thirty four

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Eunwoo, decidido a no perder a uno de sus inversionistas más importantes, organizó una reunión con Beckham en un lujoso restaurante de la ciudad. Quería entender por qué Beckham había decidido romper el contrato y explorar cualquier posibilidad de revertir su decisión.

Sentados en una mesa privada, el ambiente estaba tenso. Beckham, un hombre mayor con una presencia imponente, sorbió su whisky lentamente mientras observaba a Eunwoo con una mirada calculadora.

—Beckham, necesito entender por qué decidiste llevar tus inversiones a la competencia —comenzó Eunwoo, tratando de mantener la calma.

Beckham se reclinó en su silla, sonriendo ligeramente. —Simplemente, me ofrecieron algo que no pudiste igualar, Eunwoo. Los negocios son así.

Eunwoo sintió un nudo de frustración en su estómago. —Podríamos haber negociado. No tenías que romper el contrato de esa manera.

Beckham entrecerró los ojos, evaluando a Eunwoo. —¿De verdad quieres saber por qué me fui?

—Por supuesto —respondió Eunwoo con firmeza.

Beckham se inclinó hacia adelante, su tono de voz cambiando a uno más bajo y conspirativo. —La competencia me ofreció una tentación que no pude rechazar. Pero hay algo que podría hacer que regrese a invertir en Diamonds.

Eunwoo sintió que su corazón latía con fuerza. —¿Qué es lo que quieres?

La sonrisa de Beckham se ensanchó de manera siniestra. —Quiero una noche con tu esposo, Felix.

Eunwoo sintió cómo la ira se apoderaba de él, su rostro enrojeciendo. —¿Qué clase de propuesta es esa? ¡Estás loco si piensas que permitiré que toques a Felix!

Beckham no se inmutó, continuando con su tono calmado. —Eunwoo, debes decidir qué es más importante para ti. Tu empresa o tus sentimientos. Una noche, y mis inversiones regresarán a Diamonds.

Eunwoo se levantó de su silla, sus puños apretados con fuerza. —No puedo creer que estés sugiriendo algo tan despreciable.

Beckham levantó una ceja, sin perder su compostura. —Piénsalo bien. Sin mi apoyo, tu empresa podría colapsar. Todo por lo que has trabajado se iría por el desagüe.

Eunwoo se quedó en silencio, sus pensamientos corriendo a mil por hora. Sabía lo mucho que había invertido en Diamonds, cuánto significaba para él y para su futuro. Pero la idea de entregar a Felix a ese hombre le revolvía el estómago.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Eunwoo apretó los dientes y habló, su voz apenas un susurro. —Está bien, Beckham. Tienes tu noche.

Beckham sonrió satisfecho, levantando su vaso de whisky en señal de brindis. —Un trato es un trato, Eunwoo. Asegúrate de cumplir tu parte, y yo cumpliré la mía.

Eunwoo salió del restaurante sintiéndose sucio y traicionado por sus propias decisiones. Sabía que había vendido su alma por el bien de su empresa, y la culpa comenzó a consumirlo desde dentro.

De camino a casa, su mente no dejaba de pensar en cómo convenceria a Felix de volver a casa.

De camino a casa, su mente no dejaba de pensar en cómo convenceria a Felix de volver a casa

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LFCDA | Hyunlix AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora