentarse frente a la camilla junto a Alfred y verlo dormir, en silencio. Él no era un hablador, y Alfred lo sabía muy bien, así que simplemente disfrutaban de la compañía silenciosa.

Escuchó un suspiro pesado que venía de Alfred y lo volteó a ver.

—¿Qué pasa, Al?

—Ayer era su cita para su corte de cabello. Prácticamente le tapa los ojos ya.

Bruce tuvo que sonreír ante el comentario. Volteó a ver el muchacho y confirmó lo que el hombre mayor señaló: su cabello ya casi tapaba sus ojos, y también las orejas.

—Me temo que ese corte va a tener que esperar un poco más —dijo mientras le apartaba el cabello de los ojos al muchacho —. De todas formas, a él le gusta tenerlo un poco largo.

—Jamás lo permitiré, no mientras viva bajo el techo de la mansión —Alfred exclamó con un poco más de emoción de la necesaria.

Bruce sonrió fácilmente ante las palabras del hombre que veía como un padre. En silencio, él sabía por qué lo hacía, Alfred se las arreglaba para distraerlo con esos comentarios mundanos para distanciar su mente de pensar en sus responsabilidades. Su trabajo como Batman y como CEO lo consumían el 90% del tiempo, y tenía muy poco espacio para pensar en cosas triviales como la compra de la alacena de la quincena o el corte de cabello de Dick que Alfred se encargó de informarle que era cada dos semanas sin falta.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando por el rabillo del ojo detectó un pequeño movimiento en la mano de Dick. Levantó la mirada hacia sus ojos y lo descubrió parpadeando, tratando de disipar la luz que se filtraba en sus pestañas.

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