31, de vuelta a hogwarts

32 7 2
                                    

31, DE VUELTA A HOGWARTS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

31, DE VUELTA A HOGWARTS

Una vez que entran en la casa su madre desaparece, dejando a Aurora sola en el vestíbulo. Aurora se levanta, apoyándose en una repisa contra la pared y llama a Silvy, la elfina doméstica. De inmediato aparece con un click y Aurora le pide que la ayude a ir a su habitación para curarse.

No puede dormir mucho esa noche, pensando en todo lo que había sucedido. Primero estaba el hecho de que el beso de Ron la había dejado tonta. Claramente fué un saludo amistoso, ya que era absurdo que Ron se fije en ella y quiera más que una amistad. Aurora pensaba que su amigo estaba enamorado de Hermione. Eran más cercanos, después de todo. Y Aurora podía entender si Ron estaba enamorado de Hermione. Ella era la chica más inteligente de todo su año y más inteligente de lo que Aurora alguna vez podría ser. Hermione era dulce y amable, a veces un poco mandona, pero estaba segura de que Ron le encontraba un atractivo a aquello. Aurora nunca podría competir contra eso, nunca podría ser tan perfecta. Además, Aurora notaba que, aunque sean un grupo de tres, a veces Harry quedaba a un lado cuando Ron y Hermione peleaban o charlaban animadamente. Ron parecía sacar a Hermione de sus casillas bastante, pero Aurora estaba segura de que era porque aquello le gustaba. Hermione era bastante bonita enojada.

Luego pensó en lo que había pasado hace algunos momentos. En como su padre había ideado aquel ataque junto al señor Zabini y el señor Malfoy. Las náuseas no habían desaparecido por completo aún, ya que Aurora no podía sacar la imagen de su mente de los muggles dando vueltas en el aire. Era completamente asqueroso y repugnante. Nunca había sentido tanto desprecio y decepción por su familia como lo hacía en ese momento, y eso que Aurora conocía lo mucho que sus padres aborrecian a los muggles y a los nacidos de muggles. Pero aquello había sido demasiado, habían pasado una línea que no tenía vuelta atrás. Aurora nunca había imaginado ver a su padre cometer aquellas atrocidades. No al hombre que le había sonreído horas antes y le había tomado la mano con tanta suavidad. No al hombre que se mostró orgulloso de combinar su túnica con la de ella. No al hombre que solía contarle cuentos cuando era pequeña y no podía dormir... Pero tal vez, sólo tal vez, Aurora sentía que una pequeña parte de ella, muy en el fondo, no se había sorprendido de nada. Y le dolía. Dolía como el infierno. Y Aurora lo odiaba con toda su alma. Lo odiaba por tener principios tan errados y estar cerrado a cambiarlos. Lo odiaba por no tener un poco de empatía o remordimiento. Lo odiaba por haberla criado con esos pensamientos. Y Aurora se odiaba también a ella, porque aunque odiara a su padre, Aurora también lo amaba. Se aferraba a los momentos buenos, tratando de convencerse sin éxito de que su padre no era lo que mostraba. Aurora se odiaba por no poder odiarlo totalmente.

Los siguientes días, Aurora salió de su habitación sólo cuando fué necesario. No intentó pasar tiempo con sus padres y ellos tampoco fueron a buscarla. Lo que restó de las vacaciones, Aurora charló con sus amigos a través del espejo de Euphemia, jugó con Nottie y le ganó cada partida de ajedrez a Theodore, quien aparecía todas las tardes en la habitación de Aurora con el tablero y las piezas listas.

TRAITOR ━Ron Weasley [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora