Tania siguió a Bruno a regañadientes hacia la feria. Cuando él le preguntó inocentemente si le gustaban las atracciones y ella respondió que era su mayor miedo, él no dudó en llevarla a un parque de atracciones que estaba de paso por la ciudad. Ella trató de quejarse, escaparse y de hacerle cambiar de opinión, pero todo fue en vano. Odiaba con todo su alma a aquel chico.
Entraron en el recinto lleno de luces, música, risas y gritos. Tania miró a su alrededor con temor: Las grandes atracciones sa alzaban sobre sus cabezas moviéndose bruscamente de miles formas distintas. Alrededor también había puestos de comida y de algodón de azúcar, puestos donde regalaban premios, un bingo e incluso varios baños portátiles. Bruno miró a Tania con una sonrisa maliciosa y ella deseó borrársela de un puñetazo.
-¿Preparada para subirte?-Señaló una atracción que daba vueltas hasta dejar a los pasajeros completamente boca abajo a unos veinte metros del suelo. Tania no pudo evitar sentir un escalofrío: Nunca le habían gustado las atracciones. No entendía la necesidad de sufrir de aquella manera. No lo encontraba ni atractivo, ni divertido ni mucho menos necesario.
-Bruno, de verdad, podemos hacer cualquier otra cosa.
-No.
-Mira, sé que no comenzamos con muy buen pie, pero yo no he hecho absolutamente nada para amargarte la existencia.
-Sí.
-¿Cómo?, ¿el qué?
-Existir.
-Gilipollas.-Bruno emitió una ronca carcajada y Tania lo miró mal.-¿Sabes qué?, me piro.
-¿Qué dices?
-Que me piro: Yo no quiero hacer esto ni estar contigo, y como veo que tú tampoco, me voy.
-¿Estás de coña? Me tragué una puta ópera por ti.
-No me lo compares con esto.
-Claro que no se puede comparar: La ópera duró unas cinco horas y esto tres minutos.
-La ópera duró tres horas y esto dura como mínimo cinco minutos.-Bruno suspiró con fuerza.
-Tania: No te va a pasar nada.
-Sí, que me da miedo.
-Vale, pues vamos a hacer una cosa, ¿vale?
-Vale, ¿El qué?
-Te vas a joder y te vas a montar.-Acto seguido, Bruno echó a correr hasta la cabina de los tickets.
-¡Bruno!, me cago en...-Tania le sacó el dedo corazón cuando él sonrió a lo lejos con las dos entradas en la mano. Se acercó a donde Tania y la obligó a ponerse en la fila. Ella se pasó lo que duraba la fila quejándose y tratando de convencerlo de irse a otra parte, pero él no le hizo caso. Después de varios minutos esperando de pie llegó su turno. Se montaron y unos chicos pasaron a revisarles la seguridad. El sol ya casi había desaparecido y las luces de todas las atracciones brillaban con más fuerza. El cielo era de un azul oscuro pero el horizonte aún era de unos tonos anaranjados a causa del sol que aún no había desaparecido del todo.
Tania miró a su derecha, donde Bruno le sonreía maliciosamente.
-Te vas a cagar.-Le dijo tratando de asustarla más.
-Bruno, no sabes lo mucho que te odio.
-Creo que tu cinturón está un poco flojo.
-Bruno...
-De hecho, creo que te lo han atado mal.
-Bruno...
-Te lo digo enserio; no tiene pinta de ser un cinturón muy fiable.
-¡Bruno!-En ese momento, la atracción comenzó a moverse bruscamente haciendo que todos comenzaran a gritar. Tania se agarró al mecanismo de seguridad dándose cuenta de que sus manos estaban completamente empapadas a causa del sudor. Cerró los ojos con fuerza cuando sintió que cada vez estaba a más altura. Escuchó las descontroladas carcajadas de Bruno a su lado por lo que abrió los ojos para mirarlo. Instintivamente, bajó la mirada y comprobó que estaban a mucha más altura de la que se imaginaba. Comenzó a respirar más rápido tratando de no desmayarse. De pronto, pareció como si algo se soltara y la atracción salió disparada hacia el suelo en caída libre. Tania soltó tal chillido que pensó que la habrían escuchado desde abajo, pero la verdad es que no le importó. La atracción comenzó a dar vueltas interminablemente hasta que Tania no sabía dónde estaba el cielo y dónde la tierra. Gritó con todas sus fuerzas hasta que finalmente aquella pesadilla llegó a su fin. Todo el mundo se bajó tambaleándose a causa del mareo.
Salieron del recinto y Tania escuchó la molesta risa de Bruno a sus espaldas. Se giró y lo fulminó con la mirada.
-Admite que ha sido divertido.-Dijo él con una sonrisa mientras la seguía.
-Bruno, nada de lo que tenga que ver contigo es divertido, ¿vale?
-Para mí sí: Creo que nunca he escuchado a nadie gritar así.
-¿Me estás vacilando?-Tania sintió que la cabeza le daba vueltas y se acercó al tronco de un árbol para apoyarse.
-En serio, te lo voy a recordar por el resto de tu vida.
-Bruno, ¿por qué no te callas y te vas a tomar por...?-Tania se giró y comenzó a vomitar sin poder evitarlo. Él, por otro lado, comenzó a reírse descontroladamente.
-Tania, te juro que esté está siendo el mejor día de mi vida.
-¡Bruno, te odio!
ESTÁS LEYENDO
Recuerdos compartidos
RomanceA Tania le acaba de dejar su novio, y deseando olvidarse de él y haciéndole caso a su mejor amiga, termina en una cita a ciegas desastrosa. Después de esa decepción decide que el amor debería esperar un poco, pero todo cambia cuando conoce a David:...