A la mañana siguiente, Poché decidió no ir a trabajar; su dolor de cabeza había aumentado considerablemente y aunque los medicamentos hacían lo suyo, no quitaban el dolor por completo. Por otro lado, el pequeño Alex parecía más feliz que nunca y traía consigo el abrigo que tenía puesto la noche anterior mientras se paseaba por todo el departamento.—¿Que haces con eso puesto mocoso? — le preguntó Valentina a su sobrino.
—Nada — dijo y siguió haciendo lo que sea que estuviera haciendo por el lugar.
—Dame el abrigo anda, meteré tu ropa a lavar — el pequeño gruñó con fuerza cuando su tia trato de quitarle el abrigo —¡María José! ¡Tu hijo me gruñó!
—¡No es cierto!
Al escuchar aquello Poché salió de su habitación aún con la compresa de hielo en su cabeza, tenía el ceño fruncido y los ojos un poco oscuros. Caminó hasta quedar al lado de su hermana y se fijó en su cachorro quien se veía avergonzado pero se abrazaba a si mismo con fuerza para que no tomaran su pequeño abrigo.
—Alex, ¿Por qué le has gruñido a tu tía?
—Por nada — dijo antes de salir corriendo a su habitación y guardar su abrigo debajo de su almohada.
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Unas horas más tarde, Alex había atado una bufanda en una de las patas de la mesa de centro mientras el estaba en el otro extremo sosteniendo el otro lado de la bufanda. Su tía Valentina había decidido irse temprano ese día así que el pequeño pensó que sería buena idea aprovechar esa oportunidad para seguir con su plan y que tuvieran que ir a emergencias otra vez.
Poché llevaba la canasta llena de ropa limpia y doblada, estaba de una habitación a otra. Estaba distraída y bastante pensativa sobre la bonita doctora del hospital que habían conocido recientemente. No sabía si Calle estaba interesada en ella de otra forma que no fuera como una paciente, o si estaba sintiendo aquella conexión que ponía eufórica a su Alfa, o si....
Lo siguiente que supo Poché fue que se encontraba en el suelo y que su cabeza había rebotado contra el suelo debido al impacto. Escuchó la risa de su hijo y volteó sobre su hombro viendo como el pequeño quitaba algo de color azul del suelo.
—¡Alexander Garzón! — el niño corrió hasta la cocina y se escondió dentro de uno de los gabinetes algo asustado. Su madre solo utilizaba su nombre completo cuando ésta estaba enojada y el estaba en problemas.
Poché dejo caer su cabeza contra el suelo y suspiró, sabía que su voz había soñado más fuerte de lo que quería en un principio y que sus feromonas de enojo estaban en el ambiente. Se levantó del suelo y recogió la ropa que se había caído, observó que todo estuviera bien y aparte de su mareo todo estaba en orden.
Paso frustrada sus manos por su rostro preguntándose que había hecho mal en la crianza de Alex. ¿Que no se suponía que aún faltaban algunos años para que su hijo la odiara?
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Una linda OMEGA para mí madre •Caché Omegaverse•
RomancePoché nunca habia tenido problemas con su hijo. Era un niño muy curioso, pero aún así tranquilo y nunca se le había dificultado la crianza de su pequeño. Lo amaba, era su vida, pero... ¿Que sucedía con su hijo sobre sus nuevas ganas de querer lastim...