Me levanto con la sensación de que anoche me hubiesen pegado una paliza. Supongo que esas son las consecuencias del sofocón que me pegué ayer, me di cuenta de que al final cuando llevas tanto tiempo callando y tragando todo, el cuerpo dice basta y estalla. Y yo ayer estallé por todos lados.
Me incorporo y compruebo que la habitación está vacía. El reloj de la mesita de noche marca las 12:48. Teniendo en cuenta que llevaba semanas sin dormir más de 4 horas seguidas, no me culpo por el madrugón (nótese la ironía). Aún sentada en el borde de la cama, cojo mi móvil y compruebo lo que me temía: tengo 23 llamadas perdidas de Pedri y una cantidad insana de mensajes preguntándome por mi paradero y suplicándome que vuelva. Lanzo el móvil a la cama, me llevo las manos a la cara y tras soltar un suspiro decido levantarme y ocuparme más tarde de eso.
Llego al baño de la habitación y me asusto de mi propio reflejo. Tenía los ojos hinchados a más no poder y mi larga trenza en unas condiciones bastante mejorables. Continuo mirando mi reflejo, examino mi cuerpo, delgado como jamas había estado. Mi relación con la comida llevaba ya bastantes meses sin ser la más sana. Más allá de eso, me doy cuenta por primera vez de lo triste que parece mi mirada, sin brillo, sin gracia ninguna. No sé cuánto tiempo estuve ahí parada, analizando mi reflejo, intentando ponerle fecha al momento exacto en el que perdí de vista a mi antigua yo, llegando a la conclusión de que fue hace tanto tiempo que no podía ni recordarlo.
- ¿Qué ves?-pregunta mi hermana apoyada en el marco de la puerta, apareciendo de repente.
- No sé- contesto casi sin voz.
- ¿Qué ves?- vuelve a preguntar en el mismo tono dulce, abrazándome por la espalda, reflejándose también en el espejo.
- Nada- contesto bajito- Al menos nada de lo que solía ser. No me gusta lo que veo, Luz- si os digo que estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano por no llorar, no exagero- Necesito volver a ser yo. Quiero volver a reírme, pero reírme de verdad. Quiero volver a mirarme al espejo y verme guapa. Quiero brillar. Me echo de menos.
Mi hermana gira mi cuerpo para que nuestras miradas coincidan y me agarra por los hombros.
- Y lo vas a hacer. Vas a brillar más que nunca. No va a ser un proceso fácil mi amor, pero lo vamos a conseguir- se separa de mi y comienza a rebuscar entre los cajones.
- ¿Qué haces?
- Hoy comienza la nueva tú- se incorpora al encontrar lo que buscaba pero no me enseña lo que es. Vuelve a girarme hacia el espejo y ella queda a mi espalda por lo que no veo lo que hace. Cuando escucho un ¡chas! y noto menos peso colgando de mi cabeza, me giro con brusquedad para encontrar a mi hermana con literalmente toda mi trenza en su mano.
- ¡¿Pero que haces, loca?!- le digo volviéndome a mirar en el espejo. Me había cortado el pelo exactamente por encima de los hombros, justo donde mi larga trenza empezaba.
- Y no hemos acabado, siéntate- me empuja hacia el váter y puedo ver su mirada de satisfacción cuando saca del cajón un tinte pelirrojo.
- ¡No, no, no y no!- niego levantándome del vater- ¡Vamos pero ni de coña, Luz!
- ¡Calla y confía en mi!- vuelve a sentarme- El pelo guarda memoria y cuanto antes olvides de lo que estás dejando atrás, que no es nada bueno, mejor. Así que ahora, déjame trabajar en mi obra maestra.
- Madre mía, me va a quedar fatal- me llevo las manos a la cara aterrorizada pero dejo a mi hermana actuar.
Una hora y cuarto después sigo en la misma posición mientras mi hermana me seca el pelo y me lo plancha.
- A ver, mírame- Luz gira mi cuerpo para mirarme- Eh... tía. Estas literalmente preciosa. Es tu color total.
Me levanto para mirarme en el espejo. No puedo reprimir un gesto de sorpresa al verme porque, después de mucho tiempo, parece gustarme lo que veo en el reflejo.
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𝐊𝐈𝐍𝐆 𝐎𝐅 𝐌𝐘 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 -Jude Bellingham
FanfictionA Claudia jamás le han gustado lo cambios. Le asustaban, le daban vértigo. Pero una vez que esos cambios son más que necesarios, no habrá manera de impedirlos. Cuando su propio cuerpo no puede más, se acabará arrastrando hasta Madrid, su verdadero h...