Parte 32

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Eran las cuatro de la mañana aproximadamente. Hora en donde el hospital es el paraíso. ¿Por qué? Simple, solo habita el silencio. Algún ruido que otro hay, obviamente. Pero es preferible que los ruidos del día, es puro caos y tragedias. El hospital de noche no da miedo, da tranquilidad.

Sus parpados se cerraban solos, aunque ella los seguía manteniendo abiertos, mientras esperaba que la máquina prepare su café. Estaba tan sumergida en sus pensamientos, que su mirada estaba en el goteo de aquel líquido marrón que caía en el vaso de plástico. Se arrepentía tanto de esto, de todo. Su deseo mas grande en este momento, es volver aquel día. El día donde le dijeron. El día donde aceptó pecar.

El café comenzó a derramarse por su mano, haciendo que volviera a la realidad y se aleje rápidamente. Suspiró. Se dió la vuelta y caminó por aquellos pasillos blancos y llenos de asientos. Algunos, miembros del personal, pasaban al lado de ella y la miraban raro. ¿Tanto se notaban sus ganas de dormir? Cuando llegó al lugar deseado, se sorprendió al ver al hombre sentado.

-Kyojuro, ¿todavía no te vas?- preguntó mientras se sentaba al lado de él.

-El señor Ubuyashiki quería saber sobre el estado del muchacho- dijo, sin levantar la vista de sus dedos entrelazados.

-Oh, claro...- le dió un pequeño sorbo al café -Los médicos ya le pusieron suero y está bien. Ahora está dormido, seguro.

-Me alegro- dijo, con notable forzades.

-A ti es al que no veo bien.

-¿Y cómo crees que voy a estar? ¿Feliz?

-Obviamente no, nadie lo está... Pero, no tienes de qué preocuparte, él estará bien.

-Tamayo, entiende- espetó, por encima de ella -Nadie está preocupado por él.

La nombrada agrandó un poco los ojos, sorprendida.

-Sé que lo que hemos hecho es imperdonable, ya que no solo le estamos causando daño al chico, sino también, a la
gente que lo quiere. Pero, el rencor de todos sigue.

Suspiró. -Desde un principio no tuvimos que haber considerado este plan, no se lo merecía.

-Nosotros tampoco nos merecíamos nada de lo que nos pasó en el pasado.

-Fue hace años, Dios... ¿Tan difícil es seguir adelante y dejar todo atrás?

-Sí, Tamayo, es difícil. Y creo que con tu profesión, deberías ser la mejor que entiende la situación- dijo, seriamente -Ya pasó tiempo, mucho tiempo, sí... Él ahora es un simple joven, pero, cuando lo miramos a los ojos, esos ojos... Son los mismos que de aquel monstruo que arrebataba vidas por diversión.

-... Todos tenemos una segunda oportunidad.

-Oh, por favor, cállate... Trato todos los días de no sentir ira hacia él y más aún por su estado crítico, pero es imposible. La primera vez que lo volví a ver, las pesadillas y recuerdos del pasado son constantes. Y no fui al único que le pasó...

-Lo entiendo, pero para su edad...

-¿Su edad qué?- interrumpió -Algunos se quedaron completamente solos con catorce años, solos en un mundo demacrado... Y salieron adelante solos, de nuevo. ¿Cómo quieres que tengamos pena por él, después de todo lo que nos hizo pasar? Sé que esta mal lo que digo, de alguien lleno de rencor, pero su nombre... Siempre estará manchado.

Bajó su mirada y ejerció un poco de presión en el vaso. Rengoku tenía razón, cada uno lleva el duelo a su tiempo. Cuando ella era más joven, al recordar a Muzan, su mente se llenaba de odio, haciendo que pudiera pasar todo un día de malhumor por un simple recuerdo. Pero, al adentrarse en esta carrera, todo ese odio se fue. No del todo, pero Tamayo sí disfrutaba en ayudarlo para que él también pudiera seguir adelante.

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⏰ Última actualización: Jul 24 ⏰

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