44. Tras la tormenta se avecina tempestad

129 12 40
                                    

Notas: Feliz domingo! Aunque vengo a decir de nuevo que he estado bastante bloqueada con la escritura, a ver si termino de pillar carrerilla ahora que he empezado a soltarme...

Tengo una sorpresita que anunciar al final, así que os dejo con el capítulo y luego nos leemos!


El profesor Taisho y yo nos desprendimos de las ropas empapadas nada más salir de la bañera. Ambos estuvimos de acuerdo en dejar las preguntas para más tarde, una vez nos hubiésemos secado el cuerpo y nos encontrásemos en un ambiente menos asfixiante. También necesitaba sofocar la sed que resecaba mi garganta y la hacía arder como si hubiese tragado arena. Después de haber atendido las necesidades más acuciantes, nos vestimos los albornoces blancos decorados con el logotipo del ryokan sobre la solapa del lado izquierdo, a la altura del pecho.

Cruzados de piernas sobre el tatami de la habitación, Sesshomaru me secaba el cabello con una toalla a mis espaldas.

- Esto... No sé ni por dónde empezar. – Musité, sintiendo mi mente aún pesada, como si la neblina y el vapor se hubiesen quedado para mermar mi percepción de forma permanente.

El demonio comenzó a desenredar mi cabello con suavidad, ayudándose de sus largos dedos; haciendo uso de la punta de sus garras para deshacer los nudos más finos.

- Puedes compartirme qué es lo que has vivido durante estas horas en primer lugar, si te parece bien. – Respondió Sesshomaru en tono suave. – Aún percibo tu respiración agitada, así que puedo escucharte hasta que te calmes.

>> Después te contaré yo, y así empezaremos a desentrañar esta peculiar situación, juntos.

Sus palabras susurradas eran tan dulces que se sentían como una cálida manta envolviéndome. Su presencia me curaba del terror pasado, insuflándome la seguridad que necesitaba. Exhalé una amplia bocanada de aire, aferrándome a mis rodillas hasta casi hacerme una bola.

- ¿Puedes...? ¿Puedes abrazarme otra vez, por favor?

A pesar de que su cercanía era casi lo primero que había percibido al despertar, aún temía poder caer de vuelta a la pesadilla en cualquier momento.

- Por supuesto que sí. – Accedió él apaciblemente.

Los brazos de Sesshomaru se cruzaron justo por encima de mi pecho, rodeándome con delicadeza. Sin riesgo de entorpecer mi respiración lo más mínimo. Reconfortada por su cercanía, cerré los ojos mientras echaba la cabeza hacia atrás, recostándome sobre su hombro. Sentía su respiración junto a mi garganta, produciéndome un agradable cosquilleo.

- Creía que había muerto, Sesshomaru. – Confesé, con la voz pendiente de un fino hilo. – No he estado más asustada en toda mi vida.

El demonio acarició mis clavículas por encima de la tela del albornoz, compasivo.

- ¿Quieres comenzar por contarme qué es lo que sucedió tras que yo me marchase, Kaori? – Preguntó él en un susurro tan bajo que me puso la piel de gallina.

Abrí los ojos, incorporándome hacia adelante para abrazarme a mis piernas.

- Estuve haciendo tiempo, esperando a que regresaras. – Le conté. – Al final, decidí darme un baño antes de irme a dormir, pero... Quizás me pasé de rosca al configurar el agua a tanta temperatura, no lo sé, pero... La cuestión es que comencé a marearme, tanto que ni siquiera pude ponerme en pie para regularla.

>> Y lo siguiente que supe es que me había despertado en un lugar neblinoso y vacío, sin más vida aparte de mí misma. Al menos, eso pensé en primera instancia.

Under my skin (Sesshomaru x Rin) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora