El efecto de su sonrisa

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2027

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No he dormido nada durante la noche por tener la cabeza puesta en el momento en que crucé palabras con Azriel. Ese destello tan pequeño que tuve sobre un recuerdo me ha estado dando vueltas y hasta ahora no puedo olvidarlo. La necesidad de querer más aumenta con el pasar de los minutos y es una tortura.

Suspiro y me levanto de mi cama yendo directo al espejo. Hoy despido a la novicia Angèle, aparto mi vida religiosa para buscar a mi antigua yo y deseo con tantas fuerzas que se cumpla. Al costado hay una silla donde dejé mi hábito blanco, la ropa que me ayudó durante un año y medio a tratar de entenderme. Y si bien no funcionó como lo esperé, le estoy agradecida porque ha sido un camino con muchas enseñanzas. Tomo el hábito y lo guardo dentro de una caja la cual la escondo debajo de mi cama. Despido a esa Ang y le doy la bienvenida a una nueva.

Me preparo para mi primer día de clases, aunque no tengo idea de cómo combinar mi ropa. Lo primero que encuentro es un pantalón mezclilla que Charlotte me obsequió hace un par de días y una camisa que parece más blanca que rosa, me voy vistiendo y por último me calzo unas botas cualquiera. Mi prima entra a mi habitación ya lista, en cuanto me mira ni siquiera hace el intento de ocultar su cara de sorpresa y de desagrado con respecto a lo que tengo puesto.

—El pantalón y la camisa, bien. Hazme el favor y quítate esas botas. Vamos a mejorarte.

Mi aspecto mejora cuando me coloca la camisa dentro del pantalón y dobla las mangas hasta los codos. Por último me pone un cinturón negro y zapatillas del mismo color. Está satisfecha por la chica que ve mientras acomoda mi cabello. En tanto, yo no dejo de ver ese aspecto tan diferente que me muestra el espejo. Es distinto a lo que acostumbro a ver todos los días. Sin embargo, siento que es un buen cambio, que traerá cosas positivas.

Llegamos a la universidad y lo primero que veo es a ese chico que se llama Igor junto a dos chicas. Él me observa cautelosamente y parece estar sorprendido por el cambio radical que tuve en un día. De hecho, yo lo sigo estando y me siento extraña mostrando mi cabello a todo el mundo y deambulando por ahí sin mi hábito.

Igor intenta acercarse a mí, pero cuando ve a Charlotte se lo piensa mejor y retrocede. Intento saber qué más pasó con ese chico, pero mi prima me dice que no vale la pena traer basuras del pasado al presente. Lo que sea que haya hecho, seguro fue algo horrible para que Charlotte le haga la cruz definitiva. Confiaba en ella.

Después del recorrido a la universidad, ambas nos separamos para entrar a clases. Me siento nerviosa. Muy nerviosa. Mi primera clase es Historia del Arte y la dicta una profesora que viste de tantos colores llamativos al igual que su cabello verde y rojo. Pienso que a lo mejor de ese modo puede llamar la atención de sus alumnos o es una forma de demostrar su pasión por los distintos tipos de artes. No lo sé.

Cuando la clase finaliza, voy saliendo y es allí donde me doy cuenta de que el chico con heterocromía también estuvo en mi misma clase. Se coloca los auriculares que tiene colgando en su cuello y se pierde entre la gente. En mi mente viene ese pequeño destello de recuerdo, ese pedacito de imagen que pude lograr ver de mi pasado. Sonrío con fe.

Justo cuando salgo me pierdo entre los largos pasillos y vuelvo a sentirme pequeña otra vez. Charlotte sigue en sus clases media hora más, por lo que tendré que amañarme sola hasta entonces. Decido pasearme por la universidad y ambientarme un poco más en las instalaciones para familiarizarme hasta que después de un rato encuentro al chico de los ojos de colores otra vez. Me digo a mí misma que es mi oportunidad de iniciar una conversación con él y que no la tengo que dejar pasar. Es entonces cuando camino hasta dónde está y le toco el hombro.