Segunda parte de la historia en donde Isla deberá desafiar nuevos retos que se cruzarán en su camino, la agencia de espías tras su cabeza, teniendo como líder a Liam. Pero la cuestión, no queda ahí, un nuevo grupo será parte de su equipo y trabajara...
El mundo entero se ve envuelto tanto en alegría como dolor; pero en este caso en la parte oeste hay soldados armados, con solo una misión y es encontrar a Belicosa; pero hoy se dará un espectáculo al mandar a quemar ante todos a uno de sus cadetes llamado Liam Nohán. Es decir; qué cada soldado, sea mantenido al margen cada uno reunido en sus lugares y posiciones del norte, a sur, de este a oeste de la misma zona de la parte de la ciudad de México.
Mientras en el centro se encuentra Atticus junto al Polaco; cerciorándose que todo esté en orden y sin fallas, sonrío complacido al ver como hay varios pipotes encendidos, la madrugada está llegando y con ello esperar a que salga el primer sol, de ese día; será encendido ante los ojos del mundo como sus soldados, un cadete más que quedara fuera de su rango. Por lo cual; todo su plan está saliendo a la perfección hizo varios ajustes, solamente tendrá cincuenta soldados porque sabe; que sí ella no es tonta, vendrá ha buscar al pobre amigo, digamos amante que desea y está sintiendo cosas por Él.
En eso oye la voz del rubio, que está vigilando el perímetro desde su lugar.
— ¡Todo en orden! Jefe. Solo falta que aparezca ella. — recalcó y el otro asentir conforme.
— Eso espero... además mi sobrina vendrá, el pobre no durará mucho, con sus heridas y cortes se esta desangrando. — objeto al verlo en una silla de madera igual, de la misma forma atado.
— Lo sé. Yo mismo me encargue de apuñalarlo, disfrute hacerlo a pesar de que se contuvo del dolor. — se burló, y su jefe negó mirando al soldado que es la carnada del evento.
***
Del otro lado después de una gran montaña, se encuentra Isla con cincuenta soldados más, conoce como la mente su tío, sólo busca la opción de poder y más poder; lastimosamente en esa mañana que pronto saldrá va arrebatarle algo y no piensa dejarlo morir, antes ella se entregará si es preciso, porque sólo así, sola podrá descubrir desde adentro las artimañas tan indecorosas de su propia familia, pero conoce que él fue solo un punto negro en su vida, que no le importará sacarlo.
Ya armada con su escuadrón, tiene puesta la chaqueta de cuero favorita de la suerte, que una vez le regaló Flavio; después de que se separaron le deseo buen viaje; dejándola con esa chaqueta como recuerdo de la confianza, que se tienen dos personas tan desconocidas y a la vez fueron como mejores amigos, sonrió de lado al pensarlo espera algún día verlo; después de enviarle un telegrama desde esa parte del país, donde está para encontrarse con su familia.
Conforme meditaba los por menores en su mente, logra sentir como la voz de Zoku la despierta, que gira para encararlo, igual de armado como ella, pero en este caso comiendo un caramelo, frunció el ceño esperando a que dijera lo que tenía para decirle.
— El territorio está lleno Belicosa, solo podemos acercarnos si vamos por el sendero viejo de uno antiguo. — Pauso, pero después le entrego un mapa. — en esta zona. — apunto con su debo el lugar.
— Me parece bien Zoku, solo ten presente que tú buscarás la salida de nosotros devuelta, así no esté con ustedes. — indicó sin titubeos.
— ¿Que dices? — salió otra voz, detrás de ellos mirando a dos hombres Mike y Robert a su lado.
Los soldados estaban un poco lejos de ellos, pero la mirada de molestia llegó, por como oyeron sus palabras; conociendo como uno de ellos no quiere verla mal, lamentaba que lo haya hecho.
— Belicosa piensas ¿no regresar? — su pregunta salió, pero ella se tocó la frente respirando un poco no había mucho tiempo.
— Ustedes saben que para traer a alguien, otro debe sacrificarse y si es mi caso lo tendré que hacer. — respiró un poco, antes de añadir. — No quiero que nadie, me prohíba nada solo hagan el trabajo como lo hablamos porque yo busco terminar con esto. —
Sus palabras quedaron en el aire, mientras los tres pares de ojos se veían entre sí; para después volver a mirarla uno sorprendido, el otro comiendo su dulce y sabiendo que era lo que tenía ¡Que hacer! El último lamentaba oír ese desenlace sus ojos, traducían lo desagradable que sonaba; conoce su nombre por casualidad nunca pensó él otro que le tomaría tanto cariño no de forma amorosa, era más común sentimiento de hermandad, el hermano mayor que hubiese tenido ella, pero nunca fue, esos eran los pensamientos de Mike.
— No estoy de acuerdo. — hablo por fin y se acercó a ella, que se mantenía tranquila.
— Pues tendrás que obedecerme, así no te guste Mike. — advirtió.
— Puedes morir allá. Eso es lo que busca Atticus Cruz. — volvió a reprochar, por lo que bufo por lo bajo.
— Lo sé Mike. Pero ten en cuenta, que si debo morir lo haré ayudando y no dándome por vencida ¿Estamos claros? — aseveró; ya molesta de la situación, cosa que él Afroamericano solo negó y se fue molesto.
Se giro para ver a los otros dos, enarcando una ceja inquisitiva que Zoku, solo elevo las manos para ir a su puesto; pero Robert solo hablo unas palabras que la hicieron pensar mucho.
— Debes entender; que no puedes hacerlo todo sola Belicosa. Siempre hasta el soldado más fuerte, requiere de ayuda. — fue su consejo, para luego seguir su camino.
Respiró pesadamente; tenía una acumulación de cosas en su mente y espalda, tanto que la cicatriz que tenía en el costado izquierdo, la tocó sobre la tela de su camisa interna de color negro, como si sintiera muchas apuñaladas en esa zona esperaba no equivocarse, porque Liam no va a morir debe dejarlo a salvó, si quieren que la carnada vaya irá sin lugar a dudas.
Se giró para encaminarse al punto de partida y se montó en su auto deportivo negro, mientras una camioneta la escoltaba los demás sabrían la señal al guiñar su ojo o uno de sus soldados a distancia con la tecnología que Zoku que tiene preparada, dará su ataque, así que no perdió tiempo acelerando el motor que cobro vida y comenzó la marcha su reloj de muñeca, le decía que faltaban solo cinco minutos para encender la hoguera hacia su mano derecha.
Apretó el volante de cuero, evidenciando como su corazón estaba inquieto, pero decidió olvidarlo pisando la velocidad, no le importa sufrir ya lo ha hecho y si con eso paga pues perecerá intentándolo.
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